"Algunas personas quieren anillos de diamantes. Algunas personas solo lo quieren todo. Pero todo no significa nada.
Si no te tengo a ti, a ti, a ti".
Si no te tengo a ti - Alicia KeysEsas últimas 24 horas habían sido un auténtico infierno en la tierra y Colin ni siquiera sabía por dónde empezar a describir todo lo que estaba sintiendo, salvo el alivio que recorrió todo su cuerpo al ver la figura de Penélope en la ventana de su casa.
Colin respiró profundamente y se bajó del caballo, encaminándose hacia la residencia de los Featherington, sin ningún plan claro en mente. Sin embargo, a cada paso que daba en esa dirección, su visión de ella se hacía más clara y nítida, y verla llorar le partía el corazón en pedazos. La angustia invadía su alma y sentía una mezcla abrumadora de tristeza y culpa. Seguramente, lo que ella estaba pasando no era ni la mitad de lo que él había estado sintiendo durante las últimas 23 horas, desde el momento en que había visto a su hermano en Oxford.
Colin sintió la mano de Benedict, firme sobre su hombro, deteniéndolo antes de que pudiera cruzar la puerta. —Ben, necesito verla —dijo con voz entrecortada.
—Escúchame, hermano. —Benedict se puso delante de él y lo sujetó por los hombros, mirándolo a los ojos—. Sus padres no son receptivos con nosotros. Presentarse a estas horas, después de viajar durante 20 horas seguidas a caballo, sin parar a comer ni ducharse, no te favorecerá. Lo mejor es que primero vayas a casa, descanses y hables con Anthony. Tal vez sea el único que pueda ayudarte.
—Ella me necesita, Ben. ¿Qué pensará si...?
Benedict resopló, interrumpiéndolo. —No seas tonto, Colin. Son solo unas horas. Y no es como si nunca hubieras entrado en su habitación antes. ¿Me equivoco?— Colin lo miró con los ojos muy abiertos y abrió la boca para responder, pero luego la volvió a cerrar. —Sólo Dios sabe cómo es que no los han atrapado todavía. Ella ya sabe que estás aquí y es inteligente, no pensará nada malo. Pero tal vez te arroje por la ventana si entras en su habitación apestando así. Yo te arrojaría —concluyó encogiéndose de hombros.
—Me alegro de que no seas tú. —Colin le guiñó un ojo a su hermano antes de volver la mirada hacia la ventana. Penélope seguía allí, observándolo, y ahora que estaba más cerca, podía ver sus mejillas húmedas y rojas con más claridad.
—Vamos, Colin. Luego podrás ir a verla.
Benedict tenía razón, por supuesto. Pero fue sólo su sutil gesto de invitación lo que lo convenció de darse la vuelta y volver a casa. Sin embargo, antes de irse, le hizo un gesto para que dejara abierta la ventana de su dormitorio, lo que le dibujó una sonrisa en el rostro y le trajo un poco más de alivio al corazón. A grandes zancadas, Colin subió las escaleras de su casa y, en cuanto entró, justo detrás de Benedict, pudo oír la voz de sus hermanos, probablemente dirigiéndose a cenar.
—¿Benedict? —gritó Anthony de fondo—. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde has estado?
—Estaba muy preocupada —añadió Violet, dejando escapar un profundo suspiro al ver a su hijo menor aparecer detrás de su hermano—. ¿Colin?
Anthony lo miró con el ceño fruncido y preguntó en un tono ligeramente irritado —¿Qué estás haciendo aquí, Colin?
—Tenemos que hablar. Yo... —se detuvo, sintiendo que se le formaba un nudo en la garganta—. Necesito ayuda.
—Entonces vayamos a mi oficina ahora —se quejó Anthony.
Violet, sin embargo, intervino con un tono apaciguador pero firme —Estoy segura de que los chicos querrán comer primero y luego retirarse a descansar. Me imagino que fue un largo viaje.
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Nadie dijo que sería fácil ✔️
Hayran KurguPenélope y Colin se conocen desde siempre. Ella siempre supo que él la protegería, mientras que él siempre supo que ella sería su esposa y la madre de sus hijos, incluso antes de saber lo que significaba todo eso. Crecieron y la relación evolucionó...