Siempre pensé que los jefes de las mafias más grandes del mundo tenían el mismo aspecto que cualquier otra persona caminando por la calle, pero Viktor Ivanov no era ni de cerca como cualquier transeúnte, alto, delgado y con los rasgos de un modelo de talla internacional me había quitado todos los prejuicios que había tenido alguna vez sobre los criminales al mando de grandes organizaciones delictivas como la Bratva Ivanov.
Había visto a Dante vestir con ropa cara, pero Viktor era extravagante en su manera de vestir, nada convencional para alguien que debería pasar desapercibido para la policía.
—Ponte esto —el pequeño diamante azul bailaba suspendido entre los dedos de Dante.
Ir por mi bolsa a la habitación le estaba dando a Dante tiempo para tener una breve y privada charla conmigo.
—No —intenté esquivarlo para llegar a la sala.
—No te dejaré salir de esta habitación si no te lo pones —amenazó interfiriendo en mi camino.
Ni siquiera me sorprendía que lo tuviera, ya no me sorprendía nada de lo que hiciera, esa brillante pieza de joyería no debería de estar en sus manos, se suponía que la había dejado en una oficina de correos hace un par de días, pero por obra de magia ahora estaba en las manos de Dante, el mago lo hizo de nuevo.
El valor económico de ese collar no era lo que me impedía ponérmelo, eran todos los sentimientos que había tenido cuando él lo puso en mi cuello la noche en la que me lo dio, la noche que sin saberlo me casé con él, ahora no solo era un regalo de un ex novio, era el regalo que un ex novio me había dado después de mentirme.
—¿Por qué?, ¿por qué quieres marcar tu territorio? —espeté molesta por obligarme a hacer lo que él quería otra vez.
—Porque quiero saber en donde estar en todo momento —dijo en un suspiro, ya no le interesaba ocultar sus trucos de mi.
—¿Esa cosa te dice en donde estoy en todo momento? —le pregunté ofendida.
Asintió, tenía semblante de perro regañado.
Ahora sabía como había sido capas de encontrarme en todo momento, la única excepción había sido la casa de la tía e Italia, justo cuando regresé el colgante.
—Eres más inteligente de lo que imaginaba —dije con desdén luego de arrebatarle el collar para poder salir de la habitación de una vez.
Angélica estaba más que lista para acompañarme en mi secuestro, se negó a dejarme sola en medio de todo esta tempestad con la mafia Rusa como tierra firme. Sus ojos no se apartaba del capo ruso y de vez en cuando miraba con recelo a Lorenzo como si tuviera la firme sospecha de que en cualquier momento intentaría asesinar a alguien.
—Permítanme ayudarles con su equipaje, señoritas —se ofreció Lorenzo con la mirada fija en Angélica, sentí escalofríos con su mirada, notaba como la desnudaba solo con los ojos.
—No será necesario, yo los acompañaré —Alejandro se puso en medio de Angélica y Lorenzo quitándonos las bolsas de la mano.
—No será posible, con una persona de más es suficiente —Lorenzo sonrío satisfecho con sus palabras.
Las largas piernas de Viktor se extendieron y en un par de ágiles pasos se situó a lado de mi, no se veía molesto, ni en lo más mínimo. Había entendido lo que habíamos estado diciendo en español.
—Si Alejandro no va con ellas el trato se cancela —habló Dante en el único idioma que todos entendíamos—. No confío en ellos, no puedo dejarlas ir solas y esperar que todo salga bien —me explicó Dante volviendo al español.
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Trampa Para Mariposas
Literatura KobiecaApenas la vi supe que estaba perdido, me obsesioné con su belleza y pasión por el arte, desde el principio quise que fuera mía, el habernos conocido en una iglesia alimentó mi idea de que solo algo divino podía poner a tal criatura frente a mis ojos...