Jugadoras, gerentes, espectadores....
Aquí podremos ser todo lo que queramos.
Aquí, podremos reír y llorar, enamorarnos y odiar.
Viviremos una vida junto a nuestros jugadores favoritos, y como diría Mark...
¡Juguemos al fútbol!
–¿Por qué me miras así? Como si se me hubiera salido una tuerca.
–No sé, será porque de verdad se te fue un poco la olla.
–¿Por qué? ¿No crees que funcione?
Me froto los brazos con fuerza, tratando de infundirme calma, sin embargo, no siento que este surtiendo mucho efecto. No con él. Parece que calma no es precisamente lo que se pueda sentir con quien invoca el fuego.
–No sé yo... – murmuro viendo como sus orbes oscuros me observan expectantes. – ¿De verdad quieres que volvamos a intentarlo? ¿No crees que va siendo hora de pasar página, Axel?
–¿Pasar página? Sabes lo mucho que nos costó llegar hasta aquí.
–Lo sé, es solo que quizás...
No funciona. Siento que hagamos lo que hagamos no funcionará.
Bueno, quizás soy la que ha condenado esta relación desde el primer día.
⚽ · ⚽ · ⚽ · ⚽
–No lo entiendo.
Me llevo una cucharada llena de helado a la boca, tratando de apaciguar mi rabia en ella. ¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué a la gente le gusta tanto complicar las cosas? Más concretamente... ¿Por qué a Axel le gusta complicar las cosas?
–¿Qué es lo que no entiendes? – me cuestiona con una cara rara.
–No entiendo porque Axel se empeña tanto. Mirarnos a ti y a mí, – nos señalo con la cuchara, a lo que él se mueve temeroso de que le salpique su uniforme de la selección con el helado. – felices de la vida siendo mejores amigos. ¿Por qué se empeña en complicar más las cosas?
–Siento decirte esto, pero la que lo está complicando eres tú. – sonríe.
Oigo como una bandada de chicas que aparentan no prestar atención a nuestra presencia y conversación suspiran ante él. No puedo culparlas, Erik es el sueño húmedo de muchas.
–Desde un principio fuiste tú quien le sugirió lo de romper y daros un tiempo porque tenías que irte a Italia en verano, yo creo que Axel solo te siguió el rollo porque no quería perderte.
–Ya... No quiero hacerle daño. – murmuro mordiéndome el labio. – No quiero perderle. Es un muy buen amigo, y yo...
No, no quiero que se aleje de mi vida. Quiero que seamos amigos, que pueda abrirse conmigo cuando lo necesite sin dudar. No quiero que regrese a esa faceta de "no te incumbe mi vida" tan fría que tiene con los demás.
–Debes darle tiempo. No puede pasar de decirte "amor" a animarte a saltar a los brazos de alguien más en tan poco tiempo, honey. Necesita tiempo antes de volver a ser tu amigo.
