Advertencia: mención de violencia y escena sangrienta.
La mañana llegó con lentitud, al igual que la unidad al refugio donde ahora se encontraban de nuevo, a salvo. Monna ya los esperaba con una nueva tanda de provisiones médicas que los doctores de la unidad no tardaron en usar, siguiendo las órdenes de Ben para atender a los heridos pero sobretodo, para tratar de hacer entrar en razón a su comandante que parecía estar tan desconcertado a ratos, y luego algo en él despertaba y levantaba la cabeza sólo para dedicarle miradas llenas de odio al príncipe, que se negaba a alejarse aunque tuviera el corazón hecho añicos.
Este no es él, es la droga. Él no me odia, él jamás podría...
—¡Alec!
Archie apenas había salido de su trance a tiempo para detener la carrera del pequeño Aden hacia Alec, que ahora tenía la mirada fija en el suelo mientras permitía que lo aseguraran con esposas tradicionales a una silla que originalmente estaba hecha para torturar prisioneros.
—¡Archie, es Alec!
O lo que quedaba de él.
—Sí, lo es... pero ahora está muy cansado, Ade —explicó el rubio, tratando de sonar suave—. ¿Qué te parece si le damos un momento? Fue un largo viaje y necesita descansar.
Usando al niño de excusa, el príncipe por fin salió de aquella habitación. Fue lo mejor, pues sólo minutos después, mientras Ben analizaba a lo que sea que tuviera enfrente y lucía como su amigo, el chico se puso a murmurar sus más profundos deseos, pensamientos que ahora atacaban su mente y jugaban con su verdadera voluntad.
—La corona... el príncipe de Klaren debe morir...
Ben tomó aire, sabía que aunque no lo pareciera, Alec sufría. Tenía que hacer algo para hacerlo volver, para hacer que recuperara su esencia en su totalidad.
Si es que aún quedaba algo de él.
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—¿Qué haremos primero?
—Tomar el palacio —respondió Lilay, la mirada fija en el horizonte. La brisa del bosque de Kurshen azotó su cabello con fuerza—. Convencer a los rebeldes que ahora son tratados como sirvientes y derrocar a mi padre.
Kata asintió, las arrugas en su rostro parecían más profundas. Habían pasado meses ideando aquel plan, y aún así no se sentía lista del todo. Traicionar al rey, al hombre que había engañado a todos.
Asesinarlo...
El Servicio Secreto de Kurshen tenía tareas demasiado específicas, cuando Kenzo les ordenó capturar y torturar rebeldes, jamás imaginaron que él también era quien enviaba a los perdidos a luchar a una guerra que no podían ganar.
Una que nadie ganaba nunca. Sólo él.
El reino entero había caído en sus mentiras, y por fin había llegado el momento de acabar con eso. Con ayuda de la hija del rey actuando como la líder que jamás pudo ser para su padre.
—Nos quedaremos en la base rebelde cercana al palacio —ordenó la pelirroja, girándose hacia el grupo de gente que la seguía—. No será fácil, tendremos que "limpiarla" primero, asegurarnos de que esté desierta y nadie pueda enviar una señal de auxilio, sino... mi padre nos asesinará a todos.
La mayoría asintió, otros no lucían tan convencidos pero tampoco dijeron nada. Lilay se limitó a girarse nuevamente y comenzar a caminar con el grupo tras ella. Desde que había aceptado unirse a la lucha contra su propio padre, un pensamiento no dejaba de rondar en su mente:
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El poder de la corona (👑#2)
TeenfikceLa guerra ha comenzado. La lucha de los reinos contra la rebelión continúa destapando verdades del pasado, revelando secretos que lo cambiarán todo. Los ataques de parte de Los Perdidos siguen debilitando la fé en la monarquía, se pide un cambio a...