El poder de la corona (👑#2)

La caída del reino dorado

Advertencia: Mención de sangre.

｡ ₊°༺ A L E C ༻°₊ ｡

No sé cuántas horas llevo encerrado.

Sé que el sol comienza a ocultarse porque esta gran habitación ha empezado a quedarse sin luz natural, así que significa que es de noche y también...

Que el cumpleaños de Archie está por terminar.

No quiero pensar en él. En serio lo he evitado lo más que he podido, pero es difícil desacostumbrarme a hacerlo si durante cuatro años ocupó mi mente y mi corazón en su totalidad.

Y creo que seguirá haciéndolo toda la vida.

Suspiro, envolviéndome con las sábanas otra vez. Me duele demasiado la cabeza, tal vez porque me rehuso a darme por vencido en mi tarea de tratar de entender qué carajo fue lo que pasó, ¿cómo es que llegué aquí? ¿Por qué cedí a ayudar a Lance sabiendo que eso jamás ha salido bien? ¿Cómo pude dejar a Archie tan fácilmente?

Lo extraño.

Si algún día vuelvo a verlo... sólo quiero disculparme.

Mi mente sigue repitiendo su rostro, la expresión que tenía al llorar y las lágrimas que bajaban por su rostro con cada sollozo. Le rompí el corazón y terminé todo porque sabía que él no lo haría. Que seguiría luchando por nosotros aunque eso significara destruirse a sí mismo en el proceso.

Mi sol. Jamás quise hacerte daño, lo siento tanto... tal vez en otra vida, Arch.

Ojalá pueda perdonarme algún día, por eso y por huir... no podía quedarme para seguir causándole problemas... o verlo casarse con esa traidora. Aunque ya no parece ser un problema.

¿Por qué eso no me alegra? Tal vez porque siempre he odiado a Lilay, pero hasta yo puedo decir que no merecía ser traicionada de esa manera.

Aunque sí debo admitir que es un alivio que haya dejado tranquilo a Archie... y que yo esté aquí, de lo contrario, el loco de Kenzo podría haberle hecho daño de nuevo para...

Para llegar a mí. Aún no me lo creo.

No entiendo nada. Lance no estaba mintiendo por primera vez en su vida, lo cual es nuevo. Resulta que nuestro padre es un rey, también es nuevo. Aunque aún no sé si lo creo, todo ha sido como un mal sueño últimamente.

—¿Alexander?

Hablando de malos sueños...

—Abre la puerta —demanda Kenzo. No me molesto en responder, así que sólo camino hacia el balcón para poder encerrarme.

Lo veo entrar segundos después, tiene una bandeja de comida en las manos que deja sobre la mesa de la pequeña sala y cuando hacemos contacto visual viene enfurecido hacia mí. Cierro la puerta de cristal y me quedo frente a ella, cuando está a punto de abrirla, le muestro el afilado y tosco abrecartas que tomé hace un rato y me he negado a soltar. Posiciono el mango rocoso sobre el enorme vidrio y eso hace que se detenga.

—Trata de entrar y rompo el cristal —advierto.

Kenzo frunce el ceño.

—Eso podría matarte, Alec.

—No me importa, si te llevo conmigo —aseguro entre dientes. Kenzo suspira y retrocede unos pasos—. Vete de aquí.

—Sólo quiero que comas, te has negado a hacerlo durante todo el día —responde, sonando tan ridículo. Como si en verdad estuviera preocupado—. Puedes pedir lo que quieras...