Yo jamás quise que pasara esto.
Esa misma frase llevaba repitiéndose en su mente desde el último día que había visto a Clover. Había rogado, suplicado de rodillas y con la garganta desgarrada a Ernest para que no se lo llevara, pero no había funcionado. La ira del rey había sido desatada y ahora no había manera de contenerla nuevamente.
En el pasado, Archer había sido capaz de hacerlo. De defender a su pueblo una y otra vez sin importar lo que significara para él después. Siempre pudo convencer al Parlamento de Klaren de hacer lo correcto, así significara ir contra las órdenes del rey.
Wolf ya no se sentía capaz de nada.
—Por favor despierta —murmuró, presionando ligeramente la mano de la reina entre las suyas—. Lo lamento, tía Kristen...
Se rompió en llanto casi al instante, recargando la cabeza en la camilla de la reina, quien tenía semanas sin despertar. La vida se le escapaba lentamente del cuerpo, y con ella, la esperanza que su reino sentía.
Klaren estaba sumergido en la oscuridad, pero aún tenía personas dispuestas a luchar sin importar las consecuencias, siguiendo el ejemplo de su verdadero príncipe.
—Fui un idiota —siguió Wolf, la voz cortada con cada sollozo—. Le creí aún sabiendo que jamás ha hecho nada bueno por nadie... lo siento, tía, tenías razón.
Pasó una hora más en la habitación de la clínica de la Fuerza Especial, que ahora atendida por médicos de primer nivel traídos de diferentes reinos. Wolf no se explicaba el por qué su tío había hecho todo un alboroto por mantener a la reina con vida si él había sido quien la dañó tanto en primer lugar.
Ya no entendía a Ernest, ni le importaba permanecer a su lado. Lo único que quería era huir, encontrar a Clover y largarse lejos de cualquier cosa que tuviera que ver con gobernar. No estaba hecho para eso.
En silencio y discretamente, observaba las transmisiones y escuchaba los reportes diarios sobre nuevos grupos rebeldes levantándose en eventos públicos. Los Reguladores eran constantemente enviados para masacrarlos frente a quien estuviera presente.
—Alteza —escuchó detrás de él, limpió rápidamente sus lágrimas antes de girarse hacia el Élite, quien sostenía su casco con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos—. El rey solicita su presencia en la próxima sesión de anuncios... en la capital.
Wolf contuvo el aire por un segundo.
—¿Cuál es el asunto esta vez?
El Élite suspiró.
—No saben lo que pasó con certeza —explicó con tono cansado—. Hubo una ola de soldados que atacaron a la reina de Kershell, no saben la razón, los médicos sospechan que estaban infectados... la reina está muerta.
¿Infectados?
Aunque un grito se ocultaba en su garganta, Wolf tomó aire y asintió lentamente. Murmuró algo hacia la reina, que yacía inmóvil y tranquila en la gran camilla. Luego salió hecho un manojo de nervios, siguiendo al soldado hasta la Sala del Trono.
Klaren era un baño de sangre, pero lo que Wolf no sabía, era que lo peor aún estaba por llegar.
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—Archie, por favor, siéntate un momento, te ves pálido —rogaba Lauren, siguiendo su agitado recorrido por la habitación de un lado a otro.
El rubio no respondió, tampoco se detuvo. No lo había hecho desde su descubrimiento la noche anterior. El corazón seguía latiéndole a mil por hora mientras se preguntaba cómo no había sido capaz de verlo hasta ahora.
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El poder de la corona (👑#2)
JugendliteraturLa guerra ha comenzado. La lucha de los reinos contra la rebelión continúa destapando verdades del pasado, revelando secretos que lo cambiarán todo. Los ataques de parte de Los Perdidos siguen debilitando la fé en la monarquía, se pide un cambio a...