Tus encantos

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¿Es un sueño? ¡No! ¡Es real!  todo es real, el chico inalcanzable que Valentina ama con locura le ha dicho esas palabras, pero ¿En qué sentido se lo dijo? Ya que él pudo haberlo dicho en un sentido y ella tomarlo en otro. Sin embargo, estaba ansiosa y sus manos empezaron a sudar de los nervios.

—¿Estamos?— pregunta Arthur, al percibir su silencio
—¿Y si te digo que no?— Valentina está derretida por ese hombre
—sabes como soy— dijo con firmeza y ella asienta la cabeza
—está bien porque te pones insoportable cuando te dicen que NO. Ahora sí debo irme
—quédate, no pasará nada que no quieras que pase
—no, lo mejor es que me vaya, porque sé que terminaré cayendo a tus encantos
—me gusta tu sinceridad, pero no quiero que te vayas— se acerca más a ella
—no... No sigas, llévame a casa de Mariela y cuando sea la fiesta de tu padre, me dices con tiempo
—sabes que no te dejaré ir está noche ¿Verdad?— queda a escasos centímetros de ella, con su mirada fija en aquellos labios que son solo para él
—Arthur... Por favor— suplicó, pero él lleva su mano izquierda a los labios de Valentina y con su dedo pulgar los acaricia haciendo que ella cierre los ojos y es en ese momento donde él la contempla como nunca
—tú quieres hacerlo, tu cuerpo reacciona a mis caricias...— él tampoco se pudo aguantar y la besa, pero no es un beso salvaje, es un beso lento, delicioso, de esos que calientan y moja pantys

Valentina cayó rendida a las caricias de Arthur, se dejó llevar, dejó elevar su mente a ese divino placer que él le ofrece.  Término entre las sábanas con Arthur Israel Villarreal. Momento en que se olvidó del mundo para sumergirse en el placer. 
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4 AM.

Es de madrugada y Arthur observa a Valentina, como la chica duerme con sus labios entreabiertos, aferrada a la sábana, parece un angelito. —¿Qué estás haciendo?— se pregunta mentalmente

Tuvo que salir de la habitación para respirar un poco, estuvo con Valentina tantas veces que aún siente que necesita de ella. Pero sabe que debe dejarla descansar y aún así esa ansiedad lo domina al recordar todo que le hizo, además de aquellas poses que él estaba loco por hacer con ella.

Al llegar a la sala, con su móvil en mano, procede a hacer una llamada telefónica. —hijo...
—papá, disculpa la hora— Arthur suspira
—tranquilo...— bosteza —¿Por qué me llamas a esta hora?— mira la hora en el reloj que tiene debajo de la almohada
—necesito que hablemos, algo me está pasando
—Claro, ¿Dónde estás?
—no quiero ir a la mansión, si mi madre me vé, me va a bombardear con sus preguntas y regaños
—nos vemos en mi guarida, no te tardes hijo
—gracias papá...— Arthur cuelga la llamada, su padre es la persona indicada para poder aclarar sus dudas

Al amanecer, Valentina despierta abriendo sus ojos lentamente hasta que se percata de que nada fue un sueño, todo fue real, si estuvo con Arthur e hicieron el amor. Según eso piensa ella.

—¿Arthur...?— lo llama, pero él no aparece —¿¡Arthur!?— se sienta en la cama y siente que no puede más, todo el cuerpo le duele, pero más su intimidad —¡Dios...!— se desploma en la cama y mira hacia la izquierda, ahí una nota, que él le dejó

La agarra algo nerviosa y al leer dice lo siguiente. —Tuve que irme, puedes quedarte si quieres, Erick está afuera por si necesitas algo. Gracias por lo de anoche— Valentina lleva la nota a su pecho desnudo, y luego suelta un largo suspiro de enamoramiento
—te amo, no sabes cuánto te amo Israel— cierra los ojos perdiéndose en los recuerdos

Días después...

Valentina se ha esmerado al máximo en el patinaje, quizás sus ganas de alinearon porque las cosas con Arthur han cambiando, claro no es el súper romántico, pero en la cama la trata con algo más de cariño, aunque no viven juntos porque él respetó su decisión, no deja de estar al pendiente de ella.

Mariela está feliz de tenerla en su casa, aunque hubiera querido poder  ofrecerle una vida mejor. En ocasiones ha intentado decirle la verdad, pero el temor hace que calle sus palabras. Sin embargo, la trata como a una hija, le sigue dando consejos, literalmente es una dicha tenerla a su lado.

Hoy es la presentación de Valentina, por fin va a mostrar su talento, tiene tantos ánimos que está que se come el mundo con su hermosa sonrisa, esa que él hombre de sus pesadillas, su amor inalcanzable le ha hecho surgir.

Ambos se dan su espacio, aunque ella quiera pasar mucho tiempo con él, pero Arthur tiene responsabilidades, además, aún sigue teniendo esa batalla interna y más porque Penélope lo sigue buscando.

La presentación de Valentina en el campeonato es digna de admiración, inclusive, allí está Mariela, Amará, Lionel apoyándola, y lo que Valentina no sabe es que Arthur desde la cabina privada la está mirando y literalmente no puede dejar de mirarla.

Aunque tenía tantas reuniones, Valentina fue su prioridad. Ni siquiera parpadea por verla en cómo patina, en cada movimiento, piruetas, aquella canción que ella eligió para su presentación que habla de los sueños y el amor. Todo eso lo tiene cautivado.

Al estar en la recta final, Valentina está ansiosa por saber si gana o no, trabajó muy duro con Mariela y tampoco la quiere defraudar. 

—¡Por Dios, tiene que ganar!— exclama Amará que está fría de los nervios
—si ella no gana seguramente Arthur arruinará la vida de todos— Lionel está atento a la decisión del jurado
—esto es un campeonato limpio, mi niña se lo merece— Mariela pasa saliva

—El primer lugar es... Para— suspenso

—¡Joder, que lo digan ya!— Amará se desespera

—la ganadora, la que tiene el primer lugar es...— suspenso —¡VALENTINA ASHLEY!— los gritos y aplausos se hacen presentes y Valentina no lo puede creer, aún está en shock

Pero cuando su atrevida amiga se acerca y la abraza, comprende que es real y ella ha sido la ganadora. —¡Felicidades cariño!— la abraza Mariela y la presentadora de acerca para ponerle la medalla a Valentina y luego darle el ramo de rosas
—felicitaciones señorita Ashley, es hora de hacer su recorrido para las fotos— la presentadora se retira
—¡Que emoción!— Valentina solloza
—ve cariño, haz el mejor recorrido que ellos hayan podido ver— aconseja Mariela y se retira junto a Amará.

Arthur se coloca de pie, aunque en su rostro no muestra la más mínima felicidad, lo está. Luego de todo lo que Valentina tuvo que hacer, como palabras de agradecimiento, fotos, estrechar su mano con cada uno de los jurados, mira hacia todos lados y no ve a Arthur.

Minutos después, Valentina se ha cambiado de ropa, pero no sé quitó la medalla y las rosas se las regaló a Mariela. —¡Tenemos que celebrar!— Amará se siente orgullosa de su mejor amiga
—las invito— interviene Lionel al salir del lugar
—yo si me voy a descansar, ha sido mucho por hoy, nuevamente felicidades hija, ve a disfrutar— Mariela la abraza fuertemente
—gracias Mariela, gracias por todo— susurra Valentina

—señorita Ashley, el señor Villarreal la espera en el auto— dice Erick que apareció de la nada —felicidades señorita, lo hizo muy bien
—gracias...— responde mirando hacia atrás y si efectivamente está el auto donde la espera el amor de su vida
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