Don't forget me. [+18]

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1996 [There is no worse beginning than making an unbreakable oath]

Lyra Black

Lyra observaba el regalo de su padre con mala cara.

Había tomado con resignación la carta de Sirius, escuchando los ladridos de un cachorro llamar la atención de todos en el Gran Comedor.

"Hija mía, adorada y amada Lyra:

Te entrego este presente con todo el cariño que papá te tiene; espero que ese cachorro te haga entender que tú nueva mascota será mejor compañía que Riddle.

No seas dura con tu padre, te prometo que haré lo que quieras, estoy a tu disposición, hija.

Pero no hagas que ese mocoso irritante se convierta en mi... ni siquiera puedo escribir aquella palabra.

Lyra, estás mejor soltera, ni siquiera Harry te merece, así que por favor, conformate con este cachorro, que yo jamás te exigiré que te cases con cualquiera.

Es más, te regalaré otro cachorro si con este no te basta; pero no le aceptes la cita a ese niño.

Recuerda, es el enemigo. Todos los hombres son tu enemigos, hija.

PD. Si la niña rarita y loca que Isabelle engendró sigue sin cerrar la boca, entonces avísame hija, tengo varias ideas en mente para ayudarte a extinguir ese problema.

Te ama tu padre".

—¡Qué cosita tan preciosa, Lyra! —Eloise chilló, llegando al Gran Comedor con el resto de las chicas y tomando asiento cerca de ella; Elijah se encontraba a su lado izquierdo, Sienna a su lado derecho.

El cachorro que intentaba tomar equilibrio en la mesa les movió la cola, como si de repente prefiriera a esas personas que no conocía y no a su dueña. Lyra frunció su entrecejo.

—Gracias, me lo dicen a menudo. —Lyra dijo, era cierto.

Todas le pusieron mala cara, en cambio Elijah sonrió con su coquetería barata y la envolvió con sus brazos.

—Mi ex novia es humilde, por eso nos seguimos amando.

—El "nos" se me hace innecesario. —Lyra bramó.

Sienna miraba al cachorro anonadada, el cachorro giró a verla y soltó un ladrido agudo mientras ahora le movía a la rubia la cola, los ojos de su mejor amiga se llenaron de lágrimas.

—¡Ay Lyra, creo que me ama! —Sienna chilló sin tocarlo aún —. ¿Verdad que me ama?

Lyra asintió. Era lógico, todos amaban a Sienna, y quién no lo hacía, entonces no merecía siquiera existir en el mundo, así de simple.