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"Mírame a los ojos
¿No puedes reconocer mi cara?
Ahora estás en mi mundo.
Puedes quedarte.
Pero tú me perteneces.
Tú me perteneces.
Ésta es una casa feliz.
Somos felices aquí
En ésta casa feliz.
Oh, ésto es divertido.
Tu mente quiere irse
pero tú no puedes irte".

1996, [You've discovered me, now you can't escape]

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1996, [You've discovered me, now you can't escape]

Theodore Nott.

Theodore corría por el bosque prohibido.

Ella se alejaba, podía sentirlo.

No sabía que juego retorcido era aquel que jugaban, pero comenzaba a cruzar una linea peligrosa que le causaba un mal presentimiento.

De hecho, ya habían cruzado esa linea desde hace tiempo.

Las ramas secas del bosque se incrustaban en su piel, mientras que el viento helado entumia sus músculos. Sus miedos, su curiosidad y sus errores se mezclaban en el lugar, recordándole por quién estaba ahí y lo que implicaba involucrarse en su mundo.

Theodore creyó que el mundo de él jamás podía relacionarse con el mundo de Sienna, pero ahí estaban, demostrando lo equivocados que ambos estaban del otro.

Escuchaba sus risas hacer eco en el lugar, como un recordatorio de lo que ambos habían decidido y habían errado. Porque se habían equivocado; él se había equivocado y ahora no sabía cómo detenerlo.

El pulso acelerado de Theodore parecía ser uno con el pulso de Sienna, podía sentirse entrelazado con ella, con sus secretos y sus malditos errores.

El amo de Sienna ya no se encontraba cerca, pero aún así, la actitud de ella le mostraba lo tan afectada que ya se encontraba por la situación, por la guerra en si.

Detrás de él pudo oír voces, gritos... una multitud se acercaba, buscaban a Sienna, ¿la habrían descubierto? Theodore aceleró su paso, encontrando a la distancia la hermosa figura de esa mujer de la que tanto se preocupaba: su cabello rubio y su piel pálida brillando ante la luz de la luna, sus ojos cafés buscándolo con la mirada, llenos de una diversión retorcida... sus labios rojizos articulando palabras al aire que él no estaba dispuesto a escuchar.

El vestido blanco y holgado que Sienna usaba ondeaba junto al viento, manchas rojas adornaban la tela de seda, recordandole a Theodore lo que horas atrás habia sucedido, la situación en la que encontró a Sienna.

Ensangrentada, con la mente perdida, sometida.

Y después de eso... la manía que venia después, esa forma retorcida de sobrellevar el trauma.

Don't forget me. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora