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Salma Martínez, sábado (dos días después) 10:58 a.m.

-¿Este top que te parece?- me preguntó Maya, que tenía en las manos un top corto blanco, sin tirantes.

-Quedaría perfecto con tú moreno de piel.

Ella lo miró por última vez y después de pensar un rato lo dejó donde estaba.

-Ya tengo muchos tops de ese estilo- declaró.

Suspiré y después de un rato, optamos por salir de esa tienda.

El lunes nos mudaríamos temporalmente a La Masia masculina debido al incendio que había destruido casi todas mis pertenencias.

La mayoría de las chicas estaban aún en shock, pero yo trataba de mantener una actitud positiva, aunque en el fondo no podía dejar de pensar en una sola cosa.

Lamine.

-¡Vamos, Salma! Necesitas renovar tú armario -dijo Maya mientras entrábamos en una tienda de ropa deportiva.

-Lo sé, lo sé -respondí, tratando de concentrarme en las compras.

¿Cómo sería vivir en el mismo techo que él?

Pasamos de una tienda a otra, eligiendo ropa, zapatos y accesorios.

Maya se aseguraba de que no me olvidara de nada, mientras yo luchaba por mantener mi mente en las compras y no en Lamine.

-¿Te has decidido por estos pantalones? -preguntó Maya, sosteniendo un par de pantalones de entrenamiento.

-Sí, esos están bien, por lo menos para mí entrene personal, porque del barça supongo que nos darán uno nuevo -respondí distraídamente, mi mente vagando de nuevo hacia Lamine.

Maya asintió y siguió rebuscando.

-¡Salma, mira esto!- Me giré hacía su dirección, dejando de lado el móvil un segundo.

Entre sus manos tenía unos leggings blancos, con estampados de mapaches reales. Sonreí y volví mi atención al móvil, restándole importancia.

Maya se dio cuenta de que estaba ausente mentalmente y decidió abordarlo directamente.

-Oye, ¿qué te pasa? Has estado distraída todo el día -dijo Maya, frunciendo el ceño.

-¿Yo?

-¡Sí! En otro momento te hubieras descojonado de risa al ver esos estupidos leggings y hubieras ido a probartelos por la gracia.

-No es nada, solo... muchas cosas en mi mente -dije, evitando sus ojos.

-Déjame adivinar, ¿tiene algo que ver con Lamine? -preguntó Maya, sonriendo con picardía.

Suspiré, sabiendo que no podía seguir ocultando lo que sentía.

-Sí, no puedo sacarlo de mi cabeza -admití finalmente.

-Bueno, eso es normal. A veces, cuando alguien nos gusta, es difícil concentrarse en otra cosa -dijo Maya, intentando animarme.

-Es que no debería sentirme así. Apenas lo conozco y no quiero que esto interfiera con mis sueños, y no me gusta -dije, frustrada.

-Salma, es completamente normal sentir atracción por alguien. Pero también es importante mantener el equilibrio. Puedes gustar de Lamine y aún así enfocarte en tus metas -dijo Maya sabiamente.

-No me gusta Lamine -Maya alzó las cejas, mirándome sarcastica-. Cállate, Maya. Solo es que... no sé cómo manejarlo -dije, sintiéndome un poco más aliviada.

𝟑𝟎𝟒 • 𝕷𝖆𝖒𝖎𝖓𝖊 𝖄𝖆𝖒𝖆𝖑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora