CAPITULO 12

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"¿Por qué no puedo abrazarte en la calle? ¿Por qué no puedo besarte en la pista de baile?
Desearía que pudiera ser así ¿Por qué no puede ser así? Porque soy tuyo ¿Por qué no puedo decir que estoy enamorado?
Quiero gritarlo a los cuatro vientos
Desearía que pudiera ser así ¿Por qué no puede ser así? Porque soy tuyo"
Secret Love Song: Part II - Little Mix

Penélope suspiró profundamente cuando el carruaje se detuvo en la entrada del primer baile de la temporada organizado por Lady Danbury. El día había sido intenso y no tenía idea de cómo terminaría, pero si tenía la opción, sería dentro de otro carruaje de camino a lo que la mantuviera alejada del Duque y preferiblemente con Colin a su lado. Pero si voy sola, las posibilidades de que su familia resulte lastimada serán menores y...

Archibald se aclaró la garganta y sacó a Penélope de su pensamiento. —¿Estás bien, hija? —preguntó con cierta dulzura, notando las ojeras y la mirada cansada en sus ojos.

Miró a su padre por un segundo, arqueando las cejas, extrañada por su repentina preocupación. Estaban solo ellos dos dentro de ese carruaje y había tantas preguntas rondando por su mente, listas para ser formuladas y ese momento sería perfecto, pero estaba cansada. Cansada de hablar. Cansada de llorar y estar enojada todo el tiempo. Cansada de sentirse un objeto, sin sentimientos y manipulada por la voluntad de todos, menos la suya propia. Haciéndola, por primera vez, entender los grandes discursos de su amiga.

-Te estoy hablando a ti, Penélope.

Su voz era menos suave y ella volvió a quedarse callada. Archibald se movió varias veces en su asiento, mirándola de frente, mientras ella seguía observando el movimiento fuera del carruaje.

—Excelente —dijo después de unos minutos más de silencio, esperando su respuesta—. Si así es como quieres actuar... esta noche es una noche importante para nuestra familia, Penélope. No quiero que te vayas de mi lado, y recuerda, no debes acercarte a los Bridgerton. Ni siquiera a Lady Bridgerton.

Penélope no pudo evitar la risa amarga ni las lágrimas que rápidamente se acumularon en sus ojos.

—Todo va a estar bien. Imagina la vida que llevarás. El tipo de maridos que tendrán tus hermanas. ¿Quién no querría unirse a la familia del duque de Davenport? Piensa en este matrimonio como un pequeño precio a pagar por el bien de nuestra familia y el futuro de tus hermanas—

—¿Pequeño precio? ¿Para quién? —preguntó Penélope, sin rastro alguno de emoción en su voz—. Es fácil para ti decirlo, ¿no? No eres tú la que se verá obligada a casarse con un hombre que es tan viejo como tu propio padre.

—Exijo respeto, Penélope. No te...

—¿Y qué vas a hacer? —gritó ella, interrumpiéndolo e inclinándose hacia él—. ¿Vas a pegarme? ¿Me vas ahorcar como hizo el Duque con mamá?

Archibald la miró con los ojos muy abiertos y, aunque no respondió, de repente las cosas quedaron mucho más claras para ella.

—No te importa ella —concluyó, tomando tanta distancia como le permitía el interior del carruaje—. Igual que no te importo yo.

—Fue su error. Si no se hubiera metido donde no debía, nada de esto habría sucedido—respondió encogiéndose de hombros.

Su tono era tan distante y frío que hizo que la sangre de Penélope hirviera de rabia. —Casi la mata porque ella estaba tratando de protegerme

—No exageres, Penélope.

—¿REACCIONANDO EXAGERADAMENTE? ¿Yo? —gritó—. ¿Has mirado hoy el cuello de tu mujer? Porque yo vi las marcas moradas y cualquiera que lo viera diría lo mismo.— Penélope se acercó a él y fijó su mirada en la de él, adoptando un tono más tranquilo —Mi madre fue a verlo para intentar ayudarme, papá. Para intentar enmendar tu error y fue agredida en el proceso. ¿Crees que conmigo será diferente?

Nadie dijo que sería fácil ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora