Tenía que ser una Verstappen

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No sé porque mi esposo decidió que era buen día para trabajar, estoy en mi semana 36 lo más seguro es que no llegue a las 40 semanas pero son suficientes semanas para mí, la bebé ya está lista para salir y decir hola a todos.
Mi Pato y mi Liam ya pronto podrán ir a casa han luchado mucho y se nota mucho el progreso, su pequeño bebé a mejorado demasiado, recibió los tratamientos excelentemente.

Esta muy sano, me alegro por mis bebés, Pato y Liam.

Me encuentro de regreso a casa después de haber acompañado a Max al trabajo solo porque quería buena compañía. Desde que estoy más y más grande casi no salgo de casa de nuevo, no voy mucho tiempo al hospital a visitar al bebé, me canso demasiado y no soporto estar mucho tiempo quieto.

Debo de admitir que tuve un buen almuerzo con Max en su oficina pero no podemos hacer más, mis piernas y pies están muy cansados.

Entonces decidí volver a casa, hoy no podré ir a visitar a mi hijo, mi Patito Cuak Cuak, entonces deberé de avisarle. Hay días dónde
Me cuestiono mucho los actos de mi esposo.

Aunque me gusta cuando le hago una buena escena, se la pasa mal. Me divierto yo solo.

Al regresar a mi hogar, solo busco la manera de descansar y pasar un rato agradable conmigo mismo.Me recuesto en el sofá de mi sala se veía tan acogedor que solo será un momento. Suspiro aliviado acarició mi abultado vientre, disfruto de la paz por lo que llega mi bebé.

De repente, sentí un leve calambre en la parte baja de mi abdomen, seguido de una sensación cálida y húmeda. Al levantarme apresuradamente, notó que mi ropa interior se había empapado. El corazón me latía con fuerza mientras intentaba recordar las indicaciones del médico sobre qué hacer en caso de que se rompiera la fuente.No puedo creer que esto me sucede, no ahora, no debería estar en parto o tal vez sí, era tarde o temprano. Esa fecha estaba muy cerca pero no justo hoy.

Con las manos temblorosas, sacó el teléfono y marcó el número de mi esposo, Max. El teléfono sonó varias veces antes de que él respondiera.

-Max, será mejor que te apresures y salgas de esa oficina porque esto no es una falsa. - Tomó una respiración y continúo. -Alarma, la bebé ya viene o te apuras o te apuras-

Cuelgo antes de que pueda responder.
Con mi voz entrecortada, logré explicarle lo que había sucedido, mientras las contracciones comenzaron a intensificarse gradualmente. no recordaba este dolor, algún día Max Emilian me vengare de ti.

Max, quien estaba en el trabajo a una hora de distancia, prometió llegar lo más rápido posible. Por lo mientras trató de mantener la calma, respirando profundamente como me habían enseñado en las clases de preparación para el parto. Mientras esperaba a mi esposo, miró por la ventana hacia el tranquilo vecindario, pensando en cómo mi vida estaba a punto de cambiar para siempre con la llegada de mi primera niña y la última, no pienso tener otra más.

Finalmente, escuchó el sonido del auto de Max deteniéndose frente a la casa. Mi corazón se llena de alivio y emoción al ver a mi esposo corriendo hacia donde estoy, con ojos llenos de preocupación y amor. Juntos, nos preparamos para el siguiente capítulo de nuestras vidas, mientras nos dirigimos hacia el hospital con la certeza de que pronto conoceríamos a mi pequeña.
Durante el transcurso de la casa al hospital, solo podía maldecir a mi amado por todo lo que me hace pasar. Dolor y solo dolor sentía, si hubiera sido por mi yo hubiera conducido y metido hasta el fondo el acelerador.

-Para la otra seré yo quién te la meta y te embarazare para que sientas todos esto y recapacites en lo que haces, no te burles-

Veo cómo a pesar de que está concentrado en el camino suelta una risita, le pellizco una pierna por lo que hacé.

¿Tu propio Patito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora