"Y ahora mi vida ha cambiado de muchas maneras.
Mi independencia parece desvanecerse en la bruma.
Pero de vez en cuando me siento tan insegura.
Sé que te necesito como nunca antes".
¡Ayuda! – Tina Turner
Penélope pasó toda la noche despierta, repasando mentalmente todos los momentos que había pasado en compañía del Duque a lo largo de los últimos años, intentando descubrir en qué momento se había sellado su destino con aquel horrible hombre. Después de su conversación, pues, se hizo aún más evidente que a Penélope le resultaría imposible gestionar este asunto sola, y más aún antes de la llegada de Colin. "¿Por qué no me escapé con Colin el invierno pasado de todos modos?" Y el mero pensamiento le revolvió el estómago, obligándola a levantarse rápidamente para expulsar lo que fuera. "No puedo soportarlo más..."
Al oír el sonido de la puerta al abrirse y cerrarse, suspiró aliviada mientras se agarraba al marco de la puerta. —Beckett, dime que trajiste ese té—, preguntó Penélope, un poco angustiada. —Me desperté con náuseas otra vez.
—Entonces es verdad —pronunció Portia en un tono tan singular que captó la atención de Penélope y la llevó de vuelta a su dormitorio—. ¿Pasó algo en Aubrey Hall que deba saber?
"Aubrey... ah, no. ¿Cómo lo sabía?" —¿De qué estás hablando, mamá? No lo entiendo —respondió, sintiéndose nerviosa y mareada.
—No has comido bien durante días y cuando lo haces, te sientes mal —observó Portia mientras se acercaba lentamente a ella. "Son solo nervios y ansiedad, ¿no?", pensó Penélope inocentemente. Pero en un tono tranquilo, puntualizando palabra por palabra, su madre continuó —Dolor de cabeza. Mareos. Desmayos. Náuseas, ¿no es así? — Su madre arqueó las cejas ya a dos pasos de distancia y Penélope lo entendió. Había leído esto antes y juntar todos los síntomas lo hizo más fácil... "¡Estoy embarazada!" —Galleta de mantequilla. Pescado... "¡Oh! ¡Otra vez no!" —¡Basta! ¡Por el amor de Dios! —le suplicó desesperadamente, con las manos sobre el estómago.
—Oh, ¿Cómo pudiste ser tan estúpida, Penélope? —cuestionó Portia agresivamente mientras la tomaba por los hombros, fijando su mirada en la de ella—. ¿Cuántas semanas? ¿Quién es el padre?
—Siete semanas y... —Penélope bajó la mirada y se alejó de su madre soltándole las manos, y se dirigió a la cama, donde se sentó y continuó con tono resignado— No creo que sea necesario decir quién es el padre.
—El chico Bridgerton, por supuesto —dijo Portia con desdén—. Querida, a él no le importas.
—Él me ama —le espetó a su madre con energía y se acercó a ella llena de esperanzas. "Una consecuencia muy bienvenida"—. Por eso no puedo casarme con el duque. Ya estoy comprometida con Colin, ya me he entregado a él. Sé que no estuvo bien, mamá. Pero yo también lo amo. Y él ya tiene todo planeado para mi debut este año.
Portia se rió. Su madre se rió. —Niña tonta—, dijo y siguió riendo.
Varios pensamientos cruzaron por la mente de Penélope en ese momento, sin embargo, el más doloroso de ellos fue la tristeza al darse cuenta de que, a pesar de que era consciente de las libertades que se habían tomado ella y Colin, su madre no creía que existiera un verdadero sentimiento entre ellos. Y encima, era humillante presenciar a su propia madre riéndose de ella, como si fuera el chiste más grande de todo Londres.
Aunque sus ojos estaban llenos de lágrimas, Portia dejó de reír y la miró con enojo. —Oh, Dios, y yo que pensaba que eras mi hija inteligente. No puedo creer que te hayas tragado esta historia. ¿Qué te prometió? ¿Matrimonio? Penélope asintió lentamente. —Quizás el Duque tenga razón, creo que esas pilas de libros solo te hicieron daño. Métete una cosa en la cabeza, cariño. No importa, Penélope, lo que ese chico te haya dicho. No importan las promesas que te haya hecho. No las cumplirá. Colin Bridgerton es solo un jovencito que busca una aventura y ha terminado encontrando un hogar bajo tus faldas.
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Nadie dijo que sería fácil ✔️
FanfictionPenélope y Colin se conocen desde siempre. Ella siempre supo que él la protegería, mientras que él siempre supo que ella sería su esposa y la madre de sus hijos, incluso antes de saber lo que significaba todo eso. Crecieron y la relación evolucionó...