LINEA DELGADA HACIA EL AMOR

No te quieres enamorar de mi

—¡Respóndeme!— le ordena sin dejar de mirarla
—deberías irte por favor, y baja la voz, mi madre te puede escuchar y no quiero más problemas
—explícame, ¿Cómo es que ahora estás comprometida?
—te dije que dejaras de meterte en mi vida, ¿Por qué no lo entiendes?
—eres tú la que no quieres entender. ¿Lo amas? ¿Acaso amas a ese perdedor?— le pregunta y ella tan solo quiere hundir su rostro en la almohada. Arthur la intimida y a su vez la vuelve loca, es un mar de emociones al tenerlo cerca
—no eres mi dueño señor Villareal
—pensamos muy diferente señorita Ashley. ¿Dime, acaso  él, te hace sentir esto?— acerca sus labios a los de ella y la empieza a besar suavemente dejándola helada

El cruel millonario la quería besar, necesitaba hacerlo, necesitaba tenerla bajo su dominio para poder cumplir con su deseo.

Pero el toque de la puerta los alerta. —¿Valentina?— es Tamara que escuchó ruidos y teme que su hija se escape

Ashley empuja a Arthur y observa cómo él muerde su labio inferior con sensualidad provocando que Valentina mojara sus bragas por la guapura del hombre. —¿Hija?— intenta abrir la puerta, pero como tiene seguro se queda con las ganas
—habla— le susurra ISRAEL pasando su mano por el pecho de Valentina lentamente y ella sin poder moverse porque se siente estancada en lo que está sintiendo, en eso  que el malicioso hombre la hace sentir
—¡Valentina!— Tamara toca más fuerte la puerta y Valentina está con sus labios entreabiertos como si fuera un embrujo por parte de Arthur
—respóndele a tu madre— baja su mano casi a la intimidad de Valentina haciendo que los ojos grisáceos de la chica se vuelvan más intensos por la lujuria. Una mirada tan potente que tiene a Arthur casi hipnotizado, ambos están a punto de colapsar
—estoy... Bien— retoma fuerzas para hablarle a su madre y aprieta su entrepierna
—me asustaste hija. Quiero entrar, me quiero asegurar de que estés bien— habla tratando de escuchar lo que pasa adentro

Arthur es muy eficaz y claramente percibe en que Valentina aún es pura, pues la chica está fría, casi que tiesa por aquel toque, es muy diferente a las mujeres que él frecuenta estar, esas que sin dudarlo se lanzan a sus brazos.
—Si no quieres un espectáculo, háblale a tu madre— le susurra en el oído y ella cierra los ojos. Por más que quiere resistir a los encantos del joven millonario, le es difícil

Arthur se coloca de pie, se ha apartado de ella dejándola caliente. —madre...— Valentina pasa saliva, su respiración está agitada por la adrenalina que sintió su cuerpo —déjame dormir— le pide sin dejar de mirar a Arthur. El cual está pensando en acabar con la vida de Walter por hablar mal de Valentina, aunque lo que no comprende es por qué carajos ella se va a casar con Gonzalo y necesita saberlo
—esta bien hija, si necesitas algo, tan solo me llamas— Tamara no tiene opción, tuvo que marcharse para no acosar tanto a Valentina, Arthur escucha pasos alejarse de la habitación por lo tanto, sonríe a sus adentros por lo rico que pasó hace poco

Valentina al poder tener dominio de sus emociones, mira a Arthur con enojo por haber abusado. —deja de mirarme así, me la debías
—¿Sí y según tú por qué? Sabes que te puedo denunciar por lo que has hecho
—¿Me vas a denunciar por entrar a tu habitación como un ladrón? ¿O por hacer que tus bragas se mojaran?— el rostro de Valentina se sonroja por el atrevimiento del hombre al hablar

Ella se coloca de pie porque siente que si permanece más en la cama puede pasar algo indebido. —¿Por qué te quedas callada?— él toma una posición relajada
—aun no comprendo cómo un chico como tú, está aquí, en mi habitación
—no pienso darle respuesta señorita Ashley— se acerca a ella, la cual  retrocede, estampando su espalda en la pared
—no te acerques— le ordena Valentina volviendo a sentir ese cosquilleo en su entrepierna
—si me vuelves a tocar, grito
—¿Pidiendo auxilio? ¿O de placer?
—¡Cómo te odió!— bufó Valentina
—Eso es interesante. ¿Por qué te vas a casar?
—¿Te importa?
—no, no de la manera como tú quieres. No pienses que estoy babeando por ti. Tú sabes lo que quiero
—¡Eres un ser despreciable!
—lo sé— Arthur vuelve a su personalidad fría —estoy esperando tú respuesta
—es el hombre con él que quiero estar— Valentina miente y Arthur siente furia, pero no lo demuestra
—llevo poco tiempo conociéndote y se que miente señorita Ashley— Arthur da un paso lo suficiente para quedar a escasos centímetros de ella —grita si quieres— le susurra —los problemas serán para ti, no para mí. No me gusta rogar, así que lo que te diré no lo tomes para engrandecer tu ego de mujer. Sé que no amas a ese perdedor, así que tienes dos opciones, mi chófer te va a esperar afuera muy temprano, el auto es color negro mate. La placa termina en J03. Es tu decisión si subes a mi auto y vienes a mi donde vivirás mejor o subes al auto de ese putito para tener una vida infeliz. Eso es todo lo que tengo por decir— Arthur mira la hora en su reloj —aun tienes 5 horas para pensarlo— se aparta de ella dándole una mirada fugaz y luego se dirige a la ventana
—¡Espera!— pide Valentina y para no alzar tanto su voz, se acerca a él, quedando ambos de pie junto a la ventana
—te escucho— Arthur la mira y es inevitable, hasta el resplandor de la luna le favorece, es el chico más guapo que Valentina ha tenido cerca
—¿Qué pasa si no acepto?
—Valentina— la menciona, posando su mano sobre el borde de la ventana —no te mientas, sé que quieres elegir mi propuesta, pero tienes miedo a enamorarte de mi— ella parpadea varias veces es como si él leyera su mente —el motivo por el cual no te digo que vengas en este momento conmigo es porque me gusta las  personas determinantes en una decisión, es tu elección, no la mía, Valentina Ashley. Debes llegar a mí porque así tú lo quieres y no por obligación. Porque si así llega a pasar, tendrás la excusa perfecta para irte de mi lado y yo no me estoy con juegos, el contrato conmigo es legal, soy un hombre de palabra donde el único lugar donde juega, es en una habitación erótica, del resto, para mi, esto es un negocio. En la vida se deben tomar decisiones que sumen y no resten. Te queda poco tiempo— Valentina se quedó sin palabras y observa como Arthur se marcha por la ventana
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