Todo mal, día agotador

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No puedo creerlo, todo mal, llevamos toda la madrugada despiertos Liam no para de llorar ya lo lleve por todos lados de la casa, no tiene fiebre, le cambié el pañal, lo quise alimentar y nada da resultado. Para que le salgan los dientes faltan meses para eso.Me tuve que quedar en la parte de abajo de la casa, no quería despertar a nadie más en la casa.

Sin embargo estaba sintiendo algo de desesperación, no lograba calmarlo con nada. No sabía qué hacer y también me entraría la desesperación de no saber qué le sucede porque se encuentra así. También voy a llorar, veo su expresión y solo arruga su pequeño rostro. Tiene lágrimas. Vamos empezando, serán muchos días como este.

Tener un bebé no es fácil. Mientras seguía caminando de un lado a otro para ver qué más hacer. Escuché cómo bajaban las escaleras lo que me faltaba, al final si los desperté, espero que mi hermana no se haya despertado sería demasiado, se haría un tornado de llanto. El de Liam, ella y el mío. No soportaría nada.

-Es madrugada, que sucedió,amor- Papá fue quien bajó las escaleras para ver el alboroto de Liam.

-No lo sé, Liam no deja de llorar, no sé qué le sucede- En mi voz se puede escuchar la desesperación.

-Primero debes estar tranquilo tú, segundo descarta todos los problemas que no le provocan está lloradera y tercero déjame verlo-
La voz de mi papá es tranquila, más porque se acaba de despertar y sigue siendo madrugada, le pasó a Liam, le inicia a hablar, lo va revisando para ver qué tiene. Papá siempre será bueno para todo. -pequeño bebé bonito, que es lo que tiene, que puedo hacer por ti, necesitas descansar-

Si me pongo a pensar mis padres tienen más batalla por las noches con la bebé, entonces papá sabrá que hacer.

-Se va tranquilizando, eres el mejor en esto, tu voz es la mejor-
Los llantos van disminuyendo pero aún se ve la molestia en su carita.

-Sabes, estoy seguro que tiene cólicos, en los bebés es muy común y más porque solo son alimentados con leche, te daré unos consejos para que pasen la noche- Quién lo hubiera pensado, no me dieron un manual para esto. Papá me dejó más tranquilo.

Veo como va cambiando de posición a Liam, hace de todo pá. Le inicia a cantar bajito.

Todo va bien hasta que escuchamos otro llanto de la parte de arriba, se escuchan pasos, mi padre se levantó. Papá reacciona y me devuelve a Dom.

-Haz lo que te dije y como te enseñe, tu padre parece nuevo, iré a ver qué sucedió-
Papá solo suspiró y me devuelve a bebé. Sigue con un llanto más tranquilo pero ya se que tiene.

Regreso con cuidado a mi habitación, se escucha los regaños de papá Sergio a papá Max. Por lo menos Gracie no llora más. Entró con cuidado a mi cuarto y sigo cuidando, manteniendo bajo el llanto de Liam.

En la penumbra de la habitación, apenas iluminada por una lámpara de noche, sostengo con ternura a mi bebé, quien llora inconsolablemente debido a los cólicos. La habitación está en silencio, excepto por los sollozos de mi pequeño, que llenan el espacio con su angustia. Tengo ojeras marcadas por la noche sin dormir, balanceo suavemente a bebé en mis brazos, buscando aliviar su malestar.

Murmuró palabras tranquilizadoras, intentando calmarlo mientras acarició su espalda con movimientos suaves y rítmicos. Liam se retuerce y llora aún más fuerte, incapaz de encontrar consuelo. Mi expresión de preocupación y amor, me pregunto desesperadamente qué más podría hacer para aliviar el dolor de mi pequeño.

Pasan las horas y no se que más hacer, lo recuesto en la cama, le muevo sus piernitas con movimientos de bicicleta como papá me indico para movilizar su digestión. Pobrecito bebé.

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