Jugadoras, gerentes, espectadores....
Aquí podremos ser todo lo que queramos.
Aquí, podremos reír y llorar, enamorarnos y odiar.
Viviremos una vida junto a nuestros jugadores favoritos, y como diría Mark...
¡Juguemos al fútbol!
-¡Pense que me amabas! ¡¿Como pudiste hacerme algo así?!- grito enfurecida.
-Amor no es para tanto...
-¡Que no es para tanto dice! Pero te das cuenta de lo que has hecho- me caigo de rodillas al suelo desesperada.
-Solo es una cena con mis padres, tranquilizate- apoya sus manos en mis brazos dando caricias, como si estas me ayudaran a aceptar lo que hizo.
-¡¿Solo una cena?!-exlamo alterada. Mi futuro depende de eso - Es la cena más importante de mi vida. ¿Como puedes pedirme que me tranquilice? No pensaste en todo lo que podria salir mal..
-No, si para eso ya estas tu- susurro mi novio.
-¿Y si me caigo encima de tu madre rompiendole la pierna como pasó cuando conocí a Axel? ¿Y si bebo tanto vino que se me sale por la nariz y mojo a tu padre como pasó con Jude? O ¿y si..
No logro terminar de hablar porque me interrumpe con un beso. Uno beso suyo, que como siempre, me dejan alucinando.
-Te sujetare para que no caigas, e impedire que bebas mucho vino. De esta manera no pasara nada ¿sí?- me sujeta la cara con ambas manos, mientras asiento lentamente, sin prestar mucha atención. No despues de tal beso - Te paso a buscar a las nueve, estate preparada. Debo ir a hacer un par de cosas. Nos vemos.
Me da otro beso y se levenata yendo a la puerta de mi apartamento, sin darme tiempo a quejarme más.
Me levanto enseguida corriendo en dirección a mi cuarto con una incognita en mi mente.
Dijo a las diez ¿no?
⚽ · ⚽ · ⚽ · ⚽
Corro en dirección a la puerta sujetandome con una mano la toalla que tapa mi desnudez mientras el timbre no deja de sonar. Y por la prisa acabo con el trasero estampado al suelo.
-¡Cuantas veces te he dicho que no llames así!- le digo a Nathan en el momento en que abro la puerta -Harás que los vecinos me saquen a patadas del edificio.
-¿Te das cuenta de la hora que es?- ignora mis palabras y entra mirandome alterado. Repasa lo que encuentra frente a él una y otra vez.
Admito que ahora mismo debo dar mas miedo que una yo con regla y sin chocolate. Tengo la mitad del pelo en bucles y la otra mitad rizada, con las uñas de una mano pintadas y las otras no. ¡Ay dios, que vergüenza!
-Todavía queda una hora para la cena- voy de regreso a mi cuarto a terminar de arreglar el pelo- Llegaste temprano.
-¡¿Se puede saber de que hora hablas?! Son ya las nueve- me sigue.
