Volverá a mis brazos

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Arthur mira tan fulminante a Gonzalo que el ambiente se torna tenso, es tan desafiante que Gonzalo profundiza más su mirada para no dejarse intimidar de Villarreal.

—¿Te pertenece?— Arthur se coloca de pie estampando sus manos sobre el escritorio, es su territorio y no piensa permitir que un hombre insignificante para él, venga a querer pisotear
—¡No te hagas el idiota!— lo señala —¿Dime dónde carajos está Valentina? Lo mejor es que te evites problemas conmigo. Ella es mi mujer y tengo el consentimiento de su madre. No puedes venir a robarme a mi futura esposa, esa no es mujer para ti. No es de las cuales tú estás acostumbrado, ahora dime ¿Dónde está VALENTINA?— alza su voz muy furioso

Arthur retoma su compostura, para luego sacar un cigarro, está muy tenso, pero como todo un Villarreal jamás en su vida se dejaría de su oponente.

—búscate otra— aconseja y prende el cigarrillo
—¿¡Quién carajos te creés!?— empuña sus manos y su sangre empieza a hervir
—Ella es mi mujer. Y te aclaro que yo no me la robe. Ella quiso venir conmigo porque se muere por mi ¿Se le ofrece algo más?— pregunta y le da una calada al cigarro, está que destroza a Gonzalo
—¡Esa mierda no te la permito!— lo señala aún más —¡Estás en graves problemas! No sabes de lo que soy capaz
—primero no me señales y segundo, no me amenaces— la afilada mirada de Arthur hacia Gonzalo es demasiado asesina
—¡Jodete! ¡Te declaro la guerra pedazo de mierda!
—¿Y qué quieres que haga? Es evidente que Valentina me haya elegido, soy un hombre importante que se vale por sí mismo y no como tú. Soy guapo e irresistible y estoy seguro que si la pongo a elegir, me elige a mi.
—¡Hijo de tu puta madre!— Gonzalo pierde la cordura, pero más Arthur, el que haya mencionado a su madre fue lo peor que pudo haber hecho Gonzalo

Arthur lanza el cigarro que apenas estaba por la mitad, al suelo y luego como todo un chico poseído por el diablo le dice. —¡En cuanto me canse de ella, te la puedes llevar! Pero mientras, seguirá siendo mía todas las gran putas veces que a mí se me dé la gana— se acerca a Gonzalo —lo que no tolero es que te metas con mi madre— lo empuja
—¡No te tengo miedo idiota!— Gonzalo siente el empujó, pero no se deja caer
—¿Quieres pelea?— Arthur se quita el saco y todo se está volviendo una catástrofe
—¡¡Cuando quieras maldito perdedor!!— bufó Gonzalo, e intentó darle un puño a Arthur en el rostro, pero fue fallido. Arthur es demasiado ágil y logra propinarle dos puños a Gonzalo en el rostro y todo se vuelve aún más tenso, la ira se apodera de ambos chicos, generado odió, rencor, hambre por ver destrucción

Leticia que escuchó los gritos, ingresa a la oficina angustiada y al ver a su jefe peleando con Gonzalo. —¡Ayuuudaa!— grita a todo pulmón, los empleados de ese piso, alertan para que vengan los de seguridad. —¡Ay no jefecito... ¡Lo va a matar!— Leticia está aterrada, sabe que su jefe es un cascarrabias, pero que fuera tan maquiavélico al pelear, no.

—¿Qué está pasando?— Johana Villarreal, que viene caminando como una diva, se retira las gafas con elegancia y acelera sus pasos hacia la oficina de su hijo
—¡Paren por favor!— Leticia sale de la oficina y se topa con la señora Villarreal —¡Lo va a matar! ¡El jefe va a matar al señor Gonzalo!— dijo muy aterrada y Johana ingresa a la oficina, al ver la escena

—¡ISRAEL!— gritó con voz de mando

El puño que ISRAEL le iba a propinar a Gonzalo, quedó en el aire, mientras la adrenalina que recorre su cuerpo, exige ver sangre, ver derrotado a su enemigo.

Mira a su madre la cual está que lo jala de las orejas. —¡Déjalo ya!— ordena la mujer con determinación

Arthur, suelta a Gonzalo, el cual termina de caer en el suelo mientras se retuerza del dolor. Los nudillos de la mano derecha de Arthur, están sangrando debido a los fuertes golpes que le dió a Gonzalo en el rostro.

—esto... Esto no se va a quedar así— Gonzalo escupe hacia el suelo y es sangre, al pasar sus manos por su rostro, sus manos se empañan de sangre
—¡Lárgate maldito bastardo!— Arthur está que lo vuelve a golpear
—¡Te juro maldito infeliz, que esto no se va a quedar así! Valentina, mi prometida, volverá a mis brazos y tú pagarás por haber intervenido— Gonzalo se quita el blazer y con eso cubre su rostro

Arthur prefirió callar, porque al ver a su mamá, sabe que ella está que lo pone en su lugar y ahora tendrá que darle explicaciones. Gonzalo se marcha muy enfadado y ahora la guerra ha empeorado.

—¡Me explicas ya!— ordena Johana cerrando la puerta de la oficina, mientras que Leticia intenta ofrecerle ayuda a Gonzalo y los dos escoltas que llegaron, le hacen preguntas a Leticia
—no hay mucho que explicar madre, lo has escuchado todo— se sirve un trago de whisky y su madre que tiene un carácter fuerte, se lo arrebata
—¿Le has quitado, la mujer a ese hombre?— lo mira directamente a los ojos y Arthur lleva sus manos a su cintura, con su mirada baja
—ella iba a ser obligada, tan solo la quise ayudar
—¿¡Desde cuando tú eres tan bondadoso!?— lo reprende —¡Soy tu madre y te conozco perfectamente! Sé que no haces las cosas gratis. Te las pasas follando con cualquier mujer que se te dé la gana, ¿Cómo te has podido meter con la familia Gonzalo?
—sé perfectamente lo hago, no soy un niño para que me estés haciendo reclamos

La bofetada que Johana le propinó a Arturo, resonó en la oficina, ella retrocede y luego le da la espalda a su hijo, no es de golpearlo, pero ella no quiere que su hijo sea como lo fue su esposo en la edad de juventud, dónde cometió tantos errores de los cuales aún al pasar de los años todavía se lamenta.

Johana al retomar aire y voltea a mirar a su hijo,  como a toda madre le duele el corazón, pero es necesario reprender aunque estén grandes. —¿Te acuerdas cuando odiabas a tu padre por el daño que me causo?— le pregunta —¿¡Recuerdas!?— le grita y él asiente con la cabeza
—pues tienes un espejo, dónde puedes evitar cometer los mismos errores
—¡Es diferente! A ella no la amo, solo me quiero divertir y ella también lo quiera, no entiendo cuál es el problema
—¿Ah, ella se quiere divertir contigo? Bien, ¿Dónde está que yo la quiero conocer?— se cruza de brazos
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Ayyy Dios mío, esto está picando, díganme si miento queridas lectoras jajajaj por Dios

LINEA DELGADA HACIA EL AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora