Mi respiración apenas estaba regresando a la normalidad cuando abrí la puerta de la oficina, me había asegurado de que Olivia no saliera luciendo como un desastre, eso solo era apto para mis ojos y en mi cama, ahora mismo enfrente de todas esas personas no sucedería.
Tomé su pequeña mano, y evadí su mirada de sorpresa, si no había entendido con lo que le había dicho y hecho momentos antes, con este gesto lo terminaría por comprender.
Regresamos al salón con toda la multitud, y Olivia comenzó a luchar por librarse de mi agarre, pero estaba decidido a no soltarla, no después de todo el tiempo que había estado ignorándome, llegué a pensar que me odiaba y que todo había sido gracias a su compañera de piso, Mauricio me había contado de lo que había ocurrido frente a la casa de Olivia cuando dejó a Karina. La chica había pensado que sedería a sus encantos y me acostaría con ella la noche de la fiesta de bienvenida, pero se había llevado una desagradable impresión cuando le dije que no me gustaba y que me dejara en paz, Karina se había puesto tan borracha que había tenido que dejarla pasar la noche en la habitación de invitados, y era un gesto de amabilidad por parte de Mauricio llevarla a casa, a mi me importaba poco como había hecho para llegar a casa al día siguiente, hasta que involucró a Olivia.
Evelyn Altamirano me esperaba parada frente a una pintura que cubría la mayor parte de la pared de donde colgaba, tenía un micrófono en las manos y parecía preocupada, entendía que se sintiera incomoda al no poder controlar cada detalle de la exposición de arte, después de todo había perdido al dueño del hotel cuando tenía que decir unas palabras.
Tomé el micrófono y di el dichoso discurso, agradecí a los presentes y a los empleados del hotel, todo sin dejar de mirar a Olivia, alrededor de ella las personas tenían la cara borrosa y a la única que podía ver con claridad era ella, sus ojos estaban atados a los míos, lo que mas quería era terminar con mi participación aquí y llevarme a mi chica a cualquier lugar en donde pudiéramos hablar a solas.
Terminé con el dichoso discurso, mi objetivo ahora era desaparecer del radar de cualquiera que pudiera impedir que hablara con Olivia.
Llegué hasta ella y la tomé de la mano, parecía hipnotizada, había dejado de poner resistencia, iba detrás de mi, el calor de su pequeña y delicada mano me reconfortaba.
—¿Livy, a donde vas? —el rubio que Olivia llamaba amigo había salido de algún lugar al que deseaba que regresara.
—Necesito hablar con él —susurró Olivia para que las personas a nuestro alrededor no la escucharan—, regresaré en menos de una hora, no tienes por que preocuparte.
Una hora. Para nada era suficiente una hora, sería mejor que se lo aclarara al chico.
—No será una hora —dije sacando mi cartera para darle mi identificación—, puedes denunciarme si ella no esta en casa mañana por la mañana.
Martín tomó mi identificación y la miró con desconfianza. Me agrada que desconfíe de cualquiera que se le acerque a Olivia, pero con el tiempo tendrá que aprender que su amiga no estará mejor con nadie que no sea yo. Sueno como un completo narcisista, pero incluso si no soy la mejor persona para Olivia, me convertiré en el mejor hombre sobre la fas de la tierra para ella si es necesario.
Volví a tomar su mano y salimos del hotel, Mauricio había captado mis gestos cuando caminaba a la salida y había hecho que trajeran el auto al frente.
—¿A donde vamos? —preguntó Olivia temerosa.
—Mi casa —ni yo había anticipado esa respuesta—, ¿ya cenaste?
Los ojos desencajados de Olivia me miraban consternados. Lentamente negó con la cabeza.
No perdí tiempo, necesitaba despertar al chef para que cocinara algo para los dos, hice la llamada y en minutos ya tenía a un hombre que amaba los pagos por horas extra yendo a la cocina de mi casa. Le envié un mensaje a la señora Fernández para que pusiera una mesa para dos en el balcón principal de la casa, y listo, teníamos un lugar donde charlar.
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Trampa Para Mariposas
Genç Kız EdebiyatıApenas la vi supe que estaba perdido, me obsesioné con su belleza y pasión por el arte, desde el principio quise que fuera mía, el habernos conocido en una iglesia alimentó mi idea de que solo algo divino podía poner a tal criatura frente a mis ojos...