Exclusivamente para mi

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—¡Eres demasiado injusta madre!— Valentina siente su mejilla arder —¿Cómo me vas a obligar a casarme con un hombre que no amo  ¡Por Dios!
—desde que estás con Mariela y tu estúpida insistencia en ser patinadora te has vuelto rebelde
—¡No es así madre! Es que odió las injusticias
—¡Pienso en tu bienestar!— le gritó fuertemente mirándola con desprecio
—admitelo madre, solo quieres una vida de lujos. Esa que siempre le pedías a mi padre, pero que no te pudo dar debido a su enfermedad. Mi padre te amaba y hasta el último día de su vida te lo demostró
—¡Aprende Valentina que de amor nadie vive! Deberías agradecer que cuide de tu padre a pesar de haber podido elegir el camino de irme con un hombre que me iba a dar la vida que me merezco. Además, desde que tenías 5 años me hice cargo de tí, y eso no lo agradeces
—lo hago madre... Pero tú no lo quieres ver. Para eso trabajo todas las noches de camarera, para poder darte ese dinero y ayudarte con los gastos. Mírate, siempre estás hermosa, bien arreglada, tus uñas, cabello, ropa nueva, pero mírame a mi, parezco casi una indigente
—¡Cierra la maldita boca!— alza su mano para abofetearla nuevamente, pero se aguanta las ganas al pensar que debe ser inteligente. La mujer suspira profundamente y luego esboza una sonrisa tan falsa como ella —cariño, eres mi hija a pesar que no seas mi sangre te quiero, pero debes pensar en tu futuro y en el mío, ¿Y si llego a enfermar y morir como tú padre? Quedarás sola en este mundo ¿Eso quieres?— pregunta y Valentina baja su mirada, esas palabras le dolieron hasta el alma
—no madre— responde en murmuración —te pido un permiso madre, voy a bañarme para irme a trabajar— Valentina da unos pasos para irse a su habitación
—Valentina— la menciona y la chica se detiene
—¿Sí madre?
—te quiero, ¿Lo sabes?— Valentina asienta con la cabeza mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas
—si madre y yo también te quiero mucho— respondió sin ánimos
—ve a bañarte hija, mientras voy a preparar la cena. Antes de marcharte, mañana a primera hora viene el joven Gonzalo, sé una buena hija

Valentina continúa su camino, ni siquiera le responde a su madre. Al llegar a su habitación, inmediatamente deja caer su mochila al suelo y se acerca a su cama donde se desploma  rompiendo en llanto. —¡Sé que te lo prometí padre... pero ya no aguanto más!— solloza agarrando la almohada y aferrándose a ella

Valentina le prometió nunca dejar sola a la esposa de su padre antes de morir. Sin embargo, Valentina ama a esa señora ya que fue su figura materna.

Minutos después, Valentina se marcha a trabajar como camarera de un bar nocturno. Su único vestuario en buen estado es su uniforme de trabajo.

—¡Llegaste!— exclama Amará que viene con una bandeja llena de botellas de licores
—lo lamento, caminar de la casa hasta aquí me cuesta
—descuida, para son las amigas, te cubrí y el jefe no sabe nada, colócate el delantal, hay mucha clientela, quizás hoy sean buenas las propinas
—tienes razón, eso es lo bueno de trabajar en un bar donde vienen puros chicos ricos
—y guapos— agrega  Amará y se ríe a carcajadas
—eres bien tremenda— Valentina se dispone a agarrar los trapos para limpiar las mesas
—Mariela ya me dijo lo que pasó, no te rindas amigas, eres una excelente patinadora y yo te admiro
—gracias por tus palabras de aliento Amará, pero creo que es una señal del cielo. Por más que reúno con las propinas para cómprame unos nuevos patines, no me alcanza, son muy caros
—amiga, las personas que más se esmeran llegan lejos— le sonríe ampliamente —mueve tu trasero es hora de que utilices tus dotes, como esos ojos grisáceos que embrujan— ambas chicas se ríen a carcajadas, y se marchan a trabajar
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—¡Uff esto era lo que yo necesitaba!— Lionel mira a su alrededor, buscando su carnada como un depredador —¡Es noche de sexo y mi amiguito ya está listo para atender a las nenas— Lionel es muy activo
—¡Arthur! ¡Ahhh, que emoción verte!— Raquel, con la cual tiene sexo en ocasiones, se acercó a él para aprovechar la fama, que las demás le tengan envidia y para ser elegida en ser llevada a la habitación oscura de Arthur. Lo abraza y luego le propina un beso en la mejilla
—Raquel, que sea la última vez que te acercas de esta manera— Arthur siempre muestra su arrogancia con quién sea
—bebé no seas así, déjame ser la elegida de esta noche ¿Sí? Prometo portarme bien
—puedes estar a mi lado, pero cuida tus manos, no eres mi novia, ¿Entendido?
—sí bebé, ¿Puedo llamar a mis amigas? Ah por cierto, ¡Hola Lionel!— lo saluda y él la mira con frialdad
—Raquel— dice y mira a Israel
—trae a tus amigas, ya sabes cómo debes comportarte— continúa caminando hacia la zona vip
—Arthur es una mala idea, esa mujer es tóxica
—lo sé, pero hace lo que yo quiera en la cama
—puedes elegir otra que no sea ella
—eso lo decido después, vamos a disfrutar, está noche es de follar— ingresa a la zona vip, la cual tiene vista a la primera planta y eso lo hace sentir como un rey
—veo muchas chicas guapas, estoy ansioso— Lionel mira detalladamente a cada mujer de su gusto —¡Mierda!— dijo en voz alta
—¿Ahora qué?— Arthur saca un cigarro. Se siente un poco estresado, últimamente el trabajo ha sido pesado
—¡Es ella!— señala —es la patinadora

Israel se acerca al gran vidrio de cristal, mirando en dirección a donde señala Lionel y efectivamente es Valentina. —mira como es el destino. Me la vengo a encontrar aquí. Le haré pasar la peor noche de su vida, a mí nadie me rechaza. Ve a hablar con el gerente, dile que quiero a esa camarera exclusivamente para mí, será mi esclava está noche
—amigo... Deberías dejarla en paz, esa chica se ve que no mata ni una mosca
—no me importa Lionel. Si no sabe quién es Arthur Villarreal, yo sé lo haré saber

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