¡Ni con él, ni contigo!

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—¿Me estás reclamando como si fueras mi novia? No lo eres— Arthur se molestó, no le agrada la actitud de Valentina
—¡Jamás! Esto no es cuestión de celos, así que baja tu ego Villarreal— arquea una ceja para luego rodear los ojos. —esto es dignidad, no quiero  que me dé una enfermedad solo porque a ti se te da la gana acostarte con quién quisieras, siendo así, prefiero mil veces irme a las calles y vivir bajo un puente, a qué tener que soportar este tipo de cosas
—en eso no habíamos quedado
—claro que no— afirma —agradezco a Dios por no ser una mujer que puedes manipular fácilmente, porque si hubiera firmado tu contrato, estoy segura que me tuvieras sometida bajo tus tontas reglas
—baja el tono de voz
—¡No lo haré!— gritó con firmeza y Mariela está que se acerca para calmarlos, puede ver que ambos echan chispas —¡No lo haré! Tú no me conoces y no tienes ni idea de que es vivir sometida a alguien, a sus antojos, a sus reglas como si uno no tuviera vida propia.
—estás porque quieres, nadie te obligó. Y si ya estás iniciando con tus escenas de celos, mejor hasta aquí la dejamos
—¡Perfecto!— lo mira desafiante y a Arthur le hierve la sangre —fue un error haber aceptado irme contigo, sabes que, ni todo el dinero del mundo, ni todas las mujeres más hermosas, podrán llenar ese vacío que tienes en tu corazón de hielo. ¡Quédate con tu contrato y tu dinero!— se aleja de Arthur para luego girarse y patinar hacia la salida que conduce para el camerino, pero no contaba con qué él aún con su cólera, la siguiera y la agarrara de la cintura haciéndola girar, para luego quedar frente a frente

El silencio vuelve a reinar, mientras que Mariela descubre algo, y es que puede ver el interés de Villarreal hacía Valentina. —¡A mí nadie me deja así!— la acerca más a su cuerpo y Valentina se estremece. Su piel se eriza y sí, tan solo ese chico arrogante y guapo tallado por los dioses griegos es capaz de ponerla así
—no me interesa tu dinero. Prefiero renunciar a todo a vivir condenada a tu lado. No sé en qué carajos estaba pensando cuando lo acepté
—¿Prefieres irte con él idiota de Gonzalo?— le pregunta y su respiración se torna pesada, Valentina tiene algo que lo vuelve loco y más sus ojos grisáceos
—¡Ni con él, ni contigo!— intenta soltarse de su agarre
—no tienes opción más que estar a mi lado. Gonzalo estuvo hoy en mi oficina— aquella información, preocupó a Valentina —te está buscando y te puedo asegurar que si te vas de mi lado te obligará a casarte con él. Si tú madre le recibió dinero a ese idiota, no te dejará tan fácilmente. A mi lado nada te hará falta, vas a estar protegida, no tienes opción a menos que te hayas arrepentido y pienses que él sea mejor que yo— la suelta —en ese caso, cometerás el peor error de tu vida, sabes que no hay nadie mejor que yo— ingrese sus manos en los bolsillos de la parte de adelante de su pantalón para ocultar sus nudillos lastimados —está en tus manos, creo que no tengo que estar repitiendo todo el tiempo lo mismo, necesito a mi lado una mujer de verdad, no una niña que no sabe que lo que quiere— ISRAEL se marcha dejándola  confusa

—hasta luego— se despide Arthur de Mariela
—un placer en verlo, joven— le dice y Arthur sale de la pista

Mientras que Mariela se acerca a Valentina al verla estática. —¿Qué tienes cariño?

Valentina mira en dirección donde está Arthur y este se está quitando los patines mientras que Erick está a su lado como hombre fiel.
—¿Valentina?— Mariela coloca su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Valentina
—¿UMM?
—¿Qué sucede, cariño?
—estoy... Estoy bien
—¿Segura? Estás pálida
—no, no pasa nada, sigamos— dijo y se separa de Mariela para volver a repetir la rutina, y más, los saltos que le deben salir perfectos

—señor ¿A dónde lo llevó?— pregunta Erick
—Quédate con Valentina. Si ella no quiere ir al apartamento, déjala ir. Pero no le quites la mirada de encima, solo mantenme informado— dijo y se coloca sus finos zapatos
—sí señor— Erick mira a Valentina, la cual se desplaza con agilidad sobre la pista de hielo, pero con miles pensamientos que la angustian

Arthur sale del lugar, su cólera es tanta que si no fuera porque Valentina tiene algo que le gusta, la hubiera mandado al diablo, no le gusta para nada que ella sea repelente.

Su chófer lo espera y él sube al auto, dónde inmediatamente descarga su ira al golpear el asiento del copiloto. —¡Joder!— suelta un largo suspiro y con su mirada malévola mira al chófer —¿Qué carajos estás esperando! ¡Andando!— ordena con prepotencia
—sí señor— se dispone a manejar

Valentina intentó hacer su mejor esfuerzo, pero lamentablemente la rutina no le daba por su falta de concentración. —¡Detente!— le ordena Mariela y ella lo hace —¿Por qué no eres sincera conmigo? Es notable que no quieres estar aquí. Además, patinando de esa manera te puedes lesionar, Valentina.
—perdóname Mariela, no mereces esto
—No se trata de lo que yo merezco o no Valentina. Estoy vieja, pero tú eres una chica joven y hermosa, con un futuro brillante, pero que le estás haciendo a tu vida, ¡Nada!. Tienes una oportunidad y la desaprovechas
—de verdad no me siento bien, tengo muchos sentimientos encontrados y yo... Tan solo— retiene sus palabras —lo mejor es que me vaya, te prometo que mañana regresaré con ánimos— la mira haciéndole ojitos
—Está bien. Vete, pero mañana regresas con buena actitud. Y espero que puedas confiar en mi, sabes que puedo ayudarte Valentina
—lo sé— abraza a Mariela, la cual siente calidez cuando tiene a Valentina así de cerca
—no olvides lo importante que eres para mi— le recuerda —te quiero mucho mi niña
—y yo a ti Mariela. Prometo que daré lo mejor de mi. Hoy no ha sido mi día. ¿Puedes prestarme tu móvil? necesito llamar a Amará
—por supuesto, ven, vamos a estirar y luego te lo presto

Minutos después...

Valentina sale de su camerino y Mariela la espera. —haz tu llamada, guardaré los implementos— le entrega el móvil

Cuando Ashley observa que Mariela se aparta, inmediatamente llama a Amará. —contesta por favor, por favor...— susurra Valentina
—hola, señora Mariela
—soy yo, Valentina, amiga necesito verte por favor
—¿Valentina? Okey, perfecto amiga, ¿Dónde estás?
—no, lo mejor es que nos veamos en la cafetería Marc
—claro, ya salgo para allá— Amará necesita saber que paso en la noche, así que sale muy emocionada

—aquí tienes Mariela, muchas gracias, te veo mañana— se despide dándole un abrazo
—ve con Dios, hija.— la contempla con una sonrisa forzada

Al ver que Valentina se marcha, musitó. —Diosito... Protege a mi hija— la observa hasta no poder verle más

—señorita ¿A dónde la llevó?— pregunta Erick, caminando al lado de ella
—no pienso ir a ningún lado, por favor no insista— Valentina continúa caminando
—por favor, déjeme llevarla, son órdenes...—Valentina lo interrumpe
—¡No! No quiero escuchar más que son órdenes del señor Villarreal, déjame sola— se marcha rápidamente, mientras se acomoda la capucha y luego el cabello, trata de cubrir su rostro lo más que pueda para que no la reconozcan

Erick llama inmediatamente a su jefe, el cual estaba muy atento al móvil. —¿Qué pasa?
—señor, la señorita se ha ido, no quiso venir conmigo
—síguela— ordena y cuelga la llamada para luego lanzar el móvil contra la pared por la decisión que ha tomado Valentina .
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