Lana Pov's
Estaba frente al espejo, con las manos sudorosas y un leve temblor en los dedos. “Es solo un concierto, Lana, relájate” me repetía a mí misma, pero nada calmaba los nervios. Las chicas estaban sentadas en la cama, cada una con su opinión sobre lo que debía usar. Carmen había sacado un vestido rojo de su maleta, mientras que Flavy insistía en un conjunto más atrevido con una falda corta y una blusa con lentejuelas.
— Este definitivamente grita "Max, mírame" — dijo Flavy con una sonrisa traviesa, levantando la falda.
— ¡No, no! Mejor este conjunto — intervino Kika, sosteniendo un vestido negro elegante pero sobrio.
Las chicas se turnaban mostrando diferentes opciones, pero nada me convencía. Finalmente, después de un rato de risas y sugerencias alocadas, decidí por algo más simple, algo que me hacía sentir cómoda pero aún atractiva. Era un top negro con mangas separadas que me cubrían los brazos pero dejaban los hombros al descubierto, combinado con un pantalón negro ajustado y unas zapatillas blancas.
— Perfecto —dijo Carmen. — Te ves increíble. Max no va a poder quitarte los ojos de encima —
— Sí, tienes razón — agregó Flavy, empujándome suavemente hacia el espejo. — Esto es justo lo que necesitas para robarle la atención en medio de un estadio lleno de gente —
Sonreí nerviosa, pero agradecida. Ellas sabían exactamente cómo levantarme el ánimo.
— ¿Creen que está bien? — pregunté insegura, mientras miraba mi reflejo una última vez.
— ¡Obviamente! Estás preciosa — dijo Kika, con una sonrisa animada.
De repente, sentimos unos suaves golpes en la puerta, y antes de que pudiera decir algo, las chicas me empujaron hacia ella.
— Abre, abre. ¡Debe ser Max! — dijo Carmen, casi en un susurro emocionado.
Tomé aire y abrí la puerta con cuidado. Ahí estaba Max, distraído, mirando algo en su teléfono. Al verme, su rostro cambió por completo. Guardó el móvil en el bolsillo y sus ojos me recorrieron de arriba abajo antes de acercarse rápidamente para rodear mi cintura con sus brazos. Me saludó con un beso en los labios, suave, pero lleno de cariño.
— Wow — dijo en un susurro, con su boca aún cerca de la mía. — Te ves increíble —
Las chicas, a nuestras espaldas, no pudieron evitar susurrar emocionadas, soltando pequeñas risitas.
— No se preocupen, la secuestro por unas horas — dijo Max, riendo bajo mientras saludaba a las chicas.
— Está bien, pero no la traigas muy tarde — bromeó Carmen, riéndose con complicidad.
Estaba por salir cuando Flavy, siempre tan ocurrente, gritó desde el fondo.
— ¡No te olvides que en su bolsito guardó preservativos, por si acaso! —
Sentí cómo mis mejillas se encendían de inmediato. Mis amigas empezaron a reírse mientras Max solo sonreía con picardía, evidentemente disfrutando el momento.
— Gracias por el recordatorio, Flavy — dijo él, antes de inclinarse hacia mi oído
— Tendré en cuenta el consejo de tus amigas — Susurró.Me sonrojé aún más, pero antes de que pudiera decir algo, Max me abrió la puerta del auto con una sonrisa, siempre tan caballeroso. Subí rápidamente, queriendo evitar más bromas de las chicas, y él se deslizó en el asiento del conductor, encendiendo el motor.
ESTÁS LEYENDO
Racing Hearts|Max Verstappen
RomanceMientras compiten por la gloria en el Campeonato Mundial, Lana y Max deben navegar por un camino lleno de desafíos, tanto en la pista como en sus corazones. Las presiones de la fama, las expectativas familiares y los rumores en el paddock ponen a pr...