Mentiras que duelen (23)

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Lana pov's

Y...simplemente dejó un pequeño beso en mi cabeza. Fue un gesto tan simple, pero cargado de un cuidado que me envolvió por completo. Sonreí levemente, agradecida por lo que significaba.

Buenas noches, Muppet — le dije, con la voz suave.

Buenas noches, Lala — respondió él, con esa sonrisa suya que parecía iluminar todo.

Subí a la habitación que él había preparado para mí, sintiendo una paz extraña después de todo lo ocurrido en la gala. Me metí entre las sábanas, el olor fresco y limpio me reconfortó, y antes de darme cuenta, el sueño me venció.

Caí profundamente en los brazos de Morfeo, pero lo que vino después fue todo lo contrario a la paz. Me encontré en medio de una carrera, el rugido de los motores resonaba en mis oídos. Sentía la adrenalina corriendo por mis venas, como si todo dependiera de esa vuelta. Y entonces, de repente, todo cambió. Un golpe, un choque. Mi auto se descontrolaba, y antes de poder reaccionar, el fuego me rodeaba. Estaba atrapada en las llamas, el calor era insoportable, me faltaba el aire. Intentaba moverme, pero no podía. El pánico me consumía.

En medio de ese caos, vi una figura masculina atravesar las llamas. A pesar del fuego y la confusión, algo en su presencia me tranquilizó. Él venía a salvarme. Pero antes de poder ver su rostro, me desperté de golpe.

Mi respiración estaba agitada, el sudor frío cubría mi piel mientras mi corazón latía desbocado. Me llevé la mano al pecho, intentando calmarme, pero la angustia de la pesadilla me seguía oprimiendo. Volteé para ver la hora: 2:30 de la mañana. Todo estaba oscuro y en silencio, pero yo no podía quedarme así.

Aún temblando, me levanté de la cama y salí del cuarto en busca de Lando. No sabía por qué, pero sentía que él era la única persona capaz de calmarme en ese momento. Caminé con cuidado, asegurándome de no hacer ruido, y abrí la puerta de su habitación lentamente.

Lando dormía tranquilamente, pero me acerqué y lo moví levemente. Él se despertó de inmediato, y al verme, su expresión cambió a una mezcla de preocupación y ternura.

¿Qué pasó? — preguntó, mientras se sentaba en la cama, visiblemente preocupado.

Con la voz temblorosa y un poco quebrada, le respondí.

Tuve una pesadilla… ¿Puedo dormir contigo? —

Él no dudó ni un segundo.

Claro que sí — dijo, moviéndose al otro lado de la cama para dejarme espacio.

Me metí entre las sábanas, sintiendo que mi cuerpo seguía temblando por el miedo que la pesadilla había dejado. Lando, sin decir más, me abrazó, trayéndome hacia su pecho. Su brazo se acomodó alrededor de mí, y sentí su mano empezar a acariciar mi cabello con delicadeza. La sensación de sus dedos moviéndose lentamente me ayudaba a calmarme, poco a poco. Mi respiración empezó a normalizarse mientras el calor de su cuerpo me hacía sentir segura.

¿Qué soñaste? — me preguntó en voz baja, como si temiera romper el silencio que nos envolvía.

Le conté todo. La carrera, el fuego, cómo me sentía atrapada y cómo, en el último momento, alguien había venido a rescatarme. Mientras hablaba, sentía que el miedo empezaba a disiparse, como si el simple hecho de contárselo le restara poder a la pesadilla.

Nada de eso va a pasar, Lana. No mientras yo esté aquí — dijo con una confianza que me hizo sonreír.

Lentamente, me fui relajando en sus brazos, aferrada a su calor y a la seguridad que me brindaba. Seguía acariciando mi cabello, y su toque era suficiente para borrar cualquier rastro de la pesadilla. Poco a poco, mis párpados se hicieron más pesados y, sin darme cuenta, volví a caer en un sueño profundo, esta vez segura de que, mientras Lando estuviera conmigo, no había nada que temer.

Racing Hearts|Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora