4. Olivia

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—¿Se conocen? —le pregunté a Luis esperando que dijera que no, pero no fue así, esos dos si que se conocían.

—Si, Dante es el anfitrión de la fiesta, el amigo del que les hablé —contestó sonriente.

La vida estaba siendo una perra muy graciosa, sobre todo cuando vi a Karina detrás de Dante, si no salía de esta casa corriendo era porque aun tenía algo de orgullo después de todo el whisky que había tomado.

—Vaya, que pequeño es el mundo —dijo Martín sarcásticamente—, incluso Karina está aquí.

Karina sonrió como si acabase de ganar la lotería, dio un paso hacia adelante y rodeo el brazo de Dante, se aferraba como un mono a su madre.

—Ya que ella esta aquí, nosotros podemos irnos —continuó Martín dándose la vuelta para salir de ahí.

—No, ya estamos aquí, ¿por qué no tomamos algo y luego nos vamos? —saqué una faceta que yo no conocía de mi misma, ver a Dante y Karina tan cercanos había encendido una chispa en mi, no me iría solo porque uno de ellos había sido un mentiroso que solo quería jugar conmigo.

Luis parecía feliz con mi respuesta ante la propuesta de Martín, Dante en cambio no parecía feliz con la situación, ¿acaso esperaba que me fuera en cuanto lo viese con Karina?, si esa era la razón de su enojo, entonces tendría una noche muy larga, estaba segura de que Dante odiaba ver a sus dos juguetes reunidas en la misma casa, incluso podría apostar a que es del tipo de hombre que disfrutaba del control, y yo ahí era muestra de rebeldía, a mi no me podía usar y manipular a su antojo.

—¿Champagne? —Dante me preguntó dando un paso hacia un pequeño mueble de madera que soportaba un montón de copas a lado de Luis.

—No lo creo —escuché a Luis—, ella prefiere algo mas fuerte.

Mis mejillas se ruborizaron solo de oír a Luis decir "fuerte", era obvio que estaba dándole doble sentido a la palabra.

Luis se agachó y abrió una pequeña puerta del mismo mueble que sostenía las copas, sacó una botella de vidrio cortado con un liquido ámbar pintando por completo la botella, estaba segura de que era whisky.

—¿Whisky? —preguntó Dante mirando extrañado a Luis.

—En las rocas —respondió su amigo tomándome de la mano y jalándome por completo dentro de la casa—. Vamos por unos vasos, de repente yo también quiero whisky.

No sabía lo que ocurría, Luis estaba tratándome como a una invitada muy especial, ¿desde cuando tenía tanto interés en mi?, probablemente era solo porque había notado la tensión entre Dante y yo, se que el mundo no gira alrededor de mi, pero nunca me había pasado nada similar a esto, nunca había tenido toda la atención de un chico.

Beatriz fue detrás de Karina en cuanto la vio, y Martín para evitar que se cayera, la acompañó. En cuanto a Luis y yo, estábamos en la cocina de la hacienda, aquel lugar no podía hacerse llamar solo una cocina de una casa cualquiera, era mas como una cocina de restaurante, aunque aun tenía la esencia de una cocina antigua, se encontraba muy bien equipada y ahora mismo estaba llena de bandejas con aperitivos para los invitados de la fiesta.

Luis me llevó hasta los bancos de la barra, y fue a buscar vasos y hielos, cuando regresó me sirvió del licor ámbar que estaba segura era muy caro.

—¿Cómo conoces a Dante? —me preguntó Luis—, parece que hay algo de tensión entre los dos.

—Lo conocí cuando estaba haciendo trabajo de restauración en la iglesia, y para nada hay tensión —bebí un trago del whisky y disfruté de la sensación del liquido raspando mi garganta, el sabor llegó después justo donde termina la lengua y comienza la garganta, o al menos así lo sentía, tenía que ser muy caro, nunca había probado un whisky igual.

Trampa Para MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora