2 | El peso de un sacrificio

340 40 301
                                    

。 ₊°༺ A L E C ༻°₊ 。

La mañana llega antes de lo que esperaba. Apenas entran los primeros rayos de sol cuando decido levantarme, muy lentamente, sustituyéndome en la cama con una almohada para que Archie pueda abrazarla y no despierte. Me alejo, pero miro sobre mi hombro y no puedo evitar sonreír. 

Se ve tan en paz; hacía tiempo que no lo veía así.

Voy hasta la sala de la habitación para sentarme y ver el amanecer iluminar el día por completo. Suspiro. Es un nuevo día, pero ya sé que será uno de los más difíciles.

Hoy comenzaremos a buscar a los perdidos.

Le dije que lo ayudaría, pero una gran parte de mí sigue esperando que lo olvide o desista en su decisión. Sé que no pasará, porque se trata de Archie, pero la verdad es que incluso he pensado en rogarle que abandone la idea. 

Sé que lo haría por mí, pero sería demasiado egoísta de mi parte.

Aunque, por otro lado, puede que encontrar a Lance no sea la peor idea. Cometí un terrible error al dejarlo escapar. Me arrepiento cada minuto de mi existencia. Tantas cosas que se podrían haber evitado si tan solo hubiera dejado que...

No. Puede que me haga débil, y la verdad, ni siquiera tendría por qué afectarme, pero es mi única familia.

Al menos de sangre.

Me giro porque la puerta se abre e inmediatamente le hago una seña a Aden para que entre en silencio. Cierra la puerta suavemente y sus pequeños pies recorren toda la habitación hasta llegar a mis brazos. Luego se separa para mirarme y hablar en susurros, sonriendo.

—Buenos días.

—Hola, Ade—susurro de vuelta—. ¿Venías a ver a Archie?

—Sí, también, pero quería hablar contigo—dice, y arqueo las cejas—. Lauren dice que puedo seguir aprendiendo a disparar sólo si ustedes me dan permiso.

Mis ojos casi se salen de sus órbitas y tengo que contenerme para no gritar. Me alegra que Aden no haya visto nada de lo que pasó con Anthony y justo por eso todos hemos estado actuando muy tranquilos a su alrededor, distrayéndolo para que tome la noticia de la mejor manera, pero ¿disparar? ¿Lauren le enseñó a disparar a un niño de cuatro años?

La voy a matar.

—Ade, disparar es peligroso—comienzo. Él sube al sofá de un salto y me mira con sus grandes y confundidos ojos. Le sonrío, no quiero que piense que estoy molesto—. Eres muy pequeño para...

—Pero Lauren dice que soy talentoso—me interrumpe, haciendo puchero.

Nota mental: No dejar a Aden con Lauren más de cinco minutos.

Baja la mirada y acaricio su espalda. No puedo decirle que sí, por más que quiera hacerlo sólo para verlo sonreír otra vez.

—Por favor—continúa bajito, después de haber estado en silencio unos segundos—. Tendré cuidado.

Suspiro.

—No, Ade, lo siento—le digo. Él baja la mirada a sus manos—. En unos años, cuando crezcas, yo mismo te enseñaré, ¿sí?

—Pero necesito aprender ahora...—murmura. Busco su mirada preocupado al escuchar su voz cortarse—. Tiene que ser ahora.

Me muevo para arrodillarme frente a él, pero Aden esconde la cara entre sus pequeñas manos y comienza a llorar en silencio. Lo abrazo y él lo acepta, sollozando con más fuerza en mi hombro. Ni siquiera tengo que girarme para saber que Archie despertó y ahora viene hacia nosotros.

El poder de la corona (👑#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora