El poder de la corona (👑#2)

La tormenta y el amanecer

Advertencia: Sangre, tortura, escena violenta.

Cuando despertó era de madrugada, el cielo aún estaba completamente oscuro y las estrellas y la luna iluminaban la habitación con la luz que entraba por la ventana. El rey se movió y tuvo que detenerse en ese mismo momento, pues todo su cuerpo ardía terriblemente. Dejó salir un gruñido y dejó de intentar ponerse pie, pues aceptó que sería inútil. Murmuró un suave "pase" cuando escuchó a alguien tocar la puerta y se encontró con la preocupada pero seria expresión de su médico.

—Majestad... ¿cómo se siente?

Ernest quería asesinarlo por hacer tan estúpida pregunta.

—¿Qué fue lo que pasó? —terminó diciendo, sin resistirse cuando el médico se acercó para revisar la herida en su hombro y torso—. No recuerdo nada.

—Es completamente normal, tal vez sea mejor que no lo haga —aseguró el hombre, alejándose para tomar algunos materiales y poder cambiar el vendaje—. Lo único que debe saber es que su sobrino se encuentra bajo custodia, está controlado por ahora.

Ernest suspiró, de pronto recordando todo.

Wolf. Fue él. Intentó matarme.

—Quiero que lo torturen —declaró entre dientes, el médico asintió tranquilo—. Pero no lo maten, quiero verlo sufrir.

El silencio acompañaba las respuestas con gestos del médico, que trabajaba con agilidad limpiando y desinfectando la horrible herida.

Dos balas. Habían sido disparadas por parte del chico que el mismo rey del reino líder había elegido como sucesor.

Algo debía estar realmente mal para que eso pasara.

—Dime lo que tengas que decir de una vez —exigió Ernest. Conocía a aquel médico desde hace años, así que podía casi leer sus expresiones—. ¿Hubo más bombardeos?

—Un último, pero los explosivos parecían estar defectuosos... cayeron en una zona no poblada, no dañaron nada más que una pequeña parte del bosque.

Ernest frunció el ceño.

—Entonces, ¿qué es lo que pasa?

El médico se alejó un poco para guardar sus cosas, y permaneció de espaldas para darle la noticia al rey, que esperaba expectante.

—La reina... ha despertado.

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—Monna, es en serio —insistía Joy, viéndola correr por su habitación como desquiciada—. Es imposible que Kristen te haya contactado, tal vez fue una falla de su comunicador, ha estado inactivo por mucho tiempo.

—No, Joseph. Me contactó y usó el código de emergencias, estoy segura de que está en peligro —respondió la chica, vio a su mellizo mirarla escéptico y puso los ojos en blanco—. Escucha, no me interesa si no me crees, igual iré a Klaren para verla.

—Monna, no es buen momento —señaló el chico, tan paciente y prudente como de costumbre. Tomó el brazo de su hermana apenas pasó a su lado—. Archie sigue acusado de traición, todos los reinos saben de su relación tan cercana con él... Ernest también. Si no ha recordado que debería interrogarte, no hagas que lo recuerde tampoco.

—¿Entonces se supone que deje a Kristen en ese palacio? ¡Es la madre de Archie, Joy! ¡Y como una segunda madre para nosotros!

—Sí, lo sé. Pero, ¿cómo sabes que no es una trampa? ¿Que Ernest fue quien lo encendió porque quiere llevarte a Klaren por tu propia voluntad para después no dejarte salir? —cuestionó con dureza, su hermana tuvo que permanecer en silencio al no saber qué responder—. Entiendo que estés preocupada por Kristen, pero Archie y tú son demasiado parecidos, tienen que aprender a pensar antes de dejarse llevar por sus emociones.