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1996 [Bad blood, screwed family]

Lyra Black.

Lyra se había arriesgado un poco, y al lograr escabullirse por la mañana, tuvo un excelente día junto a Mattheo.

Se encontraba anhelante de camino a casa, con una sonrisa enorme y suspiros suaves mientras pensaba únicamente en el, en ese chico misterioso.

No podía mentir respecto a lo ilusionada que se sentía respecto a todo lo que se relacionaba con el, pero eso no lo incluía con su vida, no lo permitía.

Tenía un muro de hierro que Mattheo no podía pasar, y aunque le deprimía la idea de no volver a verlo, sabía que solo había sido un buen verano, y que era momento de decirle adiós.

No importaba, Lyra llegaba a Grimmauld Place dispuesta a recibir los castigos que sus padres le darían por romper las reglas estrictas en el lugar a causa de la guerra.

Y mientras entraba al lugar sin borrar aún su sonrisa, ella pensó en su aspecto tan despreocupado que tenía ahora mismo: unos pantalones cortos y una blusa de tirantes, su cabello azabache estaba lleno de arena y agua de mar, completamente rizado por el aire salado y toda su piel un poco bronceada, también manchada de arena.

¿Cómo había pasado de charlar con Mattheo en un puente de Londres a estar en el mar? Aún no estaba segura, pero no sé arrepentía en lo absoluto.

Había anochecido hace bastante tiempo, y el viento nocturno chocando sobre sus mejillas era reconfortante, la luna el único testigo de lo feliz que había sido horas atrás con Mattheo.

-¿En dónde estuviste toda la tarde? -la voz de su padre resonó en el pasillo, Lyra lo miró sin borrar esa sonrisa alegre y se encogió de hombros -, Pudiste... pudiste dejar al menos una nota.

-Me he olvidado de dejarla. -Lyra expresó, avanzando por el pasillo para subir a su habitación, pero su padre negó con su cabeza.

-No puedes seguir haciendo esto, Lyra -susurró su padre, sin querer molestarla -, Es peligroso.

Ella borró lentamente su sonrisa, por supuesto que podía darse una idea del peligro al que se exponía, pero aún así no aceptaba privarse de su libertad únicamente por culpa de los errores de sus padres, era simplemente injusto.

-Yo no pedí estar aquí. -Lyra susurró, sin querer hacer un escándalo, no deseando ser escuchada por el resto.

Sirius giró su rostro para mirar detrás de el con terror, para después volver a mirarla, Lyra frunció su ceño. ¿Por qué se mostraba tan aterrado de ser escuchado?

Pero en el instante que su padre la volvió a mirar a los ojos, ella enseguida comprendió de quién se trataba.

Era su madre, su madre se encontraba en Grimmauld Place, y gracias al silencio de ambos Lyra logró escuchar la voz de Isabelle a lo lejos, en la sala de estar. Había un leve bullicio de voces, pudo identificar la voz de Lupin y Maddison, al igual que las voces de los señores Weasley y de un hombre desconocido.

Lyra cerró sus ojos unos pequeños instantes, no deseaba ver a su madre, ¿para que había venido a Grimmauld Place? No tenía nada que hacer ahí, tenía una vida aparte, y había asegurado semanas atrás que no volvería a verla en mucho tiempo.

-¿Por qué le temes? -Lyra preguntó en un murmullo para que Sirius únicamente pudiera escuchar -, ¿Por qué estás tan aterrado cuando ella está a tu alrededor?

-Yo no le temo a Isabelle -su padre negó y Lyra bufó, por Merlín, por supuesto que su padre siempre cambiaba drásticamente por el miedo a Isabelle -, No tengo ningún motivo para temerle.

Don't forget me. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora