¡Aléjate de mi!

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—no es necesario, madre— Arthur está molesto, su mejilla arde como un infierno por el golpe le propino su madre, pero como la respeta, sabe que debe calmarse
—¡La quiero conocer y punto! Porque no voy a permitir que tengas problemas por una mujer. Así que me la presentas o fácilmente yo averiguo todo— lo mira desafiante
—eres increíble...— bufó, negando con la cabeza
—¡Estoy esperando una respuesta, ISRAEL— Johana empieza a mover suavemente la punta de su tacón, golpeando con el suelo, provocando un ruido desesperante para Arthur
—¡Está bien!— camina hacia su escritorio
—¡Está misma noche la llevarás a la mansión y punto! Pobre de ti— lo señala —donde no la lleves porque te juro Israel que se me puede olvidar que eres mi hijo— al decir  tales palabras con firmeza y dureza, se marcha enfadada

—¡Diablos!— exclamó Arthur cuando su madre cierra la puerta de un portazo —¡Puto Gonzalo de mierda! Al menos me quedo con la satisfacción de haberte golpeando en tu cara de idiota.
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—¡Mariela!— Valentina se acerca inmediatamente y la abraza
—cariño. Que dicha verte— la abraza aún más
—perdón por lo que pasó el otro día, me sentía horrible— se aleja un poco
—descuida... Lo importante es que estás aquí y que vamos a continuar con tu carrera, ahora que tienes al patrocinador nos va a facilitar muchas cosas. Estos patines son para ti
—¡Oh por Dios, están hermosos!— se asombra al verlos
—el señor benefactor los compro y no solo eso, también el kit de protección, uniformes, y de paso un diseñador exclusivo para tus vestuarios de presentación
—¿De verdad...?
—Sí Valentina, estoy tan feliz de que alguien haya visto tu talento. Por cierto, ya no estás viviendo con la bruja de Tamara ¿Dónde estás? ¡Ay que tonta! Con tu mejor amiga ¿Cierto?— le sonríe —debes cuidarte mucho cariño...— Valentina la interrumpe
—no puedo mentirte. Debo ser sincera contigo
—¿De qué hablas?— Mariela se preocupa
—Estoy viviendo con un chico. Con Arturo Villarreal
—¿Con tu benefactor?— Mariela no lo puede creer
—Así es... Por favor no me juzgues, es una larga historia
—¿Es tu novio?— Mariela no lo comprende literalmente es una noticia impactante para ella
—¡No! No somos nada... Solo, solo me quiere ayudar. Pero no ha pasado nada
—¿Estás vendiendo tu cuerpo?— la mira asustada

Valentina retoma el aire. —no, no es eso. Solo... Quiero que sepas que estoy bien y que me cuidaré. Eso es todo. Vamos a entrenar— Valentina camina hacia el casillero. Está ansiosa, sus manos están sudando, pero a su vez, su corazón duele porque no ha visto a Arthur, porque sabe que pasó la noche con una chica, se siente poca cosa para él, aunque sabe que es un hombre libre

Al pasar los minutos, Mariela la ayuda a calentar el cuerpo con estiramientos. —Tengo una nueva rutina para ti, siento que será perfecta para tu presentación, no podemos desaprovechar la oportunidad. Debes hacerlo a la perfección para que puedas pasar a la siguiente ronda.

—esta bien Mariela, trataré de hacerlo lo mejor posible
—eso de "trataré" no es viable, lo haces,q por qué lo haces ¿Entendido?
—sí...
—¿Sí, que?
—¡Sí entrenadora!— exclamó y Mariela aplaude para luego darle una nalgada
—mueve tu lindo trasero. A brillar en el hielo— la anima y Valentina asienta con la cabeza, sacando ánimos donde no los tiene

Pero todo es un desastre, Valentina no se puede concentrar porque ese chico está en su mente a todo momento, sus caricias, besos, sonrisa, su mirada profunda, todo de él la está volviendo loca. Cae, cae y cae preocupando a Mariela, ni siquiera puede hacer bien las piruetas y termina cayendo. Ya su pobre trasero duele de tantos golpes.

—¡Vamos, desde cero!— Mariela hace sonar su silbato y Valentina respira profundamente —¡Inicia desde la esquina, domina el hielo, Valentina. No permitas que él exterior te saque de tus metas. Debes brillar ¿Entiendes?
—perdón Mariela... Lo lamentó— Valentina patina hacia la banca, necesita descansar un poco

Mariela deja a un lado su carácter fuerte. ¿Qué sucede, cariño? No siquiera cuando tenías malos días con Tamara estabas así
—son muchas cosas difíciles de explicar, lo siento, te estoy haciendo perder el tiempo
—no pienses así Valentina. Sabes que... Eres mi razón de vivir, que te quiero como una hija, pero debes confiar en mí, si en algo puedo ayudarte, solo dímelo
—descuida...— alza su mirada para no llorar —tengo que ser fuerte, tengo que aprovechar la oportunidad para ser una patinadora profesional
—Así se habla cariño, pero por favor, debes meterle corazón a esto, aunque no me quieras decir que realmente te pasa, te quiero dar un consejo y tómalo con mucho cariño. Que él amor no te desvíe de tus metas. El amor es incierto, simplemente al día siguiente se puede dejar de tener interés por alguien, pero tus metas permanecen, el amor en muchas ocasiones no. ¿Puedes entender lo que te digo?— le pregunta
—tienes razón Mariela— se coloca de pie y la abraza —te quiero tanto, nunca me dejes— hunde su rostro en el pecho de la mujer, es como si fuera su madre
—Vamos con esos saltos, sin errores... ¡Oh, Valentina!— dijo con asombro —debes patinar perfecto, el señor Villarreal... Ahí viene— le informa y Valentina siente que él corazón se le va a salir del pecho
—no puede ser...— susurra

—buenos días— saluda como todo un caballero
—señor Villarreal, un placer— saluda Mariela
—por favor, solo Arthur, señora Mariela— dice sin dejar de mirar a Valentina
—Valentina, saluda— le susurra Mariela

Pero Valentina le da la espalda a ambos. —señor Villarreal— dice Valentina sin importancia y empieza a patinar, literalmente lo está ignorando
—que vergüenza con usted señor Villarreal.— Mariela está sorprendida con la actitud de Valentina
—descuide, ¿Le importa si ingreso a la pista?
—¿Usted?
—¿Puedo?— Arthur mira a Valentina, la cual hace como si él no estuviera
—sí... Pero ¿Usted sabe?— Mariela no lo puede creer
—no soy un profesional como usted, pero en el piso no me verá— toma asiento y se quita los finos zapatos de cuero
—disculpe señor Villarreal, pero no tengo patines para que usted pueda ingresar
—aquí tiene, señor— Erick se los entrega, le tocó buscarlos de urgencia

Cuando Valentina voltea a mirar a Arthur, se percata de que él se está poniendo patines y eso no se lo esperaba, incluso está estática. —señor, tenga cuidado— aconseja Mariela al verlo ponerse de pie
—no tiene por qué preocuparse— empieza a patinar y Valentina siente que todo su ser se desarma al verlo venir patinando como todo un profesional
—¿Qué... Qué haces?— pregunta al verlo casi cerca
—no puedes escapar de mi Ashley y mucho menos ignorame
—¿Qué pretendes con todo esto?
—te vengo a echar una mano. Estás patinando pésimo— se acerca a ella y la toma de la cintura
—¡Aléjate de mí!— intenta apartarse, pero él ejerce un poquito su fuerza
—¿Por qué estás así?— la atrae hacia él y Mariela los observa con el ceño fruncido porque no está entendiendo nada
—¡No quiero hablar contigo!— a ella se le hace difícil, la vuelve loca ese hombre
—aunque no quieras, me tendrás que escuchar. Está noche te llevaré a casa de mis padres, no puedes negarte, mi madre te quiere conocer
—¡No quiero ir a ningún lado!
—¿Qué carajos te pasa?— Arthur se está irritando
—¡No quiero ir! Busca a otra mujer a  quién llevar, pero conmigo pierdes el tiempo
—ya sé cómo bajarte los sumos— la agarra del rostro para besarla
—¡No! Me da asco que me beses. Quizás cualquier mujer se moriría por estar en mi lugar, pero no yo. Porque eres mujeriego, vas, te acuestas con otra y luego vienes a mí ¡Estás muy equivocado!

LINEA DELGADA HACIA EL AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora