Algo dentro de mi me decía que estaba tomando las peores decisiones que podría tomar, pero también había algo gritándome que le hiciera caso a Dany y me asegurara de que Olivia se quedara de alguna manera conmigo.
Olivia se veía perfecta en su vestido blanco, su pelo negro rosaba sus hombros desnudos mientras comía, no me estaba prestando atención y eso me dejaba admirarla, ella no se merecía que le tendieran la trampa que yo hace unos minutos le había hecho firmar.
En mi cabeza la idea de estar casados me sonaba a estar en el cielo, pero si ella se entera de todo lo que he hecho a sus espaldas me mandará al infierno, solo me quedaba rezar por que no se enterara y me diera tiempo a contarle todo yo mismo.
—¿No tienes hambre? —me preguntó cuando vio mi plato tan lleno como cuando llegó a la mesa, la culpa no me dejaba comer ni un bocado.
Solo había una solución, hacer como si no hubiera hecho a Olivia firmar un acta de matrimonio, no quería contarle que había una loca acechándome y tratando de hacerme casarme con ella, si se enteraba de la existencia de Nicky sería mas fácil que la loca Sayer encontrara a Olivia, también podría ser peligroso, pero no permitiría que ella estuviera en peligro por mi culpa, ya tenía un plan para que no le hiciese daño a Olivia, probablemente mi plan diera paso a malentendidos y me ganara el odio de mi chica, pero si eso la mantenía a salvo hasta que Nicky Sayer desistiera, no dudaría en seguir con lo que tenía en mente.
—No mucha, prefiero ver como comes —una sonrisa breve se asomó mientras intentaba permanecer seria.
Tomé un poco de sopa de mi plato y la probé.
Su mirada estaba en mi ahora, se aseguraba de que estuviera comiendo.
Terminamos de cenar hablando de como fue que llegó al pueblo donde nos conocimos, la historia fue corta, Martín conocía el pueblo y el museo, él fue quien le insistió a Olivia en ir ahí, unas cartas después el museo les había aprobado sus proyecto e incluso les había prestado dos cuartos en una casa perteneciente al gobierno que se asignaba a guías turísticos del pueblo. Tendría que buscar la manera de agradecerle a Martín por haber llevado a Olivia hasta el lugar donde nos conocimos, y no hablo de la iglesia, incluso si no la hubiese visto ese día en la iglesia la hubiera conocido en cualquier otro momento, estoy seguro de que una chica como Olivia no hubiera pasado desapercibida para mi en un pueblo como ese.
—¿Qué pasa? —me preguntó Olivia luego de que me quedara en silencio mirándola.
—Quiero darte algo —con un gesto de manos un mesero se acercó a nuestra mesa.
Además de pedirle a Luis que trajera a mis abogados para casarme con Olivia sin que ella se diera cuenta, también le pedí que trajera un regalo para mi pequeña mariposa, desde que comencé a pensar en casarme con Olivia sabía que debía darle este regalo, era necesario para que supiera que la amo incluso antes de que se lo dijese con palabras, si Nicky la loca Sayer hacía algo para tratar de mantenerme a su lado, Olivia sería la única que sabría que solo sería suyo y de nadie más.
La caja de terciopelo fue colocada frente a Olivia, su reacción no tenía precio, sus ojos vacilaban entre la pequeña caja y yo.
—¿Qué es? —me preguntó con pocos ánimos de tocar la llamativa caja roja. Sabía lo que estaba pasando por su cabeza, sus ojos me lo decían todo. Si solo supiera que no hay un anillo ahí dentro porque ya estamos legalmente casados.
—Lo que hay dentro de esa caja es un recordatorio —le aseguré—. Cada vez que lo veas no podrás evitar pensar en mi, te recordará que a la única mujer que amo es a ti.
Su boca antes levemente abierta ahora formaba un lindo corazón, una declaración como esa sonaba precoz para dos personas que se habían conocido hace poco, pero sabía que solo bastaban unas cuantas palabras intercambiadas entre los dos para saber que como ella no había otra, esa sonrisa acompañada de esos dulces ojos no se encontraban en ningún lado.
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Trampa Para Mariposas
ChickLitApenas la vi supe que estaba perdido, me obsesioné con su belleza y pasión por el arte, desde el principio quise que fuera mía, el habernos conocido en una iglesia alimentó mi idea de que solo algo divino podía poner a tal criatura frente a mis ojos...