Lamine Yamal, 17:01 p.m.
Cada vez que la recordaba, sentía un cosquilleo.
Y no me molaba nada.
Mis ojos, por su propia voluntad, buscaban a Salma de vez en cuando.
Ella también me miraba, pero cuando sus miradas se cruzaban, ambos apartaban la vista rápidamente, con un leve rubor en las mejillas.
-¿Qué te pasa, tío? Te vas a romper el cuello de tanto girarte pa' atrás- susurró Héctor, con una sonrisa pícara.
-Déjalo ya, Héctor, ¿estás obsesionado o qué?- murmuré, intentando disimular mi nerviosismo.
-Es que ver a un Lamine enamorado que se suponia que su himno era primero el fútbol, segundo el balón, tercero el campo, y si eso, por último las mujeres, no es muy común de ver todos los días.
-No me marees.
-Vamos, no me digas que estás pensando en ella -insistió Héctor.
-Cierra ya la boca, cabron.- respondí, pero mis palabras no tenían convicción.
Héctor no perdió la oportunidad de fastidiarme un poco. Si es que le encanta fastidiarme.
-Lamine, hermano, no pierdas el tiempo. Escríbele un mensaje, que tiene pinta de estar interesada, y no está naaadaa mal pa' ti, bro.
Dudé.
No quería parecer desesperado, pero algo en mi quería conectar con ella.
Antes de que pudiera arrepentirme, saqué mi móvil del bolsillo y comencé a revisar el perfil de Salma en Instagram. Héctor, a mi lado, intentaba animarme con comentarios jocosos.
-Va, Lamine, tienes que escribirle algo. No puedes dejar que una oportunidad así se escape- insistió Héctor-. ¿Cuántos tíos crees que dejarían escapar a ese bombón? ¡Encima futbolista promesa! ¿No que te gustaban a ti futbolista y que por eso estabas soltero?
Suspiré.
-Eres más pesado...
Pero aún así, le hice caso.
Abrí la aplicación de Instagram y, después de pensarlo un poco, escribí un mensaje rápido y lo envié.
"Hola, Salma. Qué tal la reunión? Aburrida, no?".
☆☆☆
Salma Martínez, 17:08 p.m.
La reunión se alargaba y no podía evitar sentirme aburrida.
Entonces, sentí mi móvil vibrar en el bolsillo.
Con un suspiro, lo saqué y vi una notificación de Instagram. Al desbloquear el móvil y entrar en los mensajes directos, me sorprendí al ver un mensaje de Lamine.
"Hola, Salma. Qué tal la reunión? Aburrida, no?"
No pude evitar sonreír.
Salma: Hola, Lamine. Sí, un poco. Qué tal tú?
Te duele todavía la nariz?Lamine: Jajaja, no, ya no me duele.
Salma: me alegro, en serio. Tampoco me gustaría ser odiada por romperte la nariz
Lamine me respondió rápidamente.
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𝟑𝟎𝟒 • 𝕷𝖆𝖒𝖎𝖓𝖊 𝖄𝖆𝖒𝖆𝖑
Romanceℑ𝔫𝔠𝔩𝔲𝔰𝔬 𝔩𝔬𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔡𝔦𝔠𝔢𝔫 𝔮𝔲𝔢 𝔫𝔬 𝔭𝔲𝔢𝔡𝔢𝔰 𝔥𝔞𝔠𝔢𝔯 𝔫𝔞𝔡𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔠𝔞𝔪𝔟𝔦𝔞𝔯 𝔱𝔲 𝔡𝔢𝔰𝔱𝔦𝔫𝔬, 𝔪𝔦𝔯𝔞𝔫 𝔞𝔩 𝔠𝔯𝔲𝔷𝔞𝔯 𝔩𝔞 𝔠𝔞𝔩𝔩𝔢. 𝔖𝔱𝔢𝔭𝔥𝔢𝔫 ℌ𝔞𝔴𝔨𝔦𝔫𝔤.