CAPITULO 27

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⚠️ Advertencia ⚠️ En el capítulo hay descripciones de agresiones físicas e intentos de violación (solo el comienzo). Si eres sensible a estos temas, el capítulo ha sido marcado para que puedas evitarlo.

"Eres un tren desbocado. Te llevaste todo lo que hice. Soy un acto en tu escenario. Pero no me desvaneceré. No tienes idea de cómo amar a nadie.Me dejas moretones como si fuera divertido. Usas cada parte de todos. Ahora terminaste y nuestras historias terminaron"
Pistola humeante - Lia Marie Johnson

Aplazar el viaje fue la decisión más difícil que Penélope tomó en su vida, sobre todo porque sabía que Colin no estaba de acuerdo. Él no dijo nada, pero tampoco tenía por qué hacerlo. Todo en él reflejaba eso. Sin embargo, ella sentía que se lo debía a su madre. Archibald no merecía tal consideración por parte de ella; su madre sí. Y sólo sería un día, unas horas. El duque estaba a tres días de distancia. Le tomaría al menos cinco días enterarse de la noticia y regresar. En cinco días, ya estarían en medio del océano camino a Grecia.

Dentro del carruaje, Penélope sintió un nudo en el estómago, una mezcla de ansiedad y angustia, mientras apretaba con fuerza la mano de Colin. El silencio se hizo aún más opresivo a medida que se acercaban a la residencia de los Featherington. Colin también mostraba una creciente inquietud, sus piernas se balanceaban ligeramente a pesar de sus intentos de mantener una actitud serena, esforzándose por no dejar que se notara su agitación.

De repente, Anthony, que hasta entonces había permanecido callado, rompió el silencio —¿Van a esperar hasta el amanecer para salir?—preguntó.

Penélope miró al vizconde con una mirada sorprendida, mientras dejaba escapar un suspiro nervioso —Primero tengo que hablar con mi madre, despedirme, averiguar qué necesitan, decirle que vas a ayudarla por el momento y, cuando empiece a oscurecer, nos iremos —respondió Penélope. Su voz era una mezcla de determinación y aprensión mientras miraba a Colin, que estaba tenso a su lado.

Anthony asintió. —Ben y yo iremos detrás de ustedes. Nos aseguraremos de que salgan de la ciudad sin problemas— dijo.

—Gracias —dijo Colin, con la voz ronca por el nudo que tenía en la garganta.

Una triste sonrisa se dibujó en los labios de Penélope, expresando silenciosa gratitud por saber exactamente la presión y el peligro que Anthony y su familia enfrentarían después de su desaparición. ¿ Cuánto tiempo pasará hasta que la gente se dé cuenta de que Colin está involucrado? Tantas dudas, aprensiones, miedos...

Cuando el carruaje llegó finalmente a su destino, la casa de los Featherington, la pareja se limitó a intercambiar breves palabras un susurrado —te quiero— y un —hasta luego— lleno de promesas, además de un rápido beso mientras Anthony descendía del carruaje. Tras un último apretón de manos, una sonrisa y una mirada llena de promesas, Penélope aceptó la mano que le ofrecía el vizconde y abandonó el carruaje. Colin, sin embargo, se quedó, siendo conducido a la parte trasera de la casa.

Violet Bridgerton se acercó a Penélope y llenó el espacio vacío con su reconfortante presencia. El fuerte abrazo transmitió su apoyo silencioso mientras las palabras no dichas resonaban entre ellas. —Querida, lo siento mucho— susurró la matriarca, sin estar muy segura de por qué se sentía apenada. Las razones eran muchas y complejas.

Penélope levantó los labios en una breve y casi imperceptible sonrisa. —Gracias, Lady Bridgerton. Todo va a salir bien, ¿no? Sigamos adelante —dijo, intentando inyectar algo de optimismo en sus palabras, aunque tenía el corazón apesadumbrado.

Nadie dijo que sería fácil ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora