60. Distancia (parte II)

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Paolo Bianchi

Pedido de @Hotchi_witchi 

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Pedido de @Hotchi_witchi 

–¿Por qué estas tan nerviosa?

–No estoy nerviosa. ¿Quien dice que estoy nerviosa? – inquirió con una sonrisa forzada mientras trataba de delinearse el ojo sin morir en el intento por su temblorosa mano. – Te lo estas imaginando.

Instantes después el delineador acabó en el suelo y Sofia se limpiaba los ojos con desmaquillante furiosa. No había manera de que quedaran iguales. A la mierda.

Sus ojos comenzaron a lagrimear cuando unos brazos la envolvieron con fuerza calmándola. Su aroma la envolvió con fuerza haciéndola sentir segura.

–Todo saldrá bien.

–¿Y si la cagamos? ¿Y Gian se da cuenta de que esto no es más que un plan nuestro? ¿Y si...?

–Nada. Nadie se dara cuenta de nada. – murmuró deteniendo su palpitante miedo con un beso en su frente. – Nada saldrá mal, amore, estoy aqui contigo.

Se abrazó más a él, deseando que toda aquella mierda acabara ya, a pesar de que ni siquiera había comenzado. Axel estaba a punto de tomar posesion como el Gran Emperador, y tanto ella como Paolo debían asistir, dado que ella se convertiría en su mano derecha. Tenían un plan para solucionar la estancia de Paolo con ella, sin embargo, también temía que no se lo tragara, y acabara descubriendo todo el meollo de la situación.

Terminó de arreglarse y emprendieron camino al edificio Quinto, lugar donde se llevaban a cabo las celebraciones. Sonrisas falsas e inclinaciones de cabeza hacia gente que ella deseaba hincarle el diente en la yugular. Su mirada cayó en su novio que parecía desenvolverse con naturalidad allí, como si ese fuera su habitat natural.

Sintió como su corazón se detenía al ver acercarse a Gyan Cinquedea, sin embargo Paolo pasó un brazo por su cintura atrayéndola hacia él, tratando de transmitirle seguridad y confianza.

Ella ya había conocido a Gyan, pero no Paolo.

–Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí? – alzó una ceja escaneando a Paolo nada más llegar a ellos. Esa sonrisa dibujada en su rostro no parecía corresponder a lo que sus ojos le gritaban. – Si no es nada más ni nada menos que el meteoro blanco de italia. ¿Algo que quieras explicarme, mi querida Sofia? – inquirió posando su mirada esta vez en ella.

–Yo, bueno... En realidad.

–Es un placer conocerle, señor Cinquedea. – estiró su mano Paolo como el hombre de modales que siempre es, haciendo que Gyan sonrisa más y asienta con la cabeza, como si aprobara su galantería.

–El placer es mio, Bianchi. Es una sorpresa verle a usted por aquí. – señaló el lugar, dandole una mirada de reojo a la castaña.

Ciertamente, ¿que haría el gran Paolo Bianchi, el meteoro blanco de italia, en el seno de una celebración que juraba controlar el fútbol destruyendo así su esencia? Él. Ese jugador que se caracterizaba por ser indomable en el juego.

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⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

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