Capitulo 8 ✞︎Dᴇᴛᴇɴᴍᴇ✞︎

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༒︎

Elia.


¿Quién se cree este hombre? Se tomó el atrevimiento de voltearme a la fuerza frente a él, lo miró con los ojos entrecerrados y con seriedad.

- Está vez no escapas de mi duraznito - lo miró incrédula por como me llamaba.

- No me llames así animal para eso está mí nombre - digo entre dientes con mis manos sobre las suyas que me envuelve la cintura y está posada en mi abdomen trato de sacar sus manos pero me aprieta más a su pecho estrujando mis tetas sobre la tela cosa que no llevo sostén.

- No sabes cuanto llevo esperando este momento - hace caso omiso ante mis palabras, me susurra sobre mis labios casi al tanto de sentirme torturada, no puede estar pasandome esto - No se que me hiciste que me tienes como un loco.

- No me culpes de tu estado mental - susurre al igual que él esbozó una sonrisa que me gusta, pasa su lengua por su labio inferior y después morderlo, cierro los ojos tratando de soportarlo - No te estabas divirtiendo con la foto instantánea.

Él frunce el ceño y me ve divertido aún con esa sonrisa vacilante. Pero no me suelta ni un centímetro.

- No se que me hablas.

- Hablo de las putas que estaban encima de ti.

Me maldigo mentalmente una y otra vez.

- Uhhhh, estas ce...

- No me interesan tus explicaciones - lo corte antes de que termine porque no puedo aceptar lo que dije, es una estupidez y yo no puedo sentir eso - Ahora suéltame. Me estaba divirtiendo hasta que apareciste a arruinar mi noche.

- De este lugar no te vas si no es conmigo - siseo serio y me rio a carcajadas, casi creo que me podría mandar.

- Me iré pero no contigo, idiota.

- Eso ya lo veremos, mi vida- dice en español lo último, su voz ronca y sería retumban en mi cabeza.

En un abrir y cerrar de ojos, me alza como un costal de papa. Me siento una inútil, golpeó su espalda con mis manos, suelto un grito enojada. Mis manos buscan la navaja en mis muslos que estaba con la cinta pero ya no.

- ¿Buscas esto?- me muestra la navaja fina, en un amago intentó arrebatarle de sus manos pero no lo logró - Tranquila no te haré daño.

- Cuando me bajes, te arrepentirás hijo de puta - lo golpeé cuando dije lo último, resopló con rabia, quiero gritar y golpearlo.

- Un insulto más a la lista - dice riendo, no le veo divertido la situación, de mala gana apenas echo un vistazo alrededor, una habitación pequeña y no de mi gusto, esta es cuando se les ocurre venir a follar a los clientes - ¿Cuál es la siguiente?

Me ve intrigado y una pizca de diversión, le sonrió de lado para luego hablar.

Slavik.

- Pendejo mal parido - dice entre dientes, se pinta una sonrisa en mis labios camino a ella pero retrocede formándose para pelear, de un golpe me aparta y ella aprovecha a ponerse del otro lado, bufe y la mire fijo - ¿Quien te crees que eres para tocarme?

- Seré directo preciosa - comienzo a quitarme el saco de mi traje remangado la camisa hasta los codos dejando a la vista mis tatuajes en mis brazos, cosa que ella ve enseguida - Puede suene sucio, asqueroso o como quieras llamarlo. Pero desde la noche que nos conocimos, me pones duro con solo mirarte y...

- Eso sienten todos los hombres, animal...

- Yo no soy todos esos hombres - repetí con asco, ninguno de esos están a mi altura- Y también tengo un nombre preciosa.

- ¿A si? Disculpa no sé quién eres - se hace que piensa para después elevar ambos hombros sin importancia.

- Slavik Malishev, como dije antes, quiero acostarme contigo y luego te dejaré en paz.

- ¿Qué?

- No es lo que quise decir solo...

Con rabia, sus ojos están rojos y brillantes, viene corriendo a mi con rapidez, me lanza una bofetada. Carajo jamás sentí un golpe más fuerte que esté, de una pequeña mujer. Siento mi mandíbula como si hubiera salido de su lugar.

- ¡No soy ninguna puta! Pendejo.

Ese acento ya me puso duro. Elia es latina, no trata de esconderlo y mucho menos el cuerpo de diosa que se carga.

- ¡Cállate! - grite igual que ella, exasperado, con mi mano izquierda la tomó del cuello arrastrándola hasta pegarla a la pared, sin medir mi fuerza- Deja de decir eso.

- ¿O que? - dice seca de mi rostro, la veo a sus ojos hermosos - ¿Que vas a hacer, eh?

- No me provoque que tengo muchas ideas que hacer contigo y esa boquita provocadora - susurro sobre sus labios y mi mano libre recorre su cuerpo, llegó hasta sobre su tetas que solo cubre está fina tela, la palma de mi manos se plantan en ella lo amaso consciente de lo que hago, Elia suelta un suave jadeo en instantes mi pene esta mas duro que antes - Pídemelo...pideme que no te toque - mi voz ronca mas que antes, roso mis labios con lo de ella que entre abre el suyo con la respiración agitada, no escucho nada y mis manos se manejan solas, la alzó y la hago envolver sus piernas en mi cintura, mis dedos desciende dentro de su vestido, sus muslos, acariciando su piel su cintura - Pideme y lo haré - ella tiene sus ojos cerrados y sus diente mordiendo su labio inferior, llevo mi dedo pulgar a sus labios para que los suelte y hable, abre sus ojos brillantes y sus mejillas rojo carmesí, se ve tierna y hermosa, veo sus labios, no puedo contenerme y junto sus labios con los míos, jadea sobre mis labios, su voz y sus malditos labios me encantan, deliciosa, la agarro de nuca, besandola con ferocidad y hambre, por último muerdo su labio inferior antes de apartarme, me lo impide ahora ella mordiéndome pero no para hacerme sangrar como yo a ella.

- Suéltame - susurró sobre mis labios, suena como una súplica - ¡Ya suéltame!

La libero de mi agarre pero sin apartarme tan lejos de ella.

- No debí decirte eso - dije bajo, clavando mi vista en ella que resopla mordiendo su labio nerviosa y pasa sus manos por su cabello negro ondulado.

¿Por qué carajos la dejé sin más?

- ¿Acaso no eres un hombre de palabra? - me reclama por mi comentario, su voz nerviosa y riendo me acerco de nuevo a ella, retrocede hasta la pared mientras extiende su brazo impidiendo a acercarme más que hace contacto con mi pecho un tanto descubierto.

- Claro que lo soy - sus dedos hacen contacto con mi piel, se siente muy caliente, quiero sentir esos dedos en otras partes de mi cuerpo y eso no me gusta mucho nuestros ojos hacen contactos mientras sonrió antes el temblor de su cuerpo - Así como también te diré algo, duraznito, el que alguien más se atreva a tocarte siquiera un pelo, se muere.

- No eres nadie para impedir que otro hombre me toque, animal - levanta el mentón con la arrogancia que conozco.

- Eso ya lo sabes - la agarró de nuevo de la cintura pegándola a mi pecho y nuestros labios bastantes cercas por un instante me pierdo en ellos hasta que la vuelvo a ver a los ojos- Ya te marque como mia, duraznito, me encargare de hacerlo saber a todo el maldito mundo.

- No te atrevas, Slavik - sus ojos dorados destellan rabia y deseo aunque ella lo quiera negar - No lo hagas.

- Que suerte la mía - roso nuestros labios ella los tiene entreabierto y sus ojos desesperados - Y qué maldición la tuya al encontrarte conmigo, preciosa - como mierda me aguanto de no follarla en este instante, simplementes es porque ella es diferente a las demás algo intrigante, altanera y rebelde aparte de ser una mujer hermosa y sexy que me detiene de hacerlo - Nos vemos pronto printsessa - dije en ruso y me despedí con un beso suave, algo muy raro en mi. Un minuto después me alejo, ella está en silencio mirándome de reojo, no está ni una pizca de la mujer rebelde de hace minutos allá afuera rio en mis adentros - Maldita provocadora

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 [EN CORRECCIONES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora