Maratón 2/3
Lamine Yamal, declaración a sí mismo.
Nunca había sentido algo así antes.
Estoy completamente en las nubes por Salma. En serio, me tiene atrapado y no sé ni cómo ha pasado.
Es una chica bajita, con una piel pálida pero perfecta en el punto moreno, y su cabello castaño cae justo por debajo de sus hombros. Sus ojos, de un color avellana tan intenso, parecen brillar cada vez que me mira.
Y su sonrisa... Dios, esa sonrisa podría derretir un iceberg.
Me acuerdo la primera vez que escuché hablar de ella. Todos hablaban de ella.
"¡La estrella del equipo femenino!", "¡Salma es imparable!", "¿Has oído que volvió a meterse en problemas?".
No te voy a mentir, la curiosidad me mataba.
La veía en los partidos femeninos que ponían de vez en cuando en el comedor de la Masía y, claro, su físico me encantaba.
Pero había algo más, algo que no podía entender en ese momento.
Fue durante ese día de la reunion conjunta. No esperaba que en esa misma tarde, todo mi mundo daría un vuelco.
Desde el primer mensaje, desde esa noche que me expandí en su mundo de las redes sociales a las tantas de la mañana, desde esa mañana que intercambaimos nuestras primeras palabras, desde aquel golpe que me dio con su bolso en la nariz, desde el primer roce de labios, los primeros celos... desde que conozco de su existencia nada ha vuelto a ser lo mismo.
La pintaban mucho en los medios de comunicación como alguien problemática.
Pero pronto me di cuenta de que todo lo que decían los medios no era más que una fachada.
En realidad, Salma es encantadora.
No hay otra palabra para describirla.
Cada vez que estábamos juntos, me sorprendía más y más. Salma brilla con luz propia.
Tiene esta energía, una chispa que es imposible de ignorar. Es como si pudiera iluminar cualquier habitación, no importa cuán oscura sea.
Pero lo que realmente me atrapó fue su personalidad.
Cuando sonreía no podía apartar los ojos de ella. Y cuando hablaba, pfff, lo hacía con tanta pasión y determinación que me dejaba sin palabras.
Me encantaba verla en acción, pero lo que más me gustaba era conocerla fuera del campo.
Descubrí que debajo de esa apariencia dura había una persona increíblemente sensible y genuina.
Salma tenía esta habilidad para hacerme reír hasta que me doliera el estómago.
Me encantaba cómo podía ser tan fuerte y a la vez tan vulnerable.
Y fue entonces cuando lo supe. No estaba solo atraído por su físico, aunque no voy a negar que me encanta. Estaba enamorado de todo lo que ella es.
Me di cuenta de que lo que sentía por Salma no era superficial.
Me enamoré de su sonrisa, de su carácter fuerte, de su manera de ser.
Ella no solo es la estrella de la Masía femenina, es mucho más que eso. Es una persona increíblemente valiente, con una pasión por el fútbol que iguala la mía.
Y, sí, a veces se mete en problemas. Pero, ¿quién no lo hace? Eso solo la hace más interesante.
Adoro su espíritu rebelde, su capacidad para luchar por lo que cree, y cómo siempre encuentra una manera de salir adelante.
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𝟑𝟎𝟒 • 𝕷𝖆𝖒𝖎𝖓𝖊 𝖄𝖆𝖒𝖆𝖑
Romanceℑ𝔫𝔠𝔩𝔲𝔰𝔬 𝔩𝔬𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔡𝔦𝔠𝔢𝔫 𝔮𝔲𝔢 𝔫𝔬 𝔭𝔲𝔢𝔡𝔢𝔰 𝔥𝔞𝔠𝔢𝔯 𝔫𝔞𝔡𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔠𝔞𝔪𝔟𝔦𝔞𝔯 𝔱𝔲 𝔡𝔢𝔰𝔱𝔦𝔫𝔬, 𝔪𝔦𝔯𝔞𝔫 𝔞𝔩 𝔠𝔯𝔲𝔷𝔞𝔯 𝔩𝔞 𝔠𝔞𝔩𝔩𝔢. 𝔖𝔱𝔢𝔭𝔥𝔢𝔫 ℌ𝔞𝔴𝔨𝔦𝔫𝔤.