Capitulo 46 ✞︎Dᴜʟᴄᴇ✞︎

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༒︎

𝐄𝐋𝐈𝐀

En la mañana

Acaricio su cabello sedoso; mientras duerme me encargo de verlo. Porque no me entró sueño, pasé mis uñas por su brazo musculoso, detallando cada dibujo sobre su piel. Tiene algunas palabras en latín, números romanos y dibujos extravagantes con líneas que no sé que significan. Lo que más me gusta es el tatuaje de rosa que tiene en su muñeca izquierda, que está hecha de tinta de colores que se aferra a mí, con miedo de que me escape, y su cara hundida en mi cuello con la otra, pegándome a él con fuerza, impidiendo cualquier movimiento que pueda despertarlo.

Paso las yemas de mis dedos sobre su rostro hermoso, delibujando su mandíbula remarcada. Se ve tan tranquilo durmiendo; es la segunda vez que puedo dormir sin soñar nada y que ninguna pesadilla interrumpa mi sueño porque si de ser así me hubiera escondido de él para que no me vuelva a ver en esa situación.

—Buenos días, prekrasnyy —me sobresalto, sorprendida por el río, haciéndome escuchar su voz ronca, erizandome todo mi cuerpo.

—No quería despertarte —murmuré apenada; pasé mis dedos por su cabello desordenado, pero eso solo lo hace ver más hermoso.

—Sol, llevo tiempo despierto —abro la boca sorprendida; él besa mi mejilla y después mis labios con su sonrisa ganadora. — No desperdiciaría tus adorables caricias.

—Yo no soy adorable —contradigo—, además parecías estar durmiendo muy cómodo.

Se sube encima mío, metiéndose entre mis piernas, besándome el cuello y haciéndome cosquillas.

—Mi amor —su voz ronca hace acalorarme, besa mi frente y sonrie con esa sonrisa peligrosa, provocando que me ría a carcajadas, adivinando lo que está pasando por su cabeza—, te toca montar a tu hombre.

—Estás loco —puse mis manos sobre su musculoso pecho—. ¿Anoche no fue suficiente? ¿O me quieres dejar inválida?

—Eso no es suficiente para mí —me agarra de la cintura y como si fuera una hoja liviana me hace quedar a horcajadas sobre él. Sus manos se apoderan de mi tracero, estrujándolo y dándome una nalgada. —Y tú también querrás esto: cada día, cada hora, cada segundo me querrás dentro y fuera de mi apretado coño —posa la palma de su mano sobre mi feminidad, el calor se coló en mi cuerpo, suelto un jadeo cuando pasea su dedo sobre mi punto de placer—. Te ves muy deliciosa, preciosa, báilame encima, hermosa.

—Te tocará cargarme todo el día —río sin poder negarme; él se encarga de mover mi cadera encima del bulto que se formó entre mis piernas, que se eleva—. Maldición.

—Te ves hermosa así —me devora con hambre—, montandome, haciendo realidad mi fantasía.

— ¿Fantaseabas conmigo, ruso? — Muerdo mis labios, soltando jadeos. Él eleva mis caderas en segundos. Lo siento por completo. Mi respiración se contrae. Slavik suelta un gruñido. —Slavík.

—Desde que nuestros ojos se encontraron, printsessa —me muevo en círculo sobre él despacio, adaptándome a su tamaño enorme, sientiendolo por completo, carajo... No pensé que sentiría tan delicioso. —Tengo millones de fantasías que estoy... dispuesto a cumplir —gime en mi oído, acaparando con su boca mis senos, muerde mi pensón y estira, provocando que suelte un gruñido doloroso de mi garganta que me excita más.

—Cuéntamelas —junto nuestra frente y me sonríe mostrando sus hoyuelos, sus ojos grises oscuros me comen— Ahh.

—Así —deja besos húmedos desde el inicio de mis senos que decienden a mi cuello, muerde y lame—, montandome, correrte conmigo adentro, venerándote de todas las formas...

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 [EN CORRECCIONES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora