5. Olivia

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El fin de semana se desvaneció mas rápido de lo que creí, dormí un montón, trabajé en mi proyecto y le di un par de pinceladas a la pintura de la doncella de las mariposas, podría haber dicho que fue un fin de semana tranquilo, de no ser por los mensajes.

El sábado por la tarde un par de mensajes de un número desconocido perturbaron mi calma, era mas que obvio quien era el emisor, ¿quién mas me enviaría mensajes como?:

"Olivia, necesitamos hablar"

"Todo ha sido un mal entendido, déjame explicarte"

"Contesta, por favor"

Después de un par de esos, los dejé de leer y bloqueé el número de teléfono, estaba decidida, me alejaría de Dante Gastélum, porque desde el principio supe que un hombre como el solo me causaría inseguridades.

Pero Dante no se rindió, el domingo tenía mas mensajes similares a los primeros desde otro número de teléfono, y como el número anterior, lo bloqueé por salud mental. Pero para asegurarme de que no me enviaría mas mensajes de otro número de teléfono de nuevo, le envié un mensaje siendo muy clara.

"Hola, sr. Gastélum, le pido que por favor no me siga enviando mensajes, así como con el número de teléfono, bloquearé cualquier otro número que utilice para escribirme, como le dije en su casa, olvide que nos conocemos, yo no quiero ser una mas de las chicas que se coge y luego lleva a su casa al otro día para no sentirse mal consigo mismo, que sea la ultima vez que me contacta o me dirige la palabra para asuntos personales."

Martín gritó como loco cuando vio el mensaje que le envié a Dante antes de bloquearlo. Al igual que mi amigo, yo también me sentía orgullosa de mi misma.

Y como en cualquier fin de semana mas, llegó el lunes y debía regresar a mi trabajo como restauradora, apenas pisamos el museo Martín y yo, las señora Altamirano ya tenía trabajo para los dos, al parecer una exposición de unas cuantas obras que el museo exhibiría.

Mi amigo y yo tuvimos que hacer una lista de las pinturas y esculturas existentes para enviárselas al encargado de la exposición que se llevaría a cabo el fin de semana, el resto del día fue de lo mas normal, nada de mensajes de números desconocidos y tampoco dramas causados por hoteleros sexys e inalcanzables, solo restauración y preservación de arte.

El martes por la mañana el organizador de la exposición de arte nos envió la lista de las pinturas y esculturas que quería exhibir, no eran muchas, pero era nuestro trabajo que las obras estuvieran en perfectas condiciones. Algunas de las obras que requerían estaban en el almacén del museo, Martín y yo pasamos un largo rato buscándolas, trabajar con uno de tus mejores amigos era lo mejor que me había pasado, nos la pasamos riendo y haciendo bromas sobre fantasmas en el almacén, debido a la antigüedad del edificio todo se veía mas aterrador de lo normal.

Al terminar el día nos encontrábamos en el taller de restauración limpiando y buscando el embalaje para llevar las obras hasta el lugar donde serían expuestas.

—Olivia, te buscan —escuché decir a una chica de administración cuando volvía del baño.

—¿Quién? —pregunté asustada, sabía que Dante podría aparecerse frente a mi en cualquier momento, sabía donde trabajo.

—Un chico con un ramo de flores —mierda, espero que las flores sean de mi madre o mis hermanos y las hayan enviado porque de repente se acordaron que me aman muchísimo.

Fui hasta la entrada del museo para encontrarme con el chico que llevaba un ramo gigante de rosas rojas, al menos había 30 en ese ramo.

—¿Quién las envió? —le pregunté antes de tomarlas, no las recibiría sin saber de quien venían.

Trampa Para MariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora