Abismo

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—¡Noooo!— Tamara no se rinde y corre detrás del auto mientras que los vecinos la observan
—por favor, rápido— súplica Valentina al mirar atrás y ver como su madre corre para alcanzarla. Erick acelera y Valentina fija su mirada al frente mientras llora sin parar como una pequeña niña. Después de tantos años se está alejando de su madre

Tamara siente tanto odió y desesperación, que de tanto correr el cansancio le ganó, poniéndola débil y perdiendo el equilibrio porque cae al suelo. —¡Maldita sea!— exclamó a gritos de furia y un vecino que siempre ha gustado de ella se acerca para ayudarla
—¡Señora Tamara!
—¡No! ¡No me toques!— le dice con arrogancia
—pero se ha lastimado, permítame ayudarle por favor— extiende su mano y ella al mirar a su alrededor, se percata de que todos la están mirando y Tamara siente vergüenza

Recibe la ayuda del hombre y se coloca de pie. —¿Qué ha pasado con su hija?— pregunta intrigado
—¡La secuestraron! ¿Acaso eres ciego?— se suelta de su agarre —voy a la policía, esto no se va a quedar así. Es mi hija, Valentina no tiene a nadie en este mundo. A nadie, solo a mi.
—¿Y si tiene novio...?
—¡Cállate! Mi hija no tiene a nadie. Se iba a casar, estoy segura que alguien se la llevó bajo amenaza, ella no me puede hacer esto— Tamara empieza a caminar de regreso a su casa, mientras los vecinos murmuran

—tranquila señorita— Erick siente compasión por Valentina
—por favor, necesito que me lleves a casa de una amiga
—Lo lamento, pero la orden es clara. Apenas usted subiera al auto debo llevarla al apartamento de mi jefe. No puedo desobedecer
—¿Acaso te va matar por desobedecer?— pregunta la chica, secando sus lágrimas con una mano, mientras con la otra sostiene el paño
—Es lealtad señorita. Por favor, solo hago mi trabajo
—¡No puedo llegar así!— exclamó eufórica
—puedo darle mi saco, con el señor no le hará falta nada

Erick se detiene un momento y rápidamente se quita el saco para luego pasarlo a Valentina, ella lo recibe sin ánimos, por lo tanto, él continúa su camino hacia el apartamento mientras que ella se coloca el blazer por encima, aunque casi no le cubre nada  y eso la hace suspirar de indignación.

Al llegar al gran edificio Extell Development, es uno de los lugares donde Arthur tiene propiedades, el que más le gusta habitar debido a la comodidad y la elegancia.

Valentina está estática y al ingresar al estacionamiento, sus nervios aumentan, es un mar de emociones que ella no sabe cómo manejar en este momento, siente que haber huido de su madre es a su vez un respiro, pero también siente que darle poder a Arthur Israel Villarreal sobre su cuerpo es un abismo sin salida.

Erick estaciona y baja del auto, para luego abrirle a ella la puerta. —no tenga miedo señorita. Solo pórtese bien, el señor será bueno con usted— Valentina asienta, al salir del auto y mira los lujosos autos que hay a su alrededor. Ni por su cabeza pasa que sean de Israel, pero lo son y tiene muchísimos más.

Al ingresar al ascensor, siente muchos pero muchos nervios, incluso sus manos están sudando del miedo. —¿Y dónde está él?— preguntó mirando hacia el suelo, piensa que su situación es demasiado bochornosa en este momento y más cuando las puertas del ascensor se abren.

—salga por favor— le pide y Valentina traga grueso al ver demasiada elegancia

Sale del ascensor y suspira profundamente, al mirar atrás  Erick ya no estaba y eso le provocó ansiedad. —¡Dios mío ayúdame!— quiere caminar, pero los pies no le dan —¡No puedo! ¡No puedo estar aquí!— murmura y se da la vuelta para oprimir el botón del ascensor

—bienvenida señorita Ashley— la voz de Arthur la hizo exaltarse, dándose un tremendo susto que hizo que ella dejará caer el paño, aunque tiene el saco puesto, no alcanza cubrir sus partes íntimas
—¡Oh por Dios!— se agacha y agarra el paño para luego retomar su compostura 

Valentina cierra los ojos, tan solo quiere que la tierra se abra y se la trague. Está demasiado agitada y Arthur lo percibe. —¿Está es tu manera de seducirme?— le pregunta y ella cierra con más fuerzas sus ojos
—fue... solo fue un accidente. No me interesa seducirlo, señor Villarreal

Arthur arquea una ceja y como es tan malévolo, la mira de pies a cabeza, su boca se le hace agua por hacerla suya en este momento. —no tienes porque tener miedo, después de todo yo no muerdo, yo te pienso follar y bien rico— Valentina se sonroja hasta sus orejas, este hombre es un maniático del sexo y se aprovecha de su conocimiento
—yo... no quiero eso señor Villarreal, por favor, dejen de mirarme, puedo percibir que lo haces
—miro lo que es mío señorita Ashley
—¿Sí...? ¿En qué momento le he firmado señor?
—desde que tomaste la decisión, me perteneces— se acerca a ella y Valentina puede escuchar sus pasos —tendremos mucho tiempo para disfrutar, para escucharte gemir y suplicar más— le habla en el oído y la piel de la chica se eriza totalmente —mírame— le ordena y ella se niega a hacerlo —si te portas bien, lo tendrás todo conmigo, ni te pienso devorar aún, solo mírame

Valentina con la única persona que ha sido sumisa por así decirlo, es con su mamá, así que no es fácil para ella ser obediente ante un hombre que claramente quiere su cuerpo.

Sin embargo, ella se gira y lo mira, esperaba verlo vestido de traje, pero no, él está sin camisa y totalmente sudado, es una exquisita escultura que la calentó de inmediato. —¿Te gusta?— pregunta Arthur al saber lo que ella está mirando
—yo...— Valentina trago grueso —necesito ropa por favor
—en cuánto firmes el contrato de cumplimiento y confidencialidad, lo tendrás todo. No te vas a preocupar por nada. Por cierto señorita Ashley, el patinaje le ha servido mucho. Quiero verle— da un paso quedando a escasos centímetros y Valentina siente que le quema la piel aquella intensa mirada
—¿Qué haces?— pregunta al ver sus intenciones
—debes relajarte, no te haré sufrir, solo serás feliz bajo mis gustos exigentes del sexo— lleva sus manos a la abertura del saco y luego lo empieza a quitar lentamente, Valentina da un pequeño salto del susto, erizando más su piel hasta sus pechos
—por favor... detente— le suplica, porque nunca ha estado en esta posición
—recuerda que no puedes negarte a nada. Solo una cosa te podré respetar tu decisión y será en cuanto firmes— en breve movimiento, Arthur hace que el saco caiga al suelo dejándola a ella como Dios la trajo al mundo, Valentina lo que hace es cerrar los ojos  al sentirse sofocada.
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Que desesperación chicas, dejen su voto y síganme en mi perfil. Gracias a las chicas de esta linda plataforma por seguirme en Instagram, si tú aún no lo has hecho, me consigues como; escritora palacio

LINEA DELGADA HACIA EL AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora