Capítulo 23: El plan

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Link fue a hablar con Tureli poco después. No le dijo nada a Teba; no quería provocar otra discusión. Así que mintió diciendo que se retiraba a la posada a descansar. Por suerte, Teba y Saki no parecieron sospechar.

Recorrió la escalera que se retorcía alrededor del Poblado Orni. Cuanto más ascendía, más soplaba el viento. El frío se le clavaba en la poca piel que quedaba al descubierto, aunque llevaba una bufanda alrededor del rostro.

Cuando por fin alcanzó la última plataforma, que miraba hacia la región de Hebra, Link se abrazó a sí mismo y se frotó los brazos para intentar entrar en calor. Tenía la sensación de estar congelándose.

Tureli estaba cerca del borde de la plataforma, sentado con el arco sobre su regazo. Tenía la vista clavada en la tormenta. Y también un peligroso ceño fruncido.

Link tomó asiento junto a Tureli sin mediar palabra. El muchacho lo miró con los ojos muy abiertos, así que él se esforzó por controlar los escalofríos.

—Las cosas no van bien con tu padre, ¿a que no? —le dijo Link al cabo de unos instantes, mirándolo con una sonrisa diminuta.

Tureli se ruborizó y se cruzó de brazos.

—Todavía cree que soy solo un niño.

—Lo eres.

Tureli se detuvo en seco, mirándolo como si Link acabara de hundirle un cuchillo en las entrañas. Él no había visto a Tureli desde hacía más de un año y, aunque saltaba a la vista que muchas cosas habían cambiado, seguía recordando al niño que había sido una vez. Seguía allí, en alguna parte.

—¿Tú también? —gruñó Tureli, clavando la vista en la tormenta de nuevo.

—Es la verdad —replicó Link, encogiéndose de hombros—. Los adultos valoran la honestidad. Si lo fueras, no estarías enfadado ahora mismo.

Las plumas de Tureli se erizaron.

—Soy uno de los guerreros del poblado.

—¿Y qué? A mí me armaron caballero siendo más joven que tú. Eso no quitaba que siguiera siendo un crío.

—Hablas igual que mi padre.

—Me alegra saber que él y yo estamos de acuerdo en algo, por una vez.

Tureli gruñó algo incomprensible, claramente irritado. Link sonrió para sus adentros.

—Tú tampoco lo entiendes —dijo, poniéndose en pie—. Tuviste suerte. Te dejaron luchar por la causa en la que creías cuando tú lo decidiste. Aprovecharon tus habilidades. Nadie se interpuso en tu camino.

La poca alegría que había logrado sentir despareció de golpe.

—Si de verdad eres un hombre, te sentarás a mi lado otra vez para que hablemos cara a cara.

No le gustaba en absoluto tener que mostrarse tan duro con el muchacho. Podía entenderlo, hasta cierto punto. Él también había tenido su edad, hacía tanto tiempo que ni siquiera podía calcularlo con exactitud. Sin embargo, Tureli y él también habían sido muy diferentes.

Tureli pareció encogerse frente a Link, aunque saltaba a la vista que intentaba ocultarlo. A pesar de que sus palabras le habían dolido, él sintió empatía hacia el chico.

—¿De verdad crees que puedes salvar a tu gente? —preguntó Link, sin dejarse amedrentar. No ahora, cuando tenía a Tureli tal y como él quería. Incluso intentó parecer más alto—. ¿Crees que tu plan va a funcionar?

Tureli frunció el ceño, aunque no pareció vacilar. Solo dudaba de las intenciones de Link.

—Sí.

The Legend of Zelda: Tears of the KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora