¿Te odio? (7)

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Lana Pov's


El Gran Premio de Arabia Saudita había sido un espectáculo impresionante, lleno de emoción y adrenalina. Desde el inicio de la carrera, la competencia fue feroz. Max, Carlos y yo habíamos peleado duro en cada vuelta, empujando nuestros límites al máximo. El circuito, con sus curvas cerradas y rectas vertiginosas, no daba margen para errores.

Había momentos en los que pensé que no lo lograría, pero al final, mi estrategia y determinación prevalecieron. Crucé la línea de meta en primer lugar, con Max pisándome los talones en segundo y Carlos asegurando el tercer puesto. Fue una victoria dulce, una afirmación de todo el trabajo duro y la dedicación que había puesto en esta temporada.

El podio se alzó ante nosotros, brillante bajo las luces de la noche saudí. Subí los escalones con una mezcla de orgullo y euforia, sintiendo la ovación de la multitud. Max y Carlos se unieron a mí, y aunque nuestras rivalidades en la pista eran intensas, había un respeto mutuo en estos momentos de triunfo compartido.

Tomamos nuestras posiciones y recibimos los trofeos, las sonrisas iluminando nuestros rostros. Luego llegó el momento del champán, una tradición que siempre había disfrutado. Agité la botella y la abrí, rociando el líquido burbujeante sobre Max y Carlos mientras ellos hacían lo mismo. Las risas y la camaradería momentánea llenaron el aire.

Sin embargo, en medio de la celebración, Max se inclinó hacia mí, su aliento cálido en mi oído. — Disfruta esta victoria, Lana — susurró, su voz cargada de un desafío apenas contenido. — Porque no volverá a pasar —

Sus palabras me golpearon como una bofetada. Me quedé congelada por un segundo, mirando a Max mientras él se alejaba con una sonrisa enigmática. La determinación en sus ojos me decía que hablaba en serio. Era una promesa, una advertencia de que la próxima vez, no se conformaría con el segundo lugar pero no deje que eso me tire abajo.

Había algo mágico en ganar una carrera, especialmente en un lugar tan exótico y deslumbrante como Arabia Saudita. La sensación de cruzar la línea de meta en primer lugar era indescriptible. Sentía la adrenalina y la euforia recorriendo mi cuerpo.

Después de la ceremonia, todos los pilotos se dirigieron a una discoteca cercana para celebrar. Era una tradición que, sin importar las rivalidades en la pista, nos unía fuera de ella. La música retumbaba, y las luces parpadeaban en sincronía con los latidos de mi corazón aún acelerado por la victoria.

Me encontraba hablando con Lando y Carlos, disfrutando de la compañía de mis amigos y compañeros. Ambos estaban felices por mi triunfo y me felicitaban con entusiasmo. La atmósfera era eléctrica, llena de risas y felicitaciones.

¡Increíble carrera, Lana! — exclamó Lando, levantando su vaso en un brindis.

Gracias, chicos. No podría haberlo hecho sin todo el apoyo de ustedes que casi chocan en la quinta vuelta  — respondí soltando una pequeña risita mientras chocábamos nuestros vasos.

Mientras seguíamos conversando, mi mirada se desvió involuntariamente hacia la pista de baile. Ahí estaba Max, bailando con una chica que se veía bastante interesada en él. Sentí una punzada de celos, algo que me tomó por sorpresa. ¿Por qué me importaba lo que hacía? Supuestamente lo odiaba.

Intenté sacudirme esos pensamientos, pero no pude evitar que mi humor se viera afectado. Decidí que necesitaba un trago, algo que me ayudara a despejar la mente.

Racing Hearts|Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora