La mirada de Nicky Sayer me quemaba la piel. Sabía que era ella por la foto de bodas que busqué en Internet de ella y Dante, lo sé, es patético, pero lo hice y por eso sé que esa que está frente a mi es Nicky Sayer, la esposa de Dante en persona.
Sentada en una silla a unos cuantos metros de mi no me quitaba la mirada de encima, estaba cruzada de brazos, parecía una muñeca Barbie vestida de azul y en zapatos altos, el cabello casi rubio estaba perfectamente peinado y su maquillaje parecía casi inexistente, pero ahí estaba.
No di ni un paso dentro, nadie en este mundo me haría entrar en esa habitación.
—Giovanni, ¿qué es esto? —pregunté mirándolo de reojo—. ¿Qué hace ella aquí?
Una mano rodeó mi cintura haciéndome entrar en la habitación a la fuerza. Era el mismo al que antes había cuestionado, Giovanni.
—Te traje a conocer a mi familia, ella es mi familia, la mujer que amo —dijo dejándome en estado de shock.
Estaba hablando de la esposa de Dante, ¿cómo era que la conocía?, ¿y por qué me traía a Italia a conocerla?, ¿lo de su madre era verdad?, ¿donde dejaba a su hermano el que me acababa de presentar?
—Pero ella está casada —le aseguré mirándolo con desesperación.
—Que la gente se case no quiere decir que estén enamorados.
—¡Cállate de una vez, deja de decir estupideces! —la voz enfurecida de la mujer frente a mi atrajo mi mirada. Se notaba su acento extranjero, y eso la hacía sonar sexy, otro punto para ella.
Tenía la cara roja de furia, se levantó dejando ver su vestido azul rodeando sus curvas perfectas, sus ojos grandes y azules adornados de pestañas largas, gruesas y negras la hacían más hermosa que en las fotos que vi de su boda. Ahora entendía porque los hombres caían rendidos a sus pies.
—¿Eres Olivia Aranda? —preguntó mirándome de arriba a abajo con altanería.
Asentí sintiéndome pequeña y fuera de lugar.
—Ahora que te veo entiendo menos a Dante que antes —dijo con una sonrisa burlona.
—¿Dante vino contigo? —no pude evitar preguntar.
Su risa la hizo echar la cabeza hacia atrás.
—No puedo creer lo descarada que eres —habló entre risas, risas que cesaron en menos de un segundo, su cara cambió por completo y se puso tan seria que me dio miedo el cambio brusco de actitud—. Si mi marido está o no aquí, eso a ti no te importa.
El resonar de sus tacones mientras se acercaba a mi me puso en guardia, era intimidante, más alta que yo, aun y sin tacones podría apostar.
—Siéntala —le ordenó Nicky a Giovanni.
No creí que fuera a hacerle caso, pero lo hizo, me tomó de la cintura con los dos brazos y me levantó, intenté zafarme de su agarre, pero no lo conseguí, para cuando me di cuenta ya estaba sentada en la silla en la que Nicky estuvo sentada cuando llegué.
Giovanni se puso detrás de mi y me mantuvo en la silla con sus manos en mis hombros.
La esposa de Dante se acercó a mi, se inclinó hacia mi y pronto su cara estuvo muy cerca de la mía.
—Tengo un par de preguntas para ti —dijo en un susurro.
Ni siquiera respiré, había algo en su expresión que me aterraba.
—¿Estás embarazada? —me preguntó seria.
Mis ojos se desorbitaron, ¿por qué estaba preguntando eso?
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Trampa Para Mariposas
ChickLitApenas la vi supe que estaba perdido, me obsesioné con su belleza y pasión por el arte, desde el principio quise que fuera mía, el habernos conocido en una iglesia alimentó mi idea de que solo algo divino podía poner a tal criatura frente a mis ojos...