Es el primer año de mi bebé, Liam ya está grande he experimentado muchas cosas, aprendí la importancia de cuidar a está pequeña personita. Me salió que se parece demasiado al otro papá, tiene un cabellito con ondas, es castaño pero no como el mío, los ojos no son de color café como los de papá Sergio o mis propios ojos, son claros pero no son tan azules como papá Max. Eso me preocupó en su momento pero después se me fue pasando, al final solo será mi bebé siempre.
Han sucedido demasiadas cosas pasando por sus primeros dientes, el dolor que sentía bebé pero no lo puede expresar con palabras, lloramos juntos.
Recuerdo
En la cálida tarde de verano, la luz dorada del sol se filtra a través de las cortinas de la habitación de bebés, creando un ambiente acogedor pero cargado de una ligera sensación de caos.
La habitación que está llena de suaves tonos pastel, con una alfombra mullida en el centro y un par de juguetes de colores esparcidos por el suelo.Me encuentro en el centro del escenario, mi rostro refleja una mezcla de agotamiento y preocupación.
Me encuentro en el sofá, siento como una isla de calma en medio del torbellino de mi día. Mi cabello, que normalmente está perfectamente arreglado, ahora está desordenado.Los suaves rayos del sol que entran por la ventana iluminan las marcas de cansancio en mis ojos. Mi camisa de algodón, que alguna vez fue blanca, ahora tiene manchas evidentes de leche y algo de puré de zanahoria. A mí lado, un pequeño pañuelo de tela está empapado en lágrimas y saliva.
En mis brazos, mi bebé llora inconsolablemente.El pequeño Liam, de unos seis meses, está acurrucado contra mi pecho, sus mejillas rojas y calientes, y sus pequeños puños cerrados con fuerza. Intenté mecerlo suavemente de un lado a otro, cantando canciones de cuna con una voz quebrada por la fatiga y frotando su espalda en un intento desesperado de ofrecer consuelo. Sin embargo, cada intento parece solo agravar la angustia de bebé Liam.
La razón detrás de la agitación de Liam se revela en sus encías inflamadas, visibles cada vez que abre la boca en un llanto desgarrador.
Sigo diciendo que esto no es para mí.
Sus dientes están a punto de emerger, duele hasta cuando lo amamantó y el dolor que experimenta es evidente también. He intentado todos los remedios que conozco,le he dado un anillo de dentición frío, he masajeado sus encías con un dedo limpio y también he ofrecido un pequeño biberón de agua. Nada parece funcionar y la desesperación empieza a hacer mella en mi paciencia.En un rincón, una caja de medicamentos para bebés permanece sellada, esperando a ser utilizada, me debato entre seguir intentando métodos naturales o recurrir a ella.
La habitación parece un desastre en el lado de Liam a diferencia del de Gracie.
Hay de todo un saco de dormir para el bebé sobre la cuna, un par de baberos en la mesa manchados y una botella de leche aún a medio terminar sobre una mesita cercana porque sí duele demasiado y esa fue mi única alternativa para alimentación.Todo un caos.Mientras tanto, me inclino hacia adelante, mi respiración se vuelve cada vez más rápida y entrecortada. Siento cómo la angustia de bebé se mezcla con la mía propia, creando un círculo de desconsuelo. La piel del pequeño Domi se siente caliente contra la mía, y solo busco consuelo en la cercanía de mi hijo, esperando que el contacto físico sea suficiente para aliviar el dolor de ambos. No quiero recurrir a mis padres, les tengo que demostrar que puedo solo.
A través de la ventana, el sol sigue proyectando sombras cambiantes sobre la habitación, me doy cuenta que es algo tarde pero siento como si el tiempo estuviera ralentizado para este joven Pato, si hablo de mí, enfrentó la dura realidad de ser primerizo. A pesar del agotamiento, mis ojos reflejan una determinación inquebrantable de hacer todo lo posible por ayudar a mi hijo, incluso si eso significa enfrentar otro día lleno de incertidumbre.