Abuelo y papá al mismo tiempo

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Imaginar llegar que algún día llegaría a este punto de mi vida no es fácil porque en primera me prometí que no tendría un segundo hijo en primer lugar tenía más para seguir haciendo de mi vida la mejor, segunda no soñé con tener una niña, no al cien por ciento pero aquí estamos no hay marcha atrás y tercera si quería un nieto para que siguiera más adelante con los Wolff Verstappen pero no en estos momentos primero tenía que dejarle al mando esto a mi primogénito Patricio cuando tuviera mayor edad para manejar todo lo que he logrado después de mis padres, como le explicó a mis empleados que mi hijo no podrá continuar con esto porque salió que ahora se tendrá que encargar de un bebé. Luego está el hecho que no solo trabajaré en la empresa, también tendré que trabajar en casa porque mi Checo no me dará tregua con la bebé.

Conocer a mi nieto fue una cosa que aún no puedo describir fue como volver a cargar a Pato cuando era un recién nacido debo de aprender a vivir con esto nadie debe de tener la culpa de lo que sucedió, tal vez debo de ver las cosas de buena manera, tratar de tranquilizarme y lidiar con todo, no puede ser el fin de esto. Debo de demostrarle a mis padres, a papá que no soy como mi padre, no quiero volver como la persona que es, debo de defender a mi familia.

Ha pasado algo de tiempo desde que conozco al bebé  Pronto los darán de alta del hospital ese pequeño demostró ser muy fuerte y salir adelante. Algo bueno ha hecho Pato por lo menos dio una.

A pesar de que mi esposo se encuentra entrando en su noveno mes aún se la pasa de aquí a allá, va a visitar a mi hijito y su bebé, se que no hace mucho esfuerzo, aún así lo invite a qué almorzara conmigo en mi oficina, después del nacimiento del bebé me detuve en la producción de mi empresa entonces no puedo seguir de holgazán. Mi orgullo no me deja tranquilo.
Le encargué unas cositas para pasar un rato agradable con mi querido esposo, antes de que nos mantuviéramos despiertos por lloriqueos.

Solo pensarlo me dan escalofríos. Porque me permití todo esto.

Preparo todo, pongo el almuerzo que consiste en brócolis al vapor con pollo asado,un batido de frutos rojos, algo de té descafeinado, agua natural para mi amor y para mí algo de carne asada también tengo un agradable café para pasar un buen día. Con cuidado, colocó sobre el escritorio de mi despacho una colorida ensalada de quinoa y vegetales frescos es algo muy importante para la dieta de mi esposo, cada ingrediente dispuesto con precisión. También prendo una vela aromática para pasar el rato.

Este escritorio sabe muchos secretos.

Sobre un lado del escritorio, una tarjeta escrita a mano espera ser descubierta por mi marido, con palabras de amor y gratitud. De vez en cuando debo de ser romántico con el amor de mi vida que decidió estar para siempre conmigo.
En el ambiente tranquilo de la oficina, se escucha el leve zumbido de los ordenadores y el suave murmullo distante de las conversaciones telefónicas. Sonrió con satisfacción mientras imaginaba la sorpresa y la alegría de mi esposo al descubrir el gesto preparado con tanto cariño.Veo todo como término y es lo que imaginé.
Es lo mejor.

Me siento un rato más en espera de que llegue mi Checo. Giró un momento mi silla hacia la vista, una hermosa vista diría yo, me adentro en mis pensamientos.Tendré que organizarme bien con mi agenda para poder darme un tiempo para cuidar a mi niña y a mi esposo porque no serán días fáciles.
No noté cuando entró mi esposo a mi oficina, solo sentí unos brazos rodear mi cuello y un beso en la cabeza. Se separa de mí y puedo girar lentamente.
Lo saludo como siempre y le indico que tome mi mano mientras lo guío para que se acomode del otro lado del escritorio, al parecer si le gusto cuando pasamos estos momentos juntos.

-Max, todo es muy bonito pero porque me haces venir, cielo ya no puedo llegar hasta aquí, no importa si es por elevador, me canso mucho- Ver la sonrisa es lo más hermoso, siempre busco lo mejor para él, mi mayor esfuerzo es el mejor que le puedo dar.

-Es por lo que llega la bebé, debes de saberlo más que nadie, aparte tengo que trabajar- No puedo descuidar mi deber, mis deberes.

-Lo sé, lo sé pero aún así, puedes ir a casa, gracias- Su respuesta es la más sincera que conozco.

-Te parece si comenzamos, mandé a traer un buen menú- Él siempre se emociona con estás cosillas, se esfuerza mucho cuando me prepara de comer.

-Si, cielo, te amo demasiado- Sostiene mi mano y me da un beso en ella, desde cuándo cambiaron los gestos.

-Te amo, hay que comer, debes de morir de hambre- Le inició a servir su almuerzo de hoy, le recuerdo lo importante que siempre será para mí.
Platicamos mientras pasamos un rato agradable, me cuenta de cómo va el niño, que mis papás lo han ido a ver mas veces que yo, le explicó que aún no me encuentro bien con mis sentimientos y esas emociones que no me dejan saber que buscaba.

Recordamos los días de mis inicios aquí en la oficina y cada cierto tiempo me visitaba muy seguido aquí. Cuando me daba el lujo de faltar a juntas importantes porque en ese entonces aún no teníamos a nuestro hijo. Bellos momentos que compartimos.
Mediante avanzamos en nuestro almuerzo, no nos dimos cuenta de la hora. Tenía que volver al trabajo, tuve que cortar la conversación que teníamos animadamente.

-Amor, me encantaría que siguieras aquí conmigo, me gusta mucho tu compañía pero seguiré trabajando, no te importa si me concentro- No le diría que se fuera, al contrario mientras se quede conmigo no hay ningún problema.

-Sabía que te alejaras de mí, no hay nada más importante que tú amado trabajo-

Algo no se hacer bien al parecer, hasta que volvió a hablar Checo.
- Está bien, cielo, la verdad todo estuvo muy delicioso pero me siento cansado, volveré a casa- Solo él puede asustarme de esa manera.

-Me voy, aunque puedes venir conmigo si así lo deseas- La mirada que me lance es convencedora pero no, debo de resistir y seguir con mis labores.

-No, amor, debo de seguir para que la bebé y tú tengan todo lo que necesitamos para que crezca bien- Inicio a recoger todo, le entrego la carta que tenía que leer pero por el tiempo y la plática extensa que tuvimos, no fue posible entregársela y que la disfrute.

-Esta bien, me voy a casa sin ti-Vuelve el drama sabía que no me salvaría de sus cambios de opinión y humor.

Me esperaba un día muy largo cuando regrese a casa. Solo veo como mi esposo sale lo más rápido de aquí. Íbamos tan bien. Después tendré que buscarlo y ver cómo lo contento.

Describir mi día de trabajo es muy agotador, tengo que llenar y firmar muchos documentos, leer y revisar a detalle cada uno.

Desde temprano, me encuentro rodeado de montones de papeles y mi pantalla de mi computadora llena de correos por responder. Mi día comienza con reuniones consecutivas, dónde delego tareas y tomo decisiones estratégicas rápidamente por algo soy Max Emilian Wolff Verstappen.

Entre llamadas telefónicas y visitas de empleados, apenas tengo tiempo de almorzar por eso hoy hice una excepción. Los minutos vuelan mientras reviso informes financieros y preparó presentaciones para una próxima junta directiva.
A medida que avanza la tarde, mi escritorio se convierte en un campo de batalla entre recordatorios y la lista de pendientes que parece no disminuir.

Respondo correos con mano firme y gestiono crisis imprevistas con calma, siempre buscó soluciones eficientes. Cuando finalmente llega la tarde, aún me encuentro en mi despacho, revisando el último informe antes de cerrar la jornada. Pensaba ir a comer a mi casa.
Mi día a día es una mezcla frenética de decisiones rápidas, responsabilidades múltiples y una presión constante por cumplir con las expectativas tanto de la empresa como de mi equipo.

A pesar del cansancio evidente, mi determinación y enfoque siguen siendo inquebrantables mientras se preparó para otro día similar mañana o eso tenía contemplado hasta que recibí la llamada de mi esposo al parecer este es un grandioso día para nacer a mi hija le dio por aparecer, por venir al mundo. Algún día comprenderé el porqué fui castigado de esta manera, cómo es posible que sea abuelo y papá al mismo tiempo. No llegó ni a los cincuenta años y quién diría que este día llegaría. No sé cómo reaccioné a tiempo para poder llegar a la emergencia.

Justo no tenía ni unas horas que había pasado un rato tranquilo con mi hermoso esposo pero al parecer el destino busco cosas diferentes para los dos.







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