XXVIII. No me dejes

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Izuku se despertó en la habitación blanca de la enfermería. Le dolía todo el cuerpo pero no parecía que tuviera nada roto. Observó a su alrededor y no vio a nadie, eso le estremeció.

>> ¿Qué ha pasado? << le dolía la cabeza >> ¿Me he golpeado? ¡Kacchan! << intentó levantarse pero sentía su cuerpo pesado. >> ¿Dónde está Kacchan? ¿No llegué a tiempo?<< sus ojos se empezaron a inundar con lágrimas ante esa posibilidad >> No, no puede ser, recuerdo que... no se activó el OFA pero pude llegar a él... ¿no? <<.

Por la mente de Izuku volvieron a pasar imagénes que creía tener olvidadas de Bakugo. Tumbado en el suelo, con sangre saliendo de su boca, inherte. La sensación de haberlo perdido de nuevo le inundaba de culpa. Si no le hubiera dicho eso, si no lo hubiera apartado, si tan solo le hubiera escuchado. ¿Por qué no pudo escucharle? La realidad era que Izuku quiso tener el control sobre él por una vez, sabía que Bakugo no iba a cambiar. Pero al leer ese diario, al ver la evolución del cenizo... comprendió que su cambio fue real, y cambió por él. Seguramente, pensaba, no estaba aún preparado para mostrarse así en el día a día.

>> Soy un necio... lo quise presionar y lo he... << no pudo contener más el llanto, las lágrimas recorrían sus mejillas >> Si tan solo le pudiera decir una vez más cuanto le amo... ¿fue solo un sueño? Lo vi tan claro al final... pero supongo que fue un sueño... no pude salvarlo... << Izuku oyó abrirse la puerta, entrando por ella un cuerpo rosado que cargaba unos dulces.

- ¡Izuku! -sonrió de forma muy triste- ¡Ya estás despierto! ¡Qué alegría! -notó los ojos vidriosos de la chica >> Noto su tristeza detrás de esa sonrisa... << pensó Izuku.

- Mina... ¿Ka... -no quería preguntar- Kacchan...? -los ojos de la pelirosa colmaron sus lágrimas mientras miraban al pecoso. Éste entendió el llanto de la chica y se llevó las manos a la boca, sentía náuseas. No podía creerlo.

El estómago del pecoso se revolvía dentro de sí, su corazón latía tan deprisa que parecía que se le iba a salir del cuerpo, ardía en el dolor de saber que había perdido a Bakugo. Mina se avalanzó sobre él y lo abrazó, un abrazo que, para sorpresa de Izuku, se sentía muy cálido y lleno de gratitud.

- ¡Gracias! -dijo ella entre llantos. Izuku no entendía, y, como aquél día tras la guerra, la puerta de la habitación del pecoso se abrió de golpe. Un torso vendado se dejó ver en la puerta, pelo cenizo alborotado y una mueca de dolor en su cara. Los ojos rubíes se cruzaron con los esmeralda, llenándose ambos de un brillo especial, conectando los corazones de los chicos.

- D... -bajó la mirada, para él, aún que le hubiera salvado, el dolor del rechazo y del daño causado eran muy presentes- ¿Estás...?

No pudo terminar la frase, Izuku ya había soltado el abrazo de Mina y pese al dolor que sentía su cuerpo saltó de la cama para dirigirse hacia la puerta donde se encontraba el cenizo. Levantó su mano pese al dolor y le abofeteó. Se quedaron todos en silencio.

- ¡¿Cómo has sido tan imbécil Kacchan?! -el corazón del cenizo dió un brinco al oir ese nombre.

>> Me ha llamado... << no pudo evitar que las lágrimas se abrieran paso hacia las mejillas. Izuku se avalanzó sobre el pecho vendado de Bakugo, dando golpes con sus puños mientras lloraba sobre él. No eran golpes fuertes, sutiles muestras de su dolor y enfado.

- Cómo pudiste, ¿eh? -lloraba desconsolado. Bakugo no era capaz de reaccionar, sentía que debía abrazarle pero a su vez seguía pensando que no merecía el perdón del peliverde- ¿Ibas a rendirte sin luchar? ¡Este no eres tu Kacchan! -Bakugo quería decirle que lo sentía pero le flaqueaban las fuerzas- Creí que te había perdido Kacchan... Lo siento... -los golpes de Izuku se vieron interrumpidos por las manos del cenizo, quién lo agarró y lo miró.

Tras la guerra [BKDK] 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora