54. Distancia

834 42 37
                                    

Paolo Bianchi

Pedido de @Hotchi_witchi 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pedido de @Hotchi_witchi 

–¡Sofia Evans!

La mirada de la joven recayó en el profesor que la observaba burlonamente en la tarima, esperando una respuesta que ella no tenía. Una respuesta que nadie en esa aula tenia, pero que solo le quería preguntar a ella. Y ella deseó con toda su alma que Axel estuviera allí para marcarse un tornado de fuego en su cara.

El timbre sonó de fondo borrando la sonrisa en el rostro del profesor para instalarla en el rostro de la joven de cabellos castaños. Esa vez, y solo esa vez, la suerte estaba de su lado. Al terminar de guardar todo le dedicó una sonrisa de lado al profesor antes de salir, recibiendo una mueca de su parte que la alegró más.

Sofia 1 – Profesor de mierda 10

Si algo había aprendido de su hermano es que no era nada que no se pudiera remontar.

–Te la tiene jurada, lo sabes ¿verdad? – inquirió Ruby, una joven de cabellos pelirrojos caminando a su lado. – No te dejará en paz hasta que salgas con Kyle.

–Antes muerta. – siseó abrazando con más fuerza sus libros.

No iba a ceder, ni aunque la suspendiera, pero ella sabía que eso no podía hacerlo. Sofia era inteligente, sus notas eran las más altas de su año de carrera, dignas de matrículas de honor. No había manera de que la suspendiera mientras ella no fallara. Lo único que podía hacer era joderle la existencia.

Salir con Kyle, el hijo de su profesor de derecho penal, no era la solución.

–En verdad haríais una buena pareja. – murmuró en su oído su compañera.

La mala mirada que le dirigió a su segunda al mando fue suficiente para callarla.

Dejó sus libros en la taquilla y le dedicó una mirada a su teléfono antes de guardarlo en su bolsillo trasero con una triste sonrisa en su rostro. No había ningún mensaje de él.

Se palmeó las mejillas, tratando de borrar esa sonrisa triste antes de que Ruby la viera. Debía estar en las mejores condiciones para dirigir a su equipo. No podía dejarse ver débil porque todas se derrumbarían con ella.

Sofia había conseguido una plaza en la mejor universidad de Japón gracias a su inteligencia y a su habilidad en el fútbol. Haber formado parte del Inazuma Japón, equipo vencedor del mundial juvenil, había marcado su nombre con una estela dorada.

La única jugadora femenina que logró colarse en un mundial masculinizado.

La mejor jugadora del mundo.

Equipos de todo el mundo quisieron poseer su talento, pero nadie consiguió sacarla de las entrañas de su japón natal. Nadie iba a poder, su madre ya había dejado marchar a Mark, y aunque ella nunca la detuviera, sabía que le rompería el corazón en mil pedazos si ella también se marchaba.

One Shots Inazuma ElevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora