Jugadoras, gerentes, espectadores....
Aquí podremos ser todo lo que queramos.
Aquí, podremos reír y llorar, enamorarnos y odiar.
Viviremos una vida junto a nuestros jugadores favoritos, y como diría Mark...
¡Juguemos al fútbol!
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Él sabia que estaba mal.
Sabía que no debía mirarla de esa forma. No podía amarla de esa forma. No estaba bien ni para él ni para ella. Aquello que sentía no haría más que lastimarlo y herirlo. Herirlo de la misma manera que él la hirio a ella.
Aunque no lo hizo directamente, la lastimó. Lastimó a la persona que ella más quería en el mundo y al hacerlo la lastimó a ella. Pero en ese entonces el jamás penso sentir lo que en ese instante sentia. Jamás pensó que se enamoraria de ella.
De Kumari Sharp.
La hermana de Jude Sharp, el chico al que anteriormente había dañado con la Royal Academy Delux, había conquistado el corazón de piedra que el poseía sin siquiera intentarlo.
Solo bastó verla sonreír para desear que aquella sonrisa fuera dedicada a él. Solo bastó una mirada para tenerlo a sus pies. Solo bastó una palabra para enamorarse del dulce tono de su voz. Solo bastó que estuviera cerca de él para que fuera feliz.
Y entonces fue cuando entendio muchas cosas.
Entendió las lágrimas que su madre derramaba por su padre aun que el los abandonara.
Entendió por que decia que no podia controlar su amor por él.
Entendió cuando le dijo que llegado su momento él la comprendería.
Porque lo hizo. La entendió. Él tampoco podía cambiar sus sentimientos.
-¡Stonewall!- el grito del entrenador sobresalta a todos, incluyendolo a él por andar pensando en ella.- Concentrate en el balón o sal del campo.
Ignorando las miradas del equipo, siendo la mayoria de desconfianza, chutó el balón.
⚽ · ⚽ · ⚽ · ⚽
Avanzó por la calle pensando en Kumari. La mayoría de las veces se sentía como un imbécil, siguia sin saber en que momento se quedó tan prendado de ella.
Escuchó un gritó procedente de unas calles más adelante. Tal vez estaba alucinando, pero podria jurar haber escuchado su voz.
No fue hasta que se escucho otro grito que se dio cuenta que no deliraba. Kumari gritaba pidiendo ayuda.
Corrió en dirección de donde provenían sus gritos. Encontrandose con unos chicos más mayores arrinconandola. A si que no lo penso dos veces al gritarles.
Ciertamente los jugadores de fútbol no podian meterse en peleas, pero en casos urgentes si. ¿Y si salvar al que consideras el amor de tu vida no lo es, que lo iba a ser sino? Era un motivo más que justificado.
Así que cuando lo atacaron saco a relucir los dotes que habia recibido gracias a las peleas callejeras en que se metía.
Solo hizo falta golpear a uno para que los otros huyeran despavoridos.
