Capítulo 31: La despedida

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El Poblado Orni parecía vivo de nuevo, más, incluso, que cuando los exploradores de Harth regresaron victoriosos de su misión. Los orni reían y hablaban, despreocupados por el momento, sin ninguna amenaza inminente. Por aquella tarde, Link decidió empaparse de su alegría, por mucho que todavía tuviera un largo camino por recorrer.

—Salvar el mundo sienta genial —dijo Tureli, que andaba junto a él. Había ido a buscar a Link a la posada—. Tenemos que hacerlo más veces.

Link no pudo contener una carcajada.

—No has salvado el mundo. Todavía.

Tureli hizo un gesto con una ala.

—No seas tan aburrido. Para mí es como si ya lo hubiera salvado. Hemos derrotado a un monstruo gigante juntos, ¿no? Ya somos invencibles solo nosotros dos. ¡Imagina si hubiera más sabios!

Hizo una mueca. Había intentado no pensar en la idea de que hubiera más sabios por despertar en su época.

—¿Crees que habrá más?

—No lo sé. Medoh no me lo dijo. Se lo preguntaré cuando vuelva al arca celeste —respondió Tureli, encogiéndose de hombros—. Pero sería lógico, ¿verdad? Soy especial, pero no tan especial. Había más sabios hace... ¿cuánto tiempo?

—Más de diez mil años —apuntó Link.

—Eso es. Había siete sabios. Seguro que planearon que despertara un sucesor por cada uno de ellos. Seguro que tú también eres un sabio o algo así.

Link sacudió la cabeza, divertido.

—Eso no fue lo que te dijo el espíritu que viste, ¿recuerdas? —Tureli soltó un bufido, y la sonrisa de Link se hizo más amplia—. Además, si yo tuviera una de esas piedras secretas, la aplastaría en cuanto pudiera.

Tureli lo miró con los ojos muy abiertos de horror. Link no habría sabido decir si el muchacho estaba fingiendo.

—¿Por qué? Son útiles.

—Son una maldición —murmuró Link. Notaba que su humor empezaba a ensombrecerse de nuevo, y se había jurado a sí mismo que intentaría divertirse aquella noche. Tal vez no lo consiguiera, pero estaría satisfecho habiéndolo intentado, al menos—. ¿Tu padre no dijo que esto sería un banquete? No veo la comida por ninguna parte.

—Se parece más a una fiesta. ¿Nunca has estado en una fiesta?

—He estado en más tabernas que tú —repuso Link con falsa arrogancia, sonriente—. Aunque nunca había estado en una celebración aquí.

—¿Ni siquiera cuando domaste a Vah Medoh con mi padre?

—Pedí que no hubiera celebraciones, y me marché pronto. Si hicisteis una fiesta, yo no estuve allí para verlo.

Tureli reflexionó en silencio por unos instantes, mientras bajaban un tramo de escaleras. El murmullo de la celebración se volvió más cercano. Estaban en el nivel del poblado donde se hallaba la plaza Revali.

—Yo nunca he estado en una fiesta que celebraran los hylianos.

Link hizo una mueca.

—No sé cómo lo haréis vosotros, pero las nuestras se centran en beber.

—Tampoco he bebido nunca —replicó Tureli con una sonrisa—. ¿Podríamos...?

—Ni se te ocurra —zanjó Link, antes de que pudiera escuchar el resto de lo que el muchacho tenía que decir—. Pregúntaselo a tu padre.

El gesto de Tureli se ensombreció ligeramente. Link tuvo que tragarse una sonrisa. No había visto a Teba desde el día anterior, cuando se había llevado a Tureli junto a su esposa.

The Legend of Zelda: Tears of the KingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora