Hay algo muy importante que siempre debo de saber y es defender a mi familia de cualquier amenaza. Sin embargo cómo podría lidiar con un menor de edad el cual me ha desafiado, lo único que buscaba era que todo se mantuviera como hasta ahora con mucho control y disciplina. Ha pasado algo de tiempo desde mi desafortunado encuentro con ese amigo de mi hijo. Otra vez tuve que pedir perdón por algo que no ocasione.
Me encuentro en mi oficina trabajando, siempre logro distraerme de los demás asuntos. Por alguna razón recibí la visita de mi hermanito.
Al parecer todo el mundo tiene la razón. Mi esposo, mis padres, mi hermano, Patricio también la tenía, eso jamás. No sé cómo llegamos a todo, siempre busco y busco la manera de amar a mi familia. Hay que agregar también que mi Sergio amenazó con irse de la casa lo que resta del embarazo, pobre de mí.
Nadie comprende lo que puedo sentir.Horas atrás...
La luz del día se filtra suavemente a través de las persianas entreabiertas, proyectando rayas de luz sobre el escritorio ordenado. Me encuentro sentado frente a mi computadora portátil, con un sándwich a medio comer en un plato a un lado y una taza de café humeante al otro. Con gestos rápidos y precisos, manejó documentos mientras habló por teléfono con mi hermano menor, cuya voz se escucha distante pero clara a través del auricular.
En la pantalla de la computadora, se refleja la luz suave de la pantalla mientras tomó notas con una mano y con la otra sostengo el auricular firmemente contra mi oreja. La conversación con mi hermano parece animada y llena de complicidad fraternal, ambos reímos de vez en cuando, compartiendo recuerdos o discutiendo planes futuros. Hasta que menciona algo que me dolió mucho. George plantea de que un día mi amor me dejara por mis tratos, tendré que asegurarme después que no sea así. Jure que siempre lo amaría.
El sándwich, olvidado momentáneamente, descansa sobre el plato mientras me sumergí en la conversación, cada tanto llevándome una mano a la barbilla o al mentón, gestos reflexivos que acompañan mis palabras. Aunque estoy inmerso en mi trabajo, la conexión con mi hermano es clara y reconfortante, una pausa bienvenida en medio del ajetreo diario de la oficina.Si algo se, es que George siempre buscará la forma de persuadir al igual que papá Toto.
Mi rostro está tenso, marcado por líneas de cansancio y preocupación. La pantalla parpadea con números y gráficos que parecen no tener fin. Mi frente está arrugada en una mueca de frustración, y de vez en cuando me pasó una mano por el cabello desordenado, mentalmente me preparo para la visita que será larga y de arrepentimiento.
Pasando el rato solo le informo a mi asistente que estaré ocupado,no me molesten en el momento que esté George aquí. Me dará un sermón, no importa si al inicio de la llamada hablamos de diferentes situaciones con carcajadas.
No es ni la 1 de tarde cuando llega la visita de mi querido hermanito.
-Buenas tardes, llegó el mejor hermano del mundo-Me recargo en mi silla, solo puedo ver como entra George siempre haciendo una exagerada entrada.
-Que te trae por aquí querido hermanito, deseado por todos- Si hubiera un concurso de sarcasmo sin duda ganaría yo.
-Obviamente ese soy yo, mi Max Emilian, supe que tuviste un enfrentamiento con un chiquillo-Solamente porque no puedo golpear a mi propio hermano menor porque se me vendrían encima mis padres, ya no quiero más problemas en mi vida.
-No tendrías que haber llegado con tus hijitas- Ver a mi hermano sin sus bebés no es normal, las tiene muy consentidas.
-Están en casa con mi amado esposo Alex, debes en cuando debo de tener tiempo para mí- Me lo imaginé. George a veces pude ser desesperante.