Valentina intentó decirle algo, pero sus palabras están atascadas en su garganta. Lo observo detenidamente y es algo que ya no puede negar, el joven Villarreal está entrando en su corazón.
—¡Por favor Valentina, no te hagas más daño!— se dice a sí misma al sentir el latido seguido de su corazón, un latido ocasionado por el cruel millonario
Al llegar Arthur a la carretera, su hombre de confianza se acerca de inmediato en el auto y luego se baja rápidamente para abrirle la puerta a Israel. Lo peor de todo es que antes de que el chico entrara al auto, voltea a mirar a Valentina y en sus miradas hay una química ardiente.
Valentina inmediatamente se hace a un lado y luego muerde su labio inferior por lo que sintió. —debes hacer lo imposible para no sentir nada por él— se dice a sí misma y se vuelve a asomar a la ventana. Arthur ya no está.
Cierra la ventana con seguro y regresa a la cama. Trata de dormir, pero los pensamientos no lo permiten.
Los rayos del sol se asoman por la ventana y Valentina tiene su mirada fija en ella, con aquella pequeña o quizás tonta ilusión de que Israel vuelva a ingresar, pero su madre toca la puerta y allí es donde la tristeza la azota.
—¡Cariño! ¡Hija despierta!— Tamara está de muy buen humor
Valentina sin ánimos le abre la puerta y luego frunce el entrecejo al ver como su madre sostiene una bandeja de un desayuno especial para Valentina. —¡Hija, esto es para tí!— ingresa a la habitación dejando a Valentina perpleja
—ve a cepillar tus dientes cariño, ya el vestido llegó. Tenemos poco tiempo— deja la bandeja sobre la cama y luego voltea a mirar a Valentina —estoy tan feliz por ti, cariño. A partir de hoy nuestras vidas cambiarán
—sí...— susurra
—Así es y lo mejor es que hable con Gonzalo y me dijo que podrás tomar clases de patinaje con un profesional ¿No te parece grandioso?
—no te entiendo madre. Tú no me apoyas en el patinaje ¿Por qué has cambiado de parecer?
—Porque eres mi hija y las madres nos preocupamos por el bienestar de nuestros hijos. Solo deberás al principio cumplir con darle un hijo y ser buena esposa, luego podrás dedicarte a lo que te gusta cariño, pero corre. Ve a bañarte— la lleva hacia el baño y Valentina no lo puede creerAl estar encerrada en el baño tiene una guerra en su mente, por un lado la propuesta no está nada mal. Pues al final, Tamara está jugando con la mente de Valentina y por otro lado, Arthur, sus besos, caricias, su voz, su perfume, todo está grabado en ella y siente que no lo puede olvidar aunque quisiera.
Luego de aquel baño, sale de la habitación y junto a Tamara hay una mujer que contrató Gonzalo para que arregle a Valentina.
—¡Rápido hija, el tiempo se agota!— la agarra de la mano y la hace sentarse en la silla
—pero... Me falta vestirme madre
—¡No importa! Debemos ser puntuales. Y tú ¡Muévete! Mi hija no puede llegar tarde
—no he desayunado madre...
—¡Lo sé cariño! Pero Gonzalo me ha llamado y nos quiere antes de la hora programada
—el desayuno es especial, déjame comer
—¡Que no VALENTINA!— le grita fuertemente y el silencio reina en la habitaciónLos ojos de Valentina se tornan llorosos. —yo... Lo siento hija, todo esto me tiene estresada y tú tienes la culpa. Solo obedece ¿Sí? Luego de casarte, podrás comer.
—madre... ¿Tú me amas?— le preguntaTamara hace un gesto de disgusto por aquella pregunta y la estilista se mantiene en silencio. —hija te quiero y mucho, ahora deja de ser tan sentimental
—solo dime si me amas— se coloca de pie porque su madre no le responde, ya que Tamara no le dice nada, a ella le cuesta demostrarle amor a ValentinaValentina muy frustrada se acerca a la ventana y al ver lo que necesitaba, dirige su mirada hacia el cuadro de su padre. —¿Qué sucede?— pregunta Tamara
—disculpe la interrupción. Solo tengo 20 minutos para arreglar a la novia y el tiempo transcurre rápido— interviene la estilista
—sí un momento— responde Tamara. —Valentina por favor. Tú sabes que eres importante para mí, vuelve a tomar asiento, sé está haciendo tarde
—perdóname papá...— súplica mirando el retrato de su padre
—¿¡De qué estás hablando Valentina!?— la reprende su madre
—¡Ya deja de gritarme! No me amas, ¡Nunca me has amado!— Valentina retoma fuerzas —ni siquiera te importa lo que yo siento o pienso, solo quieres manejarme a tu antojoValentina agarra bien la toalla y camina hacia él pequeño armario para buscar ropa, pero Tamara la agarra fuertemente del brazo.
—¡Escúchame muy bien Valentina, ve a tomar asiento y deja tus estúpidos pensamientos!
—solo quieres jugar con el cariño que siento por tí. Pero jamás me has amado como una madre a una hija y eso es muy triste— se suelta de su agarre
—¡Deja las tonterías! Piensa en que tienes una gran oportunidad...
—¡¡Oportunidad para tí, no para mí!!— Valentina le grita a su madre
—¡Me cansé de ti! Quieras o no, te vas a casar— le ordena y se acerca para agarrarla nuevamente, pero Valentina la desvía y luego empieza a correr, sosteniendo el paño para cubrir bien su cuerpo —¡Ashley!— la reprende Tamara y corre detrás de ellaValentina corre, corre mientras solloza y sin mirar atrás. Al salir de la casa, escucha los gritos de su madre y el chófer de Arthur al verla venir, le abre la puerta.
—señorita Ashley— la saluda muy caballero
—¡Sácame de aquí por favor!— la chica le suplica y sube al auto
—¡Valentina! ¡Valentina! ¡Ayuda, están secuestrando a mi hija!— Tamara empieza a gritar como una loca llamando la atención de los vecinos —¡Valentina, noooo!— grita desesperadamente
—vamos, vamos...— Valentina cierra los ojos al ver que Tamara se está acercando al auto
—¡Valentina! ¡No, mi hija! Llamen a la policía, ¡Auxilio!.
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LINEA DELGADA HACIA EL AMOR
Romance©Todos los derechos reservados. Arthur Israel Villarreal, es un joven con una inteligencia sin igual. Su guapura impacta a cualquier mujer, y aunque muchas quieren pasar la noche con él, no todas tienen ese privilegio ya que él elige con que mujer p...