Soy Cynthia© [AV #1]

42 | Desesperación.

NOTA: tengan en cuenta que Liam aún no sabe que Cynthia vio el video.

LIAM BARRETT

—Necesito tu ayuda —le digo a David.

— ¿Qué deseas, su majestad?

—Es en serio.

—Dime entonces —toma un tono serio.

—Necesito que te acuestes con Alana.

— ¿Qué?

—Estoy seguro de que Alana ayudo a Greta y ella puede tener alguna información.

—No puedo hacer eso.

—Venga, David. La polla se te para con cualquiera.

—Oye, te estás pasando —me da un pequeño empujón —Además, Alana no se acuesta con nadie.

—Venga David, esa ni tú te la crees.

Él se enojó esta vez en serio.

—Es mi amiga. No le haría eso.

—Ahora es tu amiga.

—Siempre lo ha sido. Solo que te gusta creer que eres el único —se queja él.

Rodé mis ojos y me senté en el suelo flexionando mis rodillas para apoyar mis codos en ellas.

—Espero nunca enamorarme —comenta mi mejor amigo sentándose a mi lado.

—No me jodas.

—Te ves como un vagabundo y hueles mal.

Suspire con aburrimiento. Ambos estábamos atrás de las gradas y acabamos de entrenar, así que no sé cuál de los dos estaba más apestoso.

—Cállate, que me duele la cabeza.

—Ya, pero hablando en serio te ves muy apagado y no deberías echarte a morir por ella.

—No se trata de eso. Solo que... ya ha pasado un tiempo y la estoy pasando mal...

—Con Greta no fue así.

—No me hables de ella —lo corté de inmediato.

—Está bien, está bien —alza las manos —Háblame de Cynthia.

Me queda callado algunos segundos, pero luego hablé y sentí como un nudo se me formo en la garganta que me hizo carraspear.

—La extraño mucho, pero demasiado, que cuando pienso en ella solo siento una horrible presión en el pecho. Sé que la cague, pero solo quiero volver a estar con ella.

—Eso es un corazón roto.

—Sí.

— ¿Lloraste?

Lo miré y fui sincero.

—Sí.

Se puso a reír el mal nacido y cuando lo golpeó se quedó serio, pero aun así tenía la mirada burlona.

—Debes darle tiempo

—Ya paso mucho tiempo.

—Cuando ella esté preparada se acercará a ti.

— ¿Y si nunca más se acerca?

—Ella igual te quiere...

—Ni siquiera me mira cuando pasa por mi lado, ni cuando entra a la sala. No ha tomado las tutorías de matemáticas, ni nada, David. No me quiere ver.

—Ya, pero eso es porque no va a querer ver a un zombi —molesta logrando que sonría un poco.

—Siento que me estoy muriendo por dentro sin ella.