La fiesta de Checo (8)

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Lana Pov's


El sol de la mañana se filtraba por las cortinas de mi habitación, y un martilleo constante en mi cabeza me hizo soltar un quejido. Abrí los ojos lentamente, parpadeando ante la luz que inundaba la habitación. Me sentía terriblemente mareada y con un dolor de cabeza que parecía partirme en dos.

Mientras me incorporaba, me pregunté cómo había llegado a mi habitación. Los recuerdos de la noche anterior eran fragmentados y borrosos. La discoteca, la música, la gente... Todo era una neblina. Intenté recordar si había vuelto con alguien, pero nada parecía encajar.

Giré la cabeza y vi un vaso de agua con una pastilla para el dolor de cabeza en la mesita de noche. Había también una nota. La tomé y la leí, con esfuerzo enfocando mis ojos cansados en las palabras:

"Te dejo esto para el dolor de cabeza. No sigas tomando, Alonso"

Estaba firmada con las iniciales MV. Mi primera reacción fue de incredulidad. ¿Max Verstappen, ayudándome? Eso debía ser una broma. El Max que conocía no era el tipo de persona que haría algo así por mí. Sacudí la cabeza, pero el dolor hizo que me detuviera rápidamente, aun así, decidí tomar la pastilla y el agua, pensando que cualquier cosa que aliviara este dolor era bienvenida.

Minutos después, comencé a sentirme un poco mejor. Me levanté y me preparé para el día, todavía luchando por aclarar los recuerdos de la noche anterior. Salí de mi habitación y me dirigí al comedor del hotel para desayunar. Necesitaba comida en mi sistema para recuperarme completamente.

Al entrar en el comedor, vi a Checo sentado en una mesa, disfrutando de su desayuno. Me acerqué y me senté frente a él, forzando una sonrisa.

Buenos días, Checo — dije, mi voz aún algo áspera.

Buenos días, Lana. ¿Cómo te sientes? — preguntó, con una sonrisa amigable.

Como si me hubieran golpeado en la cabeza repetidamente. Pero, ¿sabes cómo llegué a mi habitación anoche? — pregunté, esperando que él pudiera arrojar algo de luz sobre el misterio.

Checo dejó su taza de café y me miró con una mezcla de sorpresa y diversión. — ¿No recuerdas nada?

Sacudí la cabeza. — Solo fragmentos. Pero encontré una nota que decía que alguien me dejó agua y una pastilla para el dolor de cabeza. Estaba firmada MV. ¿Sabes algo sobre eso? —

Checo sonrió ampliamente, casi riendo. — Sí, fue Max. Te sacó de un buen lío anoche.

Mis ojos se abrieron de par en par. — ¿Max? ¿Qué hizo exactamente?

Pues, cuando estabas bastante pasada de copas, un tipo intentó pasarse de listo contigo. Max intervino, lo apartó y te llevó a tu habitación para asegurarse de que estuvieras segura — explicó Checo, tomando un sorbo de su café.

Me quedé boquiabierta. — No puedo creerlo. Max... ¿me ayudó? —

Checo asintió, con una chispa de diversión en sus ojos. — Así es. Y déjame decirte, parecía bastante preocupado por ti. Diría que nuestro amigo Max está un poco enamorado. —

Sentí un calor en mis mejillas y rápidamente lo negué. — Eso es ridículo, Checo. Max y yo nos odiamos. No hay nada más que eso. —

Checo levantó las manos en señal de rendición, todavía sonriendo. — Está bien, está bien. Haré de cuenta que te creo. Pero, ¿estás lista para mi fiesta de cumpleaños en dos días?,¿Vas a acompañarme con los tragos? —

Racing Hearts|Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora