Estás ardiente

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Grandioso día el que nos espera hoy, organicé la revelación de género de los bebés, han pasado muchas cosas desde el hospital hasta ahorita. Lo bueno de todo esto, es que han mejorado muchas cosas en mi hogar. Tal vez un poco.

Mi matrimonio con Max, ha dado un giro, tal vez sí no lo esperamos pero al final es algo bueno.Me costó mucho hacer que  recapacitara, también se lo debo a mis suegros.

El día será grandioso porque días atrás Max y yo vivimos un periodo de reconciliación. No fue fácil pero tuvimos que volver por el bien de los tres. Pronto seremos cinco.Está el hecho de que no se puede ser un mal padre para nuestro hijo. Asimismo tomando en cuenta que ya están muy presentes los bebés. Todo es muy emocionante. Hablamos de lo que realmente lo atormenta, si no es fácil para nadie.

Es una mañana tranquila, recién nos levantamos, me estiró suavemente, mi barriguita de embarazo algo prominente como siempre le digo buenos días. Max nos observa con algo de ternura en sus ojos. La Luz matutina se filtra suavemente por nuestras cortinas, ilumina la habitación. Max se acerca con cuidado y me besa primero la cabeza y luego los labios, sus manos descansan con delicadeza sobre mi vientre abultado. Quién lo hubiera imaginado su cambio que tuvo. Nos miramos con amor y complicidad, estamos muy conscientes de los cambios que están por venir en nuestras vidas. El ambiente de nuestra habitación es sereno, muy tranquilo. Me gusta este nuevo esposo.

-Buenos días, amor-Es muy reconfortante escuchar su voz. Ahora resolvemos casi todo.

-Grandiosos días, cielo-  Nunca me cansaré de decirlo.

-Hoy tengo un antojo-Max menciona con una sonrisa juguetona.

-Creí que era yo el embarazado- Me río porque sé lo que viene.

Besos y más besos son repartidos por mi rostro y boca. Estás hormonas me harán perder la cordura pero tengo que detenerlo, antes porque la atracción que siento me descontrola mucho. Caricias y más caricias van recorriendo mi cuerpo. Cierro mis ojos, me dejo llevar por los besos que recibo en mi cuello, van bajando por mis hombros, que están al descubierto. Debo de pensar rápido, siento el calor de mi cuerpo subir, mis mejillas están rojas y cálidas. Vuelvo a abrir mis ojos, solo puedo expresar con una sonrisa ver cómo traigo a mi marido.

-Debemos de prepararnos para hoy, no me gustaría detenerme al inicio porque nunca vamos a terminar-  Es verdad que cuando uno inicia no hay poder que nos detengamos. Puras hormonas calenturientas.

-Estás de broma, amor-Max pone unos ojos de cachorro triste.

-No me hagas pucheros, sabes que no-  Siempre le gusta cuando le hablo en español.
Realizó tantito esfuerzo para levantarme, Max es más rápido.

Me separo tantito de Max, él en automático se levanta, se apresura a ayudarme para que me pueda levantar, otra vez volvemos a lo mismo, no sabe que aún no necesito mucha ayuda, parece que es de nuevo papá primerizo, que haré con él.

-Tenemos que desayunar, nos dio hambre y no de la que soñabas- Me pongo unas pantunflas para que pueda andar por la casa.

-No es justo- Se cruza de brazos, este hombre me matará solo con verlo.

-Sí es justo, hace dos días te aprovechaste de mis hormonas y eso es mucha trampa de tu parte-  Solo recordar ante antier, siento calor.

Prosigo con mi salida de la habitación, le indico que bajemos a desayunar. Me señala que tendrá que ir al baño, que bajará pronto. Señor parece nuevo en esto, y el hormonal era yo.

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